Escucha y trabajo en equipo: dos herramientas que impulsan el talento
La voluntad puede convertirse en motor de la innovación, por eso hay que incentivarla
"¿Qué es más importante, la voluntad o el talento?" Esa fue la pregunta que hizo Álvaro Rolón, cofundador de Neêlus, Innovación Aplicada, firma que asesora a organizaciones para la creación de estrategias y culturas innovadoras. De pie y con los ojos cerrados, los participantes del evento coincidieron en señalar la voluntad como motor de talento.
Rolón destacó que la inteligencia humana se compone de tres grandes elementos: el pensar, el sentir y la voluntad. En otras palabras, la mente, el corazón y las piernas. "Es importante reconocer la vulnerabilidad, preguntarme quién soy, para qué estoy y qué tengo que transformar en mí", sostuvo.
El especialista mostró una ecuación para la innovación, que indicaba que la innovación es igual a una función de "E". Tras preguntar al público qué palabra representaba dicha letra, detalló que se trataba de la escucha, a la que calificó como herramienta fundamental para iniciar el viaje a la innovación. "Lo que frena la innovación de un chico es la ausencia de escucha de los padres, lo que frena a una comunidad es la ausencia de escucha de sí misma", explicó, y aclaró que para poder escucharnos es importante generar un espacio para hacerlo y "colapsarnos". "Es colapsar egos, es entender si te importa más el vos que el nosotros", definió, y agregó: "Es un viaje más del nosotros que del yo, del cómo yo me tengo que transformar, cómo me colapso... pero muchas veces no estamos dispuestos a soltar lo viejo", explicó.
En este camino, destacó otra "E" como el gran enemigo: el ego. "En la medida en que la sociedad funcione como pirámide y llegue solo uno, será difícil colapsarnos. Tenemos que ir hacia la horizontalidad", aclaró, e invitó al auditorio a dejar de ocupar los lugares que los otros quieren que ocupemos. "La innovación depende de la historia que estamos construyendo", sostuvo.
A modo de ejemplo, explicó que fue al colegio de su hijo para hablar con su maestro para pedirle un consejo, porque con su mujer no estaban pudiendo encontrar la llave para que su hijo pueda encontrarse a él mismo. "Hablé con el maestro y me repreguntó: ?¿Qué estás dispuesto a transformar vos antes?' Me paralizó y me fui angustiado", reconoció, y con esta anécdota llamó a los presentes a que se den cuenta de que el cambio no sucede solo con aplicar fórmulas. "Si no cambiamos desde adentro, el sistema no puede cambiar", sostuvo.
También contó que sus hijos le preguntaron de qué trabajaba y qué hacía cuando ellos estaban en el colegio. "Son preguntas que llevan implícitas otras como: ¿cómo estás ayudando al mundo; ¿quién sos?; ¿por qué te levantaste esta mañana? Son baldazos llenos de hielo que te obligan a colapsarte", dijo. Por eso, propuso una nueva fórmula para que cada uno pueda analizar y conocer qué historia está construyendo. En un cuadrante, ubicó los cuatro tipos de historias: las que incluyen administrar y controlar; transformar y crear; soñar e idealizar; sentido de propósito; rigor y eficiencia. Aseguró que la sociedad debe reaprender su sentido y saber si optará por la seguridad y el miedo o la creatividad y el coraje. "Coraje es echar el corazón hacia adelante. Cualquiera puede ser innovador y eso no depende de la inteligencia, la voluntad es la variable correlativa de la creatividad", concluyó.
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