En el sector agropecuario. Algo más que retenciones
La ampliación de los brotes de aftosa en Brasil potencia una situación en el negocio de ganados y carnes de la Argentina que algunos especialistas vislumbraban para el año próximo. El crecimiento de la demanda externa coincide con un incremento del consumo interno, motorizado por la mejora del ingreso de la población. El principal exportador de carnes del mundo ya perdió un 30 por ciento de sus ventas por la crisis sanitaria. Como se dijo: no es motivo de alegría porque toda la región está en riesgo. De hecho, seguramente Brasil tendrá más de seis meses unos 40 mercados cerrados total o parcialmente porque sus autoridades aún no dieron información satisfactoria. Los técnicos argentinos que participaron de la reunión del Comité Veterinario Permanente realizada en Montevideo hace una semana se mostraron sorprendidos por la escasa colaboración de sus colegas de Brasil. Lamentablemente, en la región no se tomó debida nota de la experiencia fallida de la Argentina con la aftosa entre 1999 y 2001.
* * *
La declaración de alerta sanitaria dispuesta por el Senasa demuestra que el riesgo de que ingrese el virus existe, aunque la cobertura inmunológica del ganado, según los expertos, parece ser satisfactoria.
Pero mientras tanto, el país está libre de la enfermedad, con vacunación. Rusia, Chile y los países de la Unión Europea tienen que encontrar en algún lugar la mercadería que no le pueden comprar a Brasil. Es una realidad. La industria frigorífica, en cambio, sostiene que no hay motivo para preocuparse: sus voceros afirman que no aumentarán los precios y no faltará carne. Públicamente no quieren que se provoquen falsas expectativas. Pero algunos consignatarios y productores saben que algo está pasando y dudan de que se mantenga inalterable el precio de la hacienda. Y menos aún cuando entra en vigor la resolución que establece pesos mínimos de faena.
El Gobierno, mientras tanto, ha tomado al precio de la carne casi como una cuestión de Estado y sobrevuela la amenaza permanente de un aumento de las retenciones a las exportaciones. Para el Ministerio de Economía no debería haber un desbalance entre lo que se vende al mercado interno y lo que se coloca en el exterior. En ese contexto, suena como una paradoja la intención oficial de que quien reemplace al canciller Rafael Bielsa a partir del 10 de diciembre próximo tenga como misión principal vender los productos argentinos en el exterior y atraer inversiones.
Economía no ofrece otra medida que no sea un aumento de la presión impositiva. Como se vio con los lácteos: el aumento de los derechos de exportación sólo sirve para bajarles el precio a los productores y mejorar los márgenes de la industria. Ni siquiera reduce el precio en góndola.
Ya se perdió más de un año por haber mandado a un cajón el Plan Ganadero. El ministro Roberto Lavagna rechazó sus incentivos impositivos. Quizás, ahora sea el momento de adoptar medidas diferentes, imaginativas y acordadas con toda la cadena.
lanacionar