Aumenta la cantidad de productos importados varados en la Aduana
Las barreras que frenaban a los autos ahora se extendieron a los electrodomésticos y los juguetes
En una versión actualizada de la clásica canción del dúo Vivencia, hace mucho frío y los juguetes se preguntan "qué hacemos" en el puerto. Cuando faltan menos de tres semanas para el Día del Niño, los depósitos fiscales ubicados en el puerto de la ciudad de Buenos Aires están abarrotados de contenedores con mercadería que no puede ser nacionalizada debido a las trabas que impuso el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
El cerrojo a las importaciones se inició hace unos meses con los autos, después se extendió a los electrodomésticos y ahora les llegó el turno a los juguetes, en especial en el caso de marcas importadas como Barbie, Hot Wheels o Disney. Los empresarios e importadores ven con resignación que les resulta cada vez más difícil completar todos los trámites para hacer ingresar la mercadería importada, aun en aquellos rubros que no están alcanzados por el régimen de licencias no automáticas que multiplicó Moreno en marzo pasado.
"En alimentos, no tenemos problemas con la importación, pero, en cambio, en electrodomésticos y juguetes los trámites de nacionalización vienen más lentos. En el caso específico de la partida de juguetes para el Día del Niño, tuvimos que ir a ver a Moreno para que nos destrabara los contenedores que teníamos parados en la Aduana y sólo logramos el ingreso del 60%. Con el otro 40%, si no sale en los próximos días nos vamos a tener que contentar con dejarlos para la Navidad, con el riesgo que significa, porque nadie puede asegurar que el juguete que hoy está de moda siga gustando en diciembre", reconocieron en una cadena de supermercados.
Termómetro
El mejor termómetro de la situación que hoy se vive en la Aduana lo tienen los depósitos fiscales, que son la opción más económica que tienen las empresas importadoras para alojar la mercadería que traen desde el exterior a la espera de completar todos los trámites de nacionalización.
"Los problemas y las demoras para importar que habían comenzado con las terminales automotrices ahora se generalizaron a la mayoría de los rubros y, en algunos casos, como el de los juguetes, la preocupación es muy grande porque se acerca el Día del Niño y los productos tienen que ser distribuidos desde Buenos Aires a todo el país", reconoció Miguel Pascucci, presidente de la firma de depósitos fiscales Lo Primo y titular de la Cámara de Depósitos Fiscales Privados (Cadefip).
Las cadenas de venta de electrodomésticos reconocen que el panorama también es preocupante, con más de 120 contenedores parados en la Aduana. Personas del sector precisan que hoy los mayores problemas los enfrentan para importar heladeras y otros productos de línea blanca, como cocinas y lavarropas. "No estamos teniendo un problema generalizado de abastecimiento, aunque es verdad que no contamos con toda la oferta que quisiéramos, especialmente en el caso de las heladeras de alta gama, que se traen, por lo general, de Brasil", admitieron en una cadena líder en la venta de electrodomésticos.
Trato diferenciado
Las empresas fabricantes, por su parte, admiten que a la hora de traer productos importados en la Aduana ya se sienten las diferencias entre las firmas que exportan parte de su producción y aquellas que sólo importan y, por lo tanto, no están en condiciones de exhibir un balance equilibrado entre compras y ventas al exterior, tal como ordenó Moreno.
"Compensar todo lo que se importa con exportaciones es casi imposible, porque no todos los importadores están en condiciones de ser exportadores. En realidad, lo que se está cumpliendo es el objetivo oficial de bajar el ritmo de las importaciones. Hoy, en la Aduana, ya se siente un menor ritmo de ingresos", sostuvo Gustavo López, presidente del Centro Despachantes de Aduana.
Discrecionalidad
Los importadores se quejan, además, de la falta de normas escritas, lo que abre las puertas a manejos completamente discrecionales.
"Hay que distinguir entre los productos con licencia y los que no la tienen. En el primer caso, el proceso de importación funciona con altibajos. Algunas partidas salen en tiempo y otras no, pero a grandes rasgos no hay problema. Las mayores dificultades se enfrentan cuando se trata de productos que tienen las licencias otorgadas o que directamente no están alcanzados por este régimen, e igualmente las empresas no logran destrabar su ingreso", explicó Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA).
En voz baja, por temor a las represalias oficiales, algunos empresarios se resignan a tener que recurrir a los contactos oficiales para eludir la maraña de trabas burocráticas.
"En teoría, las licencias no automáticas no incluyen la imposición de cupos, pero en los hechos se están estableciendo algunos para el ingreso de productos importados. En otros casos, directamente las demoras para completar los trámites de nacionalización llegan a los 200 días. Para destrabar el ingreso de una partida, no queda otra que conseguir un contacto en la Secretaría de Industria o con Moreno para que acelere el trámite", explican en una empresa.
En los estudios de abogados que asesoran a las empresas también aconsejan amoldarse a los mecanismos oficiales.
"Las empresas no pueden vivir de amparo en amparo. Además, en los casos de que una compañía se decidió a recurrir a la Justicia no le terminó yendo muy bien. Cuando consiguieron que un juez les diera un amparo para sacar el contenedor de la Aduana, la venganza oficial no se hizo esperar, en forma de una inspección de la AFIP o una investigación del Banco Central", explicaron en un estudio jurídico especializado en comercio exterior.
Comercio demorado
- Generalización. Las barreras a la importación comenzaron con los autos, pero en las últimas semanas se generalizaron a otros productos, como electrodomésticos y juguetes.
- Discrecionalidad. Los importadores se quejan de que la falta de normas escritas se traduce en un alto nivel de discrecionalidad.
- Trato diferencial. Las empresas admiten que ya se sienten las diferencias entre las firmas que exportan parte de su producción y aquellas que sólo importan y, por lo tanto, no están en condiciones de exhibir un balance equilibrado entre compras y ventas al exterior.
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