Las plagas contra las cuerdas y los cultivos bien nutridos
Las soluciones biológicas con tecnologías son fundamentales a la hora de mejorar y mantener maximizados los rindes y cuidar el ambiente.
Hace dos años que Koppert Biological Systems, la gigante de origen holandés dedicada a la protección biológica de los cultivos adquirió la mayoría de Nitrasoil, compañía con más de 50 años en el mercado desarrollando productos biológicos para la nutrición de los cultivos. A esto se le suma la presencia de Koppert Biological Systems en más de 110 países. “Desarrollamos productos amigables con el ambiente que ofrecen una serie de beneficios desde el punto de vista de las buenas prácticas agrícolas”, explica Emilia Monteleone, Microbióloga responsable del área de Investigación y Desarrollo de Koppert Argentina.
“Estos productos biotecnológicos hacen que la planta se pueda defender de enfermedades, causadas por hongos o por insectos. El productor argentino nos conoce desde hace muchos años, con el nombre de Nitrasoil y principalmente como productores de inoculantes, es decir formulando fertilizantes biológicos con bacterias fijadoras de nitrógeno que aportan dicho nutriente al cultivo en una forma muy eficiente, económica y 100% amigable con el ambiente”, contextualiza Monteleone.
“En el aspecto de protección de cultivos, incorporamos el portfolio de Koppert, que tiene 10 plantas formuladoras distribuidas por el mundo de las cuales una está ubicada en Quilmes, y así es que comenzamos a hablar de fungicidas biológicos e insecticidas biológicos”, dice.
Es una tecnología nueva, continúa explicando, y por ello “estamos realizando una serie de ensayos a campo de la mano de SENASA validando estas tecnologías, y analizando su mejor adaptación a las condiciones de aplicación de nuestro país, con tanta diversidad de suelos, temperaturas y ambientes”.
Los inoculantes que producen se usan en leguminosas y entre los principales cultivos se encuentra la soja y en ella fueron pioneros en Argentina, y hoy de la mano de Koppert se abre además un interesante mercado de exportación.
“También tenemos un nicho muy importante en maní, cultivo que tiene una elevada respuesta a la inoculación, y que ahora podrá potenciar su respuesta con la incorporación de nuestro reciente lanzamiento, un fungicida biológico con comprobado efecto en el control de Sclerotinia sclerotiorum”, señala.
Koppert, como otras empresas biotecnológicas, aísla de la naturaleza bacterias, hongos u otros organismos que tienen efectos beneficiosos para los cultivos, los multiplicamos en el laboratorio y los llevamos de regreso a la naturaleza, afirma.
En el plano de la protección de los cultivos, Jan Koppert en al año 1967 producía pepinos en Holanda, y se encontró con el problema en su cultivo de una araña roja, y asimismo descubrió un enemigo natural para esa plaga. Fue cuando el productor holandés cambió la historia, aisló el hongo, lo multiplicó y así lo convirtió en el primer producto de la compañía.
La base de la compañía es la adquisición de conocimiento, ya que lo que se hace es investigar permanentemente los enemigos naturales de ciertas plagas, aislarlos, ver en el laboratorio cómo se reproduce y luego convertir eso en un producto comercial.
“Como ejemplo, podemos mencionar la arañuela roja(Tetranychus urticae), que tiene una importante incidencia en el cultivo de soja, hemos encontrado cepas del hongo Beauveria bassiana con una elevada capacidad de colonización de las larvas, pupas y estadíos adultos de Tetranychus, que lo convierten en un insecticida biológico muy eficiente.
El desarrollo del producto se lleva a cabo así, aíslo dicho hongo benéfico, lo multiplico, lo hago crecer en una concentración muy alta, en un soporte adecuado y luego cuando la plaga aparece en el cultivo lo puedo aplicar para controlar el problema de manera natural y muy efectivaporque es una asociación que ocurre en la naturaleza”, explica Monteleone.
Y ello es sin utilizar químicos, ya que el principio activo del producto es un hongo, con lo cual no tiene ningún tipo de toxicidad para quien lo aplica, también se puede aplicar en zonas periurbanas, lo cual es una preocupación de los últimos años.
Estudiando los momentos de aplicación y las dosis adecuadas de uso, se logra alta eficacia de los productos y por ello constituyen el camino a seguir como ya se hace en otros países del mundo, afianzándose como las alternativas biológicas para el control de enfermedades y plagas donde ciertos productos químicos ya no se pueden utilizar.
Durante muchos años las soluciones biológicas crecieron significativamente en el mundo de los cultivos intensivos, con impacto limitado a algunas prácticas como la inoculación en cultivos extensivos como soja, maíz o trigo, los principales cultivos en la producción agrícola argentina.
Hoy existe una convergencia de tendencias: por un lado, se desarrollan constantemente mayores requerimientos del comercio y los consumidores, por el otro existe una mayor conciencia ambiental de los productores y de las comunidades donde desarrollan su actividad.
Si sumamos a esto, las mejoras tecnológicas que hacen que productos biológicos sean no solo sustentables, sino económicamente efectivos, creo que nos encontramos en un punto de inflexión donde el uso de productos biológicos pase a hacer la regla general en muchas áreas y no la excepción. Nosotros estamos convencidos que ese es el camino, y comprometidos en el largo plazo a hacer que suceda”, explica Monteleone.
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