Las expectativas de los productores son de rindes cercanos al promedio histórico, aunque con granos de tamaño medio; los valores elevados generan un margen bruto muy rentable
Con el avance del almanaque empezó la cosecha de cebada en el sur de Santa Fe y en el norte de Buenos Aires, con rindes regulares porque las precipitaciones llegaron tarde. “Los rendimientos están por debajo de los de campañas anteriores porque las lluvias fueron muy desparejas y porque ocurrieron en etapas reproductivas avanzadas”, lamenta un técnico que recorre muchos lotes del sur de Santa Fe.
Para los trigos faltan unos días para la cosecha en esa zona. Muchos cultivos tienen un porte menor al normal porque también sufrieron escasez de humedad durante algún momento del ciclo. La mayoría de los lotes está con grano pastoso duro, por lo que las bajas temperaturas de mediados de semana no los afectaron.
Más allá de estos avatares, las expectativas de los productores son de rindes cercanos al promedio histórico, aunque con granos de tamaño medio. Sin embargo, el balance final del cultivo será muy bueno porque lo que se dejará de ganar por rindes acotados será compensado por un muy buen precio (238 dólares por tonelada a mediados de semana), que genera un margen bruto muy rentable aún vendiendo muy cerca de la cosecha.
Necesidad de agua para la gruesa
Los lotes que se desocupan tras la cosecha de cebada tienen pocas reservas hídricas para la implantación de la de soja de segunda en esa región: solo 40-60 centímetros de humedad y el resto seco. “Serán necesarios nuevos chaparrones frecuentes para alcanzar rindes de tendencia”, proyecta el técnico, algo que no aparece en los pronósticos meteorológicos de corto plazo. Los perfiles escasos de humedad tras la fina tornan poco conveniente la implantación de maíz de segunda, cultivo más exigente que la soja en humedad y con mayores gastos de semilla en fertilizantes.
En un año con lluvias ajustadas, algunos productores están revalorizando el sorgo granífero. “Es un cultivo que ofrece estabilidad, es poco exigente en nutrientes y es más barato para implantar. Además, con su canopia densa puede sombrear muchas malezas resistentes a herbicidas, florece en febrero y da más tiempo para decidir la fertilización”, argumentó un productor que se siente tentado por la nobleza del cultivo en años complicados y por un precio cercano a los 18.000 pesos por tonelada, solo 10% más bajo que el del maíz, según la pizarra del mercado de Rosario.
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