Río 2016: Lange y su mirada optimista de las contaminadas aguas de Río
Más allá de las fuertes críticas hacia la Bahía de Guanabara, el timonel elige ser positivo: “¿Cómo podemos criticar esta maravilla?”
RIO DE JANEIRO - Santiago Lange elige ser positivo: “¿Cómo podemos criticar esta maravilla?”
–Decías que nadie navegó tanto estas aguas como vos. Se habló mucho de este lugar. ¿Cuál es tu diagnóstico sobre las aguas en las que se va a correr?
–Tratando de ser alguien positivo, ¿cómo podemos criticar esta maravilla? Volvíamos cada tarde con Ceci de entrenar, ya de noche, con el sol poniéndose y unas olas gigantes, y me decía “¡qué privilegio!”. Siempre me pregunté qué habrán encontrado primero los portugueses cuando llegaron acá. Cada rincón es increíble. Playas, morros. Nosotros nos acercamos bastante a los morros porque nuestro barco navega rápido. Recorrimos todo y es maravilloso. Ahora bien, esta bahía es gigante. Viven 8 millones de personas, hay 14 ríos que desembocan, en un país como Brasil, con sus problemas, las condiciones, la realidad. Que alguien pretenda que en dos años esto se limpie a impecable… Yo no me lo creí nunca. Por eso también vinimos tanto tiempo antes, para acostumbrarnos a las bacterias que hubiere. Y quiero verle el lado positivo. Este lugar es espectacular. Como cancha de regata desde el punto de vista deportivo, es fascinante. Y geográficamente es increíble. Está sucio y con polución. ¿Se puede competir? Sí.
–¿Te vacunaste? ¿Te cuidás de alguna forma especial?
–No. Nunca me pasó nada. Bueno, me corté un poco y se me infectó. Y hay ese riesgo. No es que quiero decir que está todo bien. Hay riesgo de que mañana me corte en el barco y se me infecte más rápido que si estoy en otro lugar.
–Y tienen esta vez la ventaja de que no están lejos, como en Savannah, como en Qingdao. Estás en la ciudad, que eso a la vela no le pasa nunca.
–Exacto. Eso es un privilegio. Vos podés venir a los Juegos y ver nuestra regata desde acá, en la playa. Te podés subir al Pan de Azúcar y ver todas las regatas con largavistas. Y gracias a la vela, se debatió tanto sobre la bahía, y como creo que la solución de los problemas ecológicos es algo cultural, quizá fue la chispa para que dentro de 15 años la bahía de Guanabara se limpie. Soy respetuoso de los brasileños, que puedan tener otras prioridades. Seguridad, corrupción, educación. Si tengo la plata, quizá limpio la bahía en otro momento.
Carranza, la tripulante que es devota del timonel
RIO DE JANEIRO (De nuestros enviados especiales).– Santiago Lange no compite solo en la Clase Nacra 17. Y su tripulante es mujer, una experiencia novedosa para ambos. La rosarina Cecilia Carranza Saroli, campeona panamericana en Láser Radial en 2011, a los 29 años, disfruta de un momento especial. Siente respeto por su timonel y bordea la emoción cuando habla de él. Tiene que ver con ilusiones y sacrificios. Y agradecimiento eterno. “El cambio de categoría fue difícil. Venía de una embarcación diferente y competía sola. Pasaba a un barco más rápido, con tres velas en vez de una, con dos cascos en lugar de uno. Tenía que aprender a trabajar en equipo. El timonel que tengo, al que considero el mejor de la flota, me demanda ser la mejor tripulante. El equipo me preparó para eso. ¿La convivencia? Tuvimos que adaptarnos los dos. Fuimos puliendo ese trabajo en el barco para poder comunicarnos bien y trabajar en armonía”, cuenta Cecilia, a horas del debut en Río, mañana.
El tema del peso de los competidores es vital. La embarcación debe andar en los 135/136 kg. Para complementarse con los 73kg de Lange, Carranza Saroli tiene que llegar a 63kg. “Santi es alto y flaco, pero pesado. Tengo que estar lo más liviana posible, pero a la vez soy la que hace el trabajo físico en el barco. Es difícil mantenerme en eso peso estando bien fuerte, musculosa. Mi peso más natural es 65kg. Pero no es imposible. Pasamos por todas las dietas para ver qué era lo mejor para mi”.
Se viene el momento esperado tras seis meses de preparación en Guanabara. “Estamos tranquilos. Hicimos todo lo posible, y más, para alcanzar nuestro mejor nivel. Soy una buena discípula, me entrego mucho. Santi creyó que era el mejor plan y todo el equipo se encolumnó detrás del objetivo”. ¿Y los sueños? “Una medalla, claro. Pero este proyecto me dejó preparada para cualquier cosa a futuro. Fue un antes y un después de mi carrera en lo deportivo, profesional y personal. Antes lo admiraba y respetaba mucho a Santiago. Ahora más. Me transmite esa pasión por la cual vos te querés levantar cada día”.
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