Un vuelo con buena onda
RIO DE JANEIRO (De un enviado especial).- Parece que River encontró el antídoto para la epidemia que lo alejó de la sana costumbre de ganar. Al menos, un poco de alegría no viene nada mal para que la lejanía de la cima del Apertura se haga más llevadera.
El equipo dirigido por Américo Gallego comenzó a cambiar en pequeños detalles que, al final, pueden traer sus beneficios. Restándole dramatismo al momento, el grupo busca fortalecerse para afrontar la adversidad sin resquebrajamientos internos.
El viaje en avión a esta ciudad, todavía conmovida por el cimbronazo político que provocó la izquierda en casi todos los Estados brasileños en las elecciones para intendente (prefeito) que se realizaron anteayer, fue una muestra clara de que la buena onda del grupo millonario nunca se extinguió.
Gallego, hasta no hace mucho recluido en el silencio, fue uno de los más locuaces y divertidos, desde su ubicación junto a su ayudante de campo, Héctor Pitarch, y el preparador físico, Alejandro Marcone.
El más serio de todos fue Roberto Bonano, aunque su mutismo y su rostro concentrado se explican porque le tiene fobia a los vuelos.
"¿Adónde me voy a ir?, yo voy a morir en River", dijo el Tolo a los gritos. "Podrías volver a Betis" -lo contrataron pero no dirigió por cuestiones reglamentarias-, lo cargó alguien al pasar. "Sí, y de paso me lleva a mí para no ponerme nunca", remató Gancedo sentado un par de asientos más atrás.
"Sí, sí, después llamame que te cuento todo", le espetó Trotta a un periodista para que Gallego -sonriente- lo escuchara. "Américo, mire que yo no les cuento nada a los periodistas", fue el cierre del gag de capitán del equipo.
"¿Vos sos de La Nación ?, ¿quién te contó que el otro día hablé con el plantel sólo cuatro minutos?", preguntó el DT. "Nadie, lo vi desde la puerta Maratón; ¡si estaban ahí nomás!", fue la respuesta. "¿Y quién sos, Elizondo, que estás con el cronómetro igual que él cuando la agarró Bonano contra Unión?", dijo y lanzó una carcajada.
Ortega y Coudet durmieron durante todo el viaje, Saviola, casi. Aimar se fue del tumulto. Lombardi leyó la sección política de los diarios. Berizzo se cansó de repetirles a Gancedo y a Gallego que, de ellos tres, el mejor 5 es él, aseveración que el Tolo tiró por la borda con un par de anécdotas y que el Pipa desestimó introduciéndose en la lectura del conflicto entre palestinos e israelíes. Cerca de ellos, Hernán Díaz se despertó y gritó: "Gallego, eche a los periodistas, los tenemos que aguantar todos los días en River y también acá. Viejo, déjenme dormir".
Cuando anunciaron el aterrizaje todo volvió a la normalidad; incluso, el semblante de Bonano. Una muestra de que con esfuerzo y buena onda se puede superar el mal paso.
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