arteBA levantó la puntería para ganarle al dólar
Se sabía, y no fue una sorpresa para nadie, que la edición 27 de arteBA arrancaba en un escenario complejo, entre la espada de la crisis cambiaria y la pared de una inflación galopante. Frente a esta encrucijada, los galeristas aplicaron una fórmula que garantiza certezas: ajustar al máximo la relación calidad-precio. La ecuación funcionó en obras de 50 a 120.000 dólares, segmento en el que se registraron las ventas más importantes, con obras de Martha Boto, Macció, Iommi, Noé, Kosice, Lozza, Saraceno y Aizenberg, entre otros. Obras del siglo XX, legitimadas por la crítica, rara vez disponibles y difíciles de encontrar todas en el mismo lugar. Van como ejemplo la Teoría del Color de Raúl Lozza; los cinéticos de Martha Boto; los móviles de Le Parc, las pinturas de Aizenberg y, siempre, Berni. El rosarino creador de Juanito Laguna es el artista más cotizado de la Argentina y estaba presente con una obra de US$1,3 millones. El bolsillo nativo no llega hasta esas alturas. El Berni más caro de nuestra historia se vendió en US$1 millón y lo compró una dupla de coleccionistas llegados de la industria farmacéutica.
En arteBA 2018 los compradores se movieron en la franja de excelencia. Cero riesgo. Nada nuevo bajo el sol: cuando se compra bien, nunca se pierde.
Dinamizador del mercado, arteBA fue un reflejo de la realidad argentina: el comprador medio estuvo ausente con aviso. Lógico, está con la soga al cuello. Estuvieron activos los compradores foráneos en el sector U-Turn y en las galerías del sector Stage. Para destacar, las instalaciones cinéticas de Martha Boto que invitan a una experiencia visual gratificante. Literalmente, volaron. Es más, una de ellas ya estaba vendida antes de cruzar las puertas del pabellón palermitano.
En el otro extremo, se registraron buenas ventas en el Barrio Joven, cuyo límite de precio son 3000 dólares. Primer escalón para quien debuta como actor en la feria, pero también un terreno experimental para los habitués, decididos a apostar por valores en ascenso, legitimados por el Premio en Obra, instituido por el abogado y coleccionista Juan Cambiaso. El cascabel al gato lo puso, como en anteriores ediciones, el programa Matching Funds (dinero que ponen bancos e instituciones), destinado a la compra de obras para los museos y que garantiza las primeras ventas. Elemental Watson.
En paralelo, arteBA activó el circuito externo de galerías, una prueba fue el formidable éxito de ventas de las obras de Minujin de los 70. También llegó el efecto multiplicador a los hoteles de alta gama de Recoleta y a los reductos boutique de Palermo (elegidos por los curadores). arteBA es un generador de puestos de trabajo. Más de 2000 personas se movilizan en cada edición, entre empleados directos, curadores, montajistas, guías, servicios, logística, gastronomía y seguridad.
Tal como sucede en Art Basel Miami, con su collar de ferias satélites, arteBA tiene un vecino en crecimiento que es FACA (Feria de Arte Contemporáneo Argentino), en el Hipódromo de Palermo. Este año, FACA ganó notoriedad por las razones menos deseadas, como fue el polémico episodio protagonizado por el ministro Avogadro. Una cara no grata del arte o cuando la obra se convierte en piedra de escándalo y activa un mecanismo de marketing de dudoso origen.
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