El desafío no es sencillo. Se trata de saber si las cotizaciones hoy vigentes en Chicago se compadecen con la “realidad” del mercado. Para ello es necesario reconocer que dicha plaza venía acumulando un muy fuerte componente especulativo y, por lo tanto, estaba expuesta a momentos de gran volatilidad.
Además, es importante recordar que el rally de precios verificado en el actual ciclo 2020/2021 y fogoneado por la demanda asiática comenzó un año atrás, cuando la soja (por ejemplo) se cotizaba en el orden de los 300 dólares por tonelada. Es cierto que se llegó a los 600 dólares y que “Chicago queda en Estados Unidos”, pero ¿quién se atreve a afirmar que los niveles de ayer son los que se corresponden con el balance de oferta y demanda estadounidense? Interrogante de difícil respuesta.
Lo que sí sabemos es que la relación stock/consumo en Estados Unidos es el verdadero “termómetro” del mercado y que dicho ratio se ha venido deteriorando significativamente a lo largo del presente ciclo comercial. Es por ello que los precios escalaron hasta lograr racionar la demanda externa y así evitar el desabastecimiento interno. Ahora, como ya falta menos para que “los tachos se vuelvan a llenar”, la angustia afloja.
Sin duda alguna, las últimas dos semanas han visto operar a Chicago con la volatilidad en su máxima expresión, aunque esta vez no estrictamente vinculada con el mercado climático. Dos cuestiones han sido determinantes para explicar la “paliza” recibida por las cotizaciones (tanto en soja como en maíz). Por un lado, la promesa de una desaceleración de la emisión monetaria en Estados Unidos y la posibilidad de una suba de las tasas de interés el año próximo generó una muy fuerte recuperación del índice dólar y una violenta mutación de los fondos de inversión de su posición en commodities (todas, no solo los granos) hacia su hábitat natural (los bonos).
Por otro lado, un verdadero “cisne negro”. La administración Biden pareciera inclinarse hacia una reducción de los cortes obligatorios de etanol y biodiésel en Estados Unidos. Una intención que, de prosperar, recortaría usos de maíz y soja para dichos combustibles alternativos. Estos dos factores, de mucho peso sin duda, han opacado al factor de mercado por excelencia en esta época del año: el clima en el cinturón sojero/maicero estadounidense.
Resulta claro que los avatares climáticos en dicha nación no son los ideales y que el USDA mismo viene informando sobre un deterioro en la calificación de los cultivos semana tras semana. Además, el Servicio Meteorológico Nacional de EE.UU. plantea que la sequía que hoy afecta las regiones que representan aproximadamente el 41% del maíz y el 36% de la soja (las Dakotas, Minnesota e Iowa) se extendería hasta fines de septiembre.
En síntesis, los fundamentals del mercado son alcistas. Ahora bien: ¿ello está suficientemente justificado con el alza en las cotizaciones del 70% en un año? Difícil responder. En nuestra opinión, el tema Biden/ biocombustibles y la magnitud del eventual ajuste en el corte mandatorio hoy vigente es realmente crucial. Si se avanza en esa dirección, estos niveles de precios son más que razonables. Si el proyecto no prospera y el clima en Estados Unidos cumple con los pronósticos, las alzas volverán.
Presidente de Nóvitas
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