Claves para cerrar una buena campaña. A la hora de hacer diferencia
En los detalles de la organización de la cosecha se juega buena parte de los resultados finales.
Cada peso que los productores puedan ahorrar en esta campaña será clave para que los números de su negocio cierren.
Precisamente, uno de los aspectos más descuidados por los empresarios agrícolas suele ser la planificación logística de la cosecha de granos gruesos.
Un camión que no llega puede hacer que un buen rinde por hectárea parezca inútil. En otras palabras: cuando hay un contexto desfavorable, pocos días bastan para acabar con el trabajo de meses.
En este sentido, el primer paso es definir la elección del cerealista al cual se le entregará el grano. Para esto conviene averiguar, un mes antes de la cosecha, las condiciones de entrega de cada uno de los operadores confiables.
En la lista de requisitos figuran la comisión, la paritaria, los gastos de secada y fletes y los costos de almacenamiento, entre otros aspectos. "Elijo a los que me inspiran más confianza y a quienes me permiten que intervenga la persona que designo como controlador de todo el proceso", expresó en un trabajo preparado para Aacrea el ingeniero agrónomo Pedro José Ahumada, que se desempeña como administrador de establecimientos agropecuarios, además de ser director de un pool de siembras de Huinca Renancó.
Luego de seleccionar a los mejores operadores, es recomendable no comprometerse excesivamente con ninguno de ellos. "Prefiero jugar abierto con dos o tres. Por ejemplo, si el elegido en primera instancia no me manda un camión a tiempo en plena cosecha, llamo al segundo de la lista. Como esto lo sabe el primero, de esta forma se generan más posibilidades de cumplimiento con el productor", puntualiza Ahumada.
Cuando el volumen de cereal por entregar es de cierta importancia, la participación de un controlador de la cosecha se justifica como parte de los requisitos que el productor debe exigir. Este controlador se encarga de coordinar el trabajo de las cosechadoras y los camiones, además de realizar todas las comprobaciones durante la entrega, entre las que se incluyen, por ejemplo, la pesada en balanza pública y en destino, el control de humedad de la muestra y el lacrado.
Mi reino por un camión
Otro de los problemas típicos es la falta de camiones en plena época de cosecha. Cuando se incrementa la demanda de transporte, generalmente se produce una lucha de poderes que termina desplazando a los productores menos organizados. Por esto es conveniente trabajar con planificación.
"En la semana previa a la trilla, habitualmente aviso de la necesidad prevista de fletes por día en función de la cantidad de máquinas que trabajarán en el campo y luego voy confirmando los viajes de un día para el siguiente", comenta el profesional.
Si el productor exige seriedad, también él debe ser serio con la otra parte. Es recomendable establecer buenas comunicaciones entre el campo y la planta de acopio.
El servicio se paga sobre la base de una tarifa fija básica (por ejemplo, 25 pesos por hectárea), a la cual se le agrega una escala porcentual en función del rendimiento. Por su parte, el pago del servicio en especie (granos) está decayendo porque muchos contratistas no cobran el IVA al no estar inscriptos como productores.
Logística durante la trilla
Al planificar el proceso de cosecha, lo primero que debe tenerse en cuenta es la secuencia de lotes por trillar. "No hay que sobredimensionar la maquinaria de trilla para no verse superado por el descontrol. Tampoco se pueden admitir demoras, sobre todo en los potreros de girasol, por el peligro de vuelco", explicó Ahumada.
Los controles de pérdidas deben hacerse diariamente, aunque en los últimos tiempos éstos sean más difíciles de realizar, ya que las máquinas modernas permiten variar instantáneamente la regulaciones de trilla desde la cabina. Por esta razón, debe revisarse el trabajo realizado por la máquina en cada una de las vueltas anteriores.
Ahumada: "No hay que sobredimensionar la maquinaria de trilla para no verse superado por el descontrol. Tampoco se pueden admitir demoras".
El aspecto más relevante de todo el proceso es la armonización de la operación de las cosechadoras con los camiones. En los últimos años, el gran cambio que experimentaron las cosechadoras no fue acompañado por el transporte ni por todas las plantas de acopio. Actualmente, una cosechadora puede trillar 30 hectáreas más por día que hace cinco años (50 en total). Sin embargo, la capacidad de recibo de granos no aumentó proporcionalmente.
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