El desdoblamiento cambiario, las retenciones y el aumento de costos de los insumos son algunos de los factores que atentan contra una mayor rentabilidad
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Los primeros números para los granos gruesos 2022/2023 son muy poco atrayentes para los agricultores. Los rindes de indiferencia son elevados, lo que supone gran riesgo empresario. La perspectiva poco alentadora se debe a un archipiélago de factores negativos. Las principales islas de ese conjunto son el desdoblamiento cambiario, las retenciones y el aumento de costos de los insumos, incluido el combustible, cuyo precio se duplicó los últimos 90 días.
Así, los cálculos iniciales para una soja de primera en el oeste de Buenos Aires proyectan un margen neto de US$88 por hectárea en campos alquilados. El precio considerado es de US$358 por tonelada, con un rinde esperado de 34 quintales por hectárea y con un costo de implantación y protección de US$417 por hectárea. El rinde de indiferencia que calcula la plataforma AGBI es de 31 quintales por hectárea y el precio de equilibrio, con el que no se perdería dinero, es US$332 por tonelada.
Las cuentas no son mucho mejores para el maíz temprano. Se proyecta un margen neto de US$160 por tonelada a partir de un rinde de 90 quintales por hectárea y de un valor de US$213 por tonelada. Los costos de implantación y protección levantan vuelo hasta los US$772 por hectárea, lo que genera un rinde de indiferencia de 80 quintales por hectárea y un precio de equilibrio de US$195 por tonelada.
Renta baja
El girasol promete mejores resultados gracias al alto valor circunstancial del aceite. Para la zona oeste, AGBI proyecta un margen neto de US$194 por hectárea si se alcanzan los 26 quintales por hectárea y si se obtiene un precio de US$460 por tonelada. Los costos de implantación y protección suman US$344 por hectárea, el rinde de indiferencia es de 21quintales por hectárea y el precio de equilibrio, de US$385 por tonelada.
La secuencia trigo/soja daría lugar al mejor margen neto si se alcanzaran rindes de tendencia: US$390 por hectárea gracias, en parte, a la dilución del costo del alquiler con dos cosechas. Sin embargo, las cuentas cambian sustancialmente en los campos que están siendo afectados por la sequía. El costo de implantación y protección de este doble cultivo es de US$717 por hectárea.
En síntesis, categóricamente quedaron atrás los momentos en que altos precios de los granos y costos históricos permitían alcanzar rentabilidades del 20 o del 30 por ciento sobre el capital invertido en la actividad agrícola. En la campaña 2022/2023 las expectativas de renta se desploman a valores de un dígito, siempre y cuando el clima se componga y no continúe el debilitamiento de precios de los granos que está teniendo lugar en los últimos meses.
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