La aprobación del presupuesto para 1999. Aconsejan que el Estado encare otra reforma
Reordenar la estructura administrativa es la llave para reducir el gasto público, dicen los economistas
El presupuesto para 1999, aprobado en la Cámara de Diputados el jueves tras 12 horas de sesión, plantea para el próximo año un escenario que para los economistas privados es demasiado optimista y un tanto peligroso.
El Gobierno prevé un crecimiento del 4,8% del producto bruto interno, y un incremento de la recaudación del 8 por ciento. A la hora de opinar por dónde debería pasar la tijera para que las proyecciones oficiales no se alejen tanto de las propias -en el caso de que el Gobierno decidiera retirar el proyecto y replantearlo-, los académicos apuntan a la "segunda reforma del Estado", porque creen que sólo un inteligente reordenamiento de la estructura administrativa posibilitaría una real reducción del gasto público.
"Para ajustar el déficit, lo que van a tener que hacer es congelar el gasto público a lo realizado este año. Pero no a lo presupuestado, sino a lo efectivamente gastado", dijo Aldo Abram, titular del Estudio Proeco.
"El recorte que debe hacer el Gobierno es una verdadera reforma del Estado, eliminando funciones que no sirven", agregó. Cree que esta medida no haría crecer el desempleo porque "estaríamos dando una gran señal que atraería más inversiones. Pero ocurre que hay muchos empleados públicos amigos de los políticos".
Coincidió con esta visión Juan José Llach, economista de la Fundación Mediterránea: "Lo que falta es la segunda reforma del Estado, que sólo se ha hecho en un 5 por ciento. En muchos sectores hace falta una reingeniería para bajar el gasto público. Hay margen para hacerlo".
El Gobierno ya ha recurrido a maniobras contables para que el déficit de 1998 no se aleje demasiado de las metas pactadas con el Fondo Monetario Internacional. Esto plantea un gran interrogante para 1999.
Manuel Solanet, titular de la consultora Inversiones, Fusiones y Participaciones (Infupa) cree que "la recaudación prevista en el presupuesto es demasiado optimista a la vista de las nuevas expectativas del crecimiento de la economía".
Al evaluar las presiones para elevar el gasto público que llegan desde el Congreso, Solanet dijo que "parece que los legisladores vivieran en otro país. Estamos en una situación de corte electoralista".
Ricardo López Murphy, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, fue un paso más allá. "El presupuesto tiene entre 1500 y 2000 millones de ingresos fiscales exagerados, si eso no se corrige puede haber pérdida de confianza de los mercados, lo cual tendría un efecto recesivo brutal", expresó la semana última.
Esto no es compartido por Llach. "No es como para que los mercados se asusten, es un error técnico, quizá por presiones políticas. Deberían haber sido más cautelosos; si después se recauda más, bienvenido", manifestó.
"Los números de noviembre son mejores porque se están demorando las devoluciones del impuesto al valor agregado a las exportaciones, pero hay un verdadero problema con la recaudación. Lo prioritario es reducir el riesgo país en 1999 para que bajen las tasas de interés, y para eso la solvencia fiscal es prioritaria", comentó el ex asesor de Domingo Cavallo.
También opina que es un error que el Gobierno no muestre con números en el presupuesto que reducirá los aportes patronales, porque "esa medida es necesaria para mejorar la competitividad del país".
Roberto Lavagna, titular del estudio Ecolatina, considera que es indispensable que el Gobierno "retire ese presupuesto y lo replantee, porque se están adelantando para este año ingresos de 1999. Las metas de crecimiento y de recaudación son incumplibles".
Asegura que, para poder hacer que las proyecciones de recaudación sean más "coherentes", el Gobierno debería insistir con la aplicación de los impuestos internos que fueron derogados en 1995:"Con esos tributos se recaudarían $ 700 millones más. Cavallo los eliminó y nadie sabe por qué. Hasta ese momento no habían traído ningún efecto negativo en ningún sector. Creo que el ministro Roque Fernández estaba en lo correcto cuando quiso insistir con esos impuestos".
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