Andy Freire: "Ni la izquierda ni la derecha, nadie está en contra de emprender"
Este emprendedor a tiempo completo recibió a LA NACION en su oficina de Quasar Ventures, compañía que co-fundó junto a su socio y amigo, Santiago Bilinkis; habló sobre su quinto libro, Argentina Emprendedora, el rol del Estado para incentivar la innovación y el futuro del emprendedurismo en la Argentina
Cuando hablamos de "emprendedor", Andy Freire es el ejemplo por excelencia. "Hacé algo que haga a tu corazón cantar", es su leitmotiv. Eso responde cada vez que se le consulta qué tiene que tener un emprendimiento para ser exitoso. Es que con tan solo 24 años, un título universitario y tras un viaje a Estados Unidos junto con su amigo de la Universidad de San Andrés, Santiago Bilinkis, co-fundó su primera compañía, Officenet, una empresa dedicada a la venta de artículos de oficina por Internet, que en 2004 fue vendida por una gran suma desconocida a Staples, una firma estadounidense.
Hoy, con 43 años, Freire divide su tiempo entre Quasar Ventures, una company builder especializada en empresas tecnológicas que lanzó emprendimientos exitosos como Restorando y Avenida, la crianza de sus cuatro hijos junto con su esposa Romina, y la difusión del ámbito emprendedor en los medios de comunicación.
Este año presentó su quinto libro, Argentina Emprendedora, en el que ofrece su visión acerca de cómo el país puede subirse a la senda del desarrollo sostenido en el contexto de las nuevas oportunidades globales que ofrece el siglo XXI. También se prepara para la tercera temporada del reality show Emprendedor del Millón, emitido por Telefé.
-Si una persona quiere lanzar su propio emprendimiento, pero no tiene suficiente capital para invertir: ¿Cómo hace para llevarlo a cabo?
-Lo que tienen que hacer es presentarse en concursos de planes de negocios en los programas del gobierno de la Ciudad o en el programa de Pymes de la Secretaría Pyme de la Nación y tratar de destacarse para que les den capital semilla, que es el capital mínimo de 60.000 o 100.000 pesos que les permite arrancar. Cuando yo tenía 24 años y empecé a emprender, no existía nada. Era ir y patear la calle, conseguir a alguien que confiara en vos y que invirtiera en tu idea. Venía de un año de trabajar en Procter & Gamble, pero no tenía suficiente dinero, con lo cual conseguí plata para que nos pagaran el pasaje a Santiago [Bilinkis, co-fundador de Officenet y Quasar Ventures] y a mí para irnos a Estados Unidos a estudiar la industria y a ver cómo funcionaba.
-¿Considera que hay cada vez menos interés de los jóvenes en trabajar en una empresa multinacional?
-Trabajar 20 años en una empresa es un mito. La gente quiere más autonomía y libertad, sentirse valioso haciendo lo que le gusta. Esa es un poco la visión y creo que el mercado está yéndose hacia ahí y nosotros estamos capturando eso.
-En su libro, Argentina Emprendedora, menciona ejemplos de países, como Estonia e Israel, en donde las políticas para estimular los emprendimientos son exitosas: ¿Cree que es posible que la Argentina implemente estos modelos en el país?
-Creo que no se pueden copiar las cosas literalmente. Se pueden copiar los conceptos. Por ejemplo, Sillicon Valley. Mucha gente dice: "Hagamos el Sillicon Valley de la Argentina". Eso no funciona, porque se dieron una serie de circunstancias muy atípicas de relación entre el empresariado, las universidades y los emprendedores que no creo que se pueda dar en otro lugar del mundo.
Estonia, por ejemplo, hizo una transformación. Decidió enseñar programación en todas las escuelas en el año 2000 y el Estado les dio acceso a Internet. Ahí fue donde nació Skype, que luego se vendió a dos veces el valor de YPF. Hoy vale 8.000 millones de dólares. Yo creo que la Argentina tiene la posibilidad de ser el número uno en el mundo de venta de productos de agro business derivados de la soja, pero tendría que ser con una premisa que el país todavía no tiene: hacer de la innovación una estrategia de Estado.
-¿Qué medidas se pueden implementar para innovar desde el Estado?
-Si hacés de la innovación una estrategia de Estado, se empieza desde la escuela primaria, enseñando a los chicos programación. En la escuela secundaria, se les enseña a hacer robótica e impresión 3D. En la universidad, se trae a los mejores expertos de agro negocios y se arma el centro de conocimiento de agro negocios número uno del mundo. Ese tipo de cosas se hacen si se trata de una nación verdaderamente emprendedora y considero que estamos lejos de eso todavía.
-¿Cómo se hace para que un emprendimiento sea exitoso y se sostenga en el tiempo?
-En mi libro Libre, viviendo la vida como un emprendedor, digo que hay ciertas maneras de pensar que tienen los emprendedores que sirven para la vida en general y para la manera en que encaramos los desafíos. Hay una serie de características, como la capacidad de reponernos en la adversidad, la capacidad de lidiar con la frustración, de no ponernos en víctima de la situación sino en protagonistas, y vernos como parte del problema de las cosas que no nos gustan para ser parte de la solución. En el fondo, eso es lo que a mí me apasiona. Todo lo que yo hago en los medios de comunicación, es una invitación a la gente a vivir una vida más plena.
Los emprendimientos son la esencia de la economía de un país y algunos recién se están empezando a dar cuenta.
-¿Qué rol juegan los emprendimientos en la economía de un país?
-Los emprendimientos son la esencia de la economía de un país y algunos recién se están empezando a dar cuenta. Cuando mirás los empleos que se generan en un país, ya sea en China o en Estados Unidos, al 90% lo generan los emprendedores. No son las grandes empresas. Y no cualquier tipo, sino las que yo llamo de alto impacto. No es la persona que abrió un kiosco y hace solo eso, sino que es la persona que abrió uno, después otro y dijo: "Podría empezar a armar tres kioscos". Se trata de gente que tiene una visión de crecimiento que va más allá de la subsistencia mínima.
-¿Cuáles son los beneficios que trae aparejado el desarrollo de emprendimientos en el país?
-Empleo, innovación, creatividad, movilidad social, igualdad de oportunidades, mejora de la vida del ciudadano. Las tecnologías empiezan a cambiar la manera en que la gente vive, empezamos a tener más facilidad para descubrir cosas y son todas positivas. No hay nada negativo en promover la actividad emprendedora. Yo me junto con gente de izquierda o de derecha y nadie está en contra.
-Y atraviesa a todas las clases sociales...
-Sí. Va desde un chico que hace artesanías en el Chaco, que puede armar su subsistencia a partir de eso, hasta un chico de Harvard que arma satélites descartables.
-En el libro habla de la confianza de la gente en sí misma y en los demás: ¿Considera que al argentino le falta confianza para poder montar su emprendimiento?
-La confianza es el pavimento sobre el cual todo tiene que transcurrir. Uno de los problemas de la Argentina es que no generó confianza: no generamos confianza en la comunidad internacional, ni en la gente en sí misma. La cantidad de emprendedores que fracasa en el país es tan alta que la gente perdió la confianza. Tenemos que recuperarla y hacer que la gente vuelva a creer que es posible. Eso es algo en lo que estoy trabajando, desde los medios de comunicación y desde la Fundación Argentina Emprendedora.
Stephanie Chernov
Twitter: @stephichernov
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