Alto desempleo entre universitarios
La tasa se triplicó desde 1990; entre quienes tienen estudio secundario completo el índice -del 25,7%- superaría el promedio
Tras una recesión tan prolongada como la que sufre la Argentina no es extraño que, por más elevado que sea el nivel educativo logrado, nada garantice el acceso a un buen empleo, sin desestimar por ello la importancia de la capacitación y, sobre todo hoy en día, de la especialización.
Si bien es cierto que los índices de desocupación reflejan un mayor dramatismo en los sectores con menor instrucción, los últimos datos estadísticos también muestran que el desempleo tuvo un ritmo de crecimiento más alto en los segmentos de la población con mayor tiempo dentro del sistema educativo.
Según un estudio de la consultora Equis, con proyecciones propias sobre la base de datos del Indec, la tasa de desocupación tuvo un incremento del 367,3% entre 1990 y 2002, en el segmento de la población integrado por quienes tienen el secundario completo y quienes iniciaron estudios terciarios y universitarios que no pudieron completar.
Para el caso del área metropolitana (Capital Federal y conurbano), el índice saltó así del 5,5% al 25,7 por ciento, superando en este último caso al desempleo promedio de toda la población económicamente activa, estimado en un 25,1% por relevamientos recientes de Equis.
Ya en el análisis de los datos correspondientes a la medición del Indec de octubre de 2001 se había notado esa tendencia. La falta de trabajo afectaba entonces al 19,7% de la población con secundario completo, mientras que la tasa promedio había sido del 19,2%. Once años atrás, la dimensión del problema laboral en ese segmento poblacional se distanciaba en mayor medida de lo que ocurría en el nivel general; en ese entonces, las tasas eran del 5,5% y del 7%, respectivamente. Entre quienes tienen títulos terciarios o universitarios, en tanto, el avance de la desocupación fue del 300% en los doce años que comprenden el período bajo análisis.
Ese ritmo de evolución del problema supera al registrado en la población con estudios primarios incompletos (262,5%) y en el segmento con primario completo (245,2 por ciento).
En el caso de los universitarios, el avance fue de una tasa de desempleo del 2,3% a una del 9,2%. Según datos del Indec, solamente entre octubre de 2000 y octubre de 2001, el número de graduados sin empleo había pasado de 40.000 a 61.000 personas, registrándose un aumento del 52 por ciento.
La situación actual no permite advertir que esa perspectiva de exclusión para un número cada vez mayor de universitarios se vaya suavizando.
Por el contrario, con la desinversión de empresas en áreas tecnológicas y el achique que está llegando al sector bancario, se estima que el problema será mayor.
De hecho, las últimas encuestas realizadas en las empresas del sector formal ya muestran cómo se reducen los planteles en los sectores del servicio que impulsaron el crecimiento en los años 90.
Generalización
Los datos son un reflejo, por otra parte, del grado de generalización que tuvo la caída de la actividad en los últimos años.
Según Artemio López, titular de Equis, "no se debe pretender negar la obvia ventaja comparativa de tener un buen nivel educativo como atributo para lograr un puesto de empleo, pero los datos indican que se acota la eficacia del grado de instrucción como indicador central para explicar las características y la persistencia del desempleo".
En tal sentido, el consultor agregó que recurrentemente se apela a la supuesta ausencia de estándares de conocimientos requeridos entre quienes buscan trabajo, para explicar en parte el problema de la desocupación, mientras que los datos ahora demuestran que quienes están mejor preparados, no por ello quedan al margen de las huellas que la recesión va dejando en cada persona.