Punto de vista. Uno contra todos
Como corresponde en un torneo que se llama Apertura, pero que cierra el año, ayer culminó oficialmente lo que ya había terminado mucho tiempo antes. No sé si se entiende: esta competencia corta, que supuestamente genera más posibilidades para cualquiera, hace días, ya, que había dejado en el camino a todos los participantes, menos a uno. Menos a Boca , claro.
El equipo de Macri, Bianchi, Palermo y compañía -no hay dudas de que así funcionó, con el aporte de cada uno- consiguió todo lo que se propuso, quizás más. No hace falta tener en las manos los planos de esta campaña para imaginar qué se habían impuesto como objetivo final. El tema es que consiguieron eso - el título , por supuesto-, pero, además, incorporaron como característica propia una serie de elementos que lo hicieron definitivamente distinto.
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Por ejemplo, la convicción para asumir su rol. Se puede sintetizar en dos frases: pasó del "esto es un cabaret" (definición precisa e incuestionable de Latorre) a "todavía falta para ser campeones" (cuando la diferencia que llevaban, y no sólo en puntos, era inabordable para sus rivales).
Por ejemplo, la contundencia de sus números . En una sola campaña batió todos los récords posibles: fue campeón invicto, tuvo al máximo goleador de la historia de estos torneos cortos, tiene posibilidades de sacarle más ventaja que nadie al segundo y nadie se le acerca ni ahí en el rubro recaudaciones.
Por ejemplo, la grandeza para jugar contra todo y contra todos . No sé si fue más o menos vistoso, pero está claro que en la historia quedará.
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Y el resto? ¿Qué puede decir de este mismo torneo? La verdad, no es necesario subirse a esa definición parcial, que dice que el único que sirve es el que gana y los demás no existen , para interpretar que esta vez se dio algo así.
Racing , que viajó de lujo a la angustia con pasajes abiertos, de ida y vuelta, apenas si puede disfrutar la halagadora posibilidad de ser segundo, acuciado como está por sus eternos problemas extrafutbolísticos. Con un plantel y una presencia como hace mucho años no tenía, avanzó como pudo, a la sombra de la quiebra que todavía no tiene definición.
Gimnasia vive la contradicción de ser otra vez . Otra vez peleó arriba hasta el final, otra vez se quedó en el final.
Lanús disfruta la alegría del que consigue más de lo que puede con los medios a su alcance.
Después, los problemas son... grandes . River cerró la peor campaña de su historia en torneos cortos. Independiente ni siquiera puede jactarse de un dato estadístico de ese tipo. San Lorenzo nunca supo por qué se jugaba. Vélez terminó tan vapuleado que resulta fácil anunciar el final de un ciclo histórico. Huracán se quedó hasta sin esperanza.
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No fue un gran torneo. Eso se dijo, eso se escribió, eso es cierto, eso no minimiza lo que Boca consiguió ni la forma en que lo hizo. Califica a los demás y, en general, al nivel del campeonato. Será fácil recordar este torneo por los goles agónicos de Palermo, las gambetas de Guillermo o el estilo Bianchi. También, lamentablemente, por la violencia sin solución ni culpables, el mal olor que dejaron las denuncias de Castrilli o la recurrencia del juez Perrotta como un personaje más en el fútbol argentino.
En cualquier caso, no será sencillo olvidarlo .
lanacionar