Ante la oportunidad de ahorrar deuda
La Argentina podría reestructurar los cupones atados al PBI
La discusión planteada respecto de encontrar una solución al problema con los holdouts abordó prácticamente todas las aristas, menos una que representa una enorme oportunidad para el pueblo argentino. Se trata de qué hacer con los "cupones del PBI", aquellos títulos que fueron fruto de la reestructuración realizada en 2005 por el entonces ministro de Economía Roberto Lavagna durante el gobierno de Néstor Kirchner, y por los cuales nuestro país lleva pagados más de US$ 9000 millones.
El 30 de julio de 2015, cuando fracasaron las negociaciones que encabezaba el entonces ministro Axel Kicillof, la Argentina entró en "default técnico". Entonces, estos cupones de PBI dejaron de representar un derecho real que pueda ser reclamado ante los argentinos en caso de aceleración de capitales e intereses por la salida de la cesación de pagos, por lo que no representarían un reclamo según los propios pliegos de emisión de la reestructuración.
En el camino hacia la salida definitiva del default, el actual gobierno, desde la Secretaría de Finanzas encabezada por Luis Caputo, tiene la posibilidad de hacer una última parada y discutir qué hacer con estos cupones, ya que tienen una histórica oportunidad de ahorrarles a los argentinos hasta US$ 13.400 millones, un monto incluso superior al que se va a desembolsar para arreglar la situación de los holdouts. La cifra surge de lo que tendría que pagar el país a los tenedores de cupones hasta 2033 cada vez que el país crezca.
Por un lado quedaría cerrado el capítulo holdouts, pagando lo que toca pagar por un legalismo técnico interpretado al extremo por el juez Griesa, y por el otro nos quitaríamos los "cupones de PBI" defendiendo el futuro del país, ya que los mismos no son exigibles en caso de aceleración de las obligaciones en default. Recordemos que estas obligaciones son pagaderas cada vez que el producto bruto interno crece más del 3,15% en un año y sus rendimientos se vuelven exponenciales en años de crecimiento consecutivos.
La cotización actual que se les da en el mercado -asumiendo la pronta salida del default- es de cerca de los 10 centavos, lo que representa casi US$ 2900 millones. Pero si se quisiera hacer una reestructuración más amigable, podría sumarse a la discusión qué valor otorgarle a estos cupones que, mientras permanezcamos en "default técnico", tienen un valor de cero de reclamo.
Esta reestructuración podría encararse rápidamente por el equipo de abogados que el ministro de Economía, Alfonso Prat-Gay, ha asignado a Nueva York para hacer presentaciones judiciales. Incluso es posible proponer una nueva reestructuración con bancos ofreciendo, por ejemplo, un nuevo bono a 5 años por US$ 2000 millones a tasa del 5%. El ahorro sería de más de US$ 11.000 millones y seguiría siendo una formidable alternativa para nuestro país.
El autor es ex managing director en Credit Suisse NY, máster en Finanzas y MBA
M. Bosch