En los próximos días, la Argentina pedirá el status de libre de la enfermedad con vacunación
En noviembre pasado se realizó en Río de Janeiro la primera sesión ordinaria, fuera de su sede permanente en París, de la Comisión de Fiebre Aftosa de la Organización Internacional de Epizootias (OIE), el máximo organismo veterinario internacional.
Auspiciada por su director general, Bernard Vallat, esta reunión se debe interpretar como un valioso gesto hacia la región que alberga una de las ganaderías más importantes del planeta, con más de 250 millones de cabezas.
Los miembros de la comisión aprobaron un documento que fundamenta la modificación del requisito temporal para definir el status sanitario de zonas y países, en el capítulo de Fiebre Aftosa del Código Zoosanitario Internacional.
Modificación
El trabajo, elaborado con un sólido rigor científico y una visión epidemiológica regional por los servicios veterinarios de la Argentina, Brasil y Uruguay, propuso reducir de 24 a 18 meses el período de ausencia de focos para los países que hayan tenido un reconocimiento anterior de la OIE en relación con esta enfermedad no transmisible al hombre, pero que afecta gravemente el comercio internacional.
Aprovechando que esta decisión será sometida a aprobación durante la 71a. Sesión General del Comité Internacional de la OIE, que se realizará en París entre el 18 y el 23 de este mes, la Argentina solicitará la recuperación del status sanitario de país libre de fiebre aftosa con vacunación, con el que ya había sido distinguida, por primera vez en su historia, en 1996.
De tomarse esta decisión, será ad referéndum del requisito de los 18 meses sin presencia clínica de aftosa en el país, que se cumplirían el próximo 6 de julio.
La propuesta se fundamenta en la política sanitaria llevada a cabo desde abril de 2001 hasta hoy, dentro y fuera del país, al considerar la fiebre aftosa como uno de los temas centrales de la agenda del Cono Sur, que ha permitido avanzar con éxito a la Argentina, Brasil y Uruguay y desarrollar acciones oportunas y coordinadas ante sucesos recientes en Paraguay y Bolivia.
Seguramente Uruguay será reconocido en esta sesión general como país libre de la enfermedad, y este logro debe leerse como un respaldo a la solicitud presentada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), que ha demostrado una férrea vocación en el enfoque y la prevención con una estrategia regional.
De alcanzarse este logro, tendrá para la Argentina una significación especial, porque favorece su posición ante los Estados Unidos y Canadá, que ya confirmaron que iniciarán los trámites técnicos necesarios para reabrir su mercado de carnes durante este año.
En el caso de los Estados Unidos, la comunicación fue realizada el 22 de abril pasado por el Servicio de Inspección Sanitario de Plantas y Animales del Departamento de Agricultura (Aphis-USDA, en sus siglas en inglés), que confirmó que una misión de su país vendrá a la Argentina en septiembre.
La obtención de un nuevo status no abre automáticamente mercados, pero es un antecedente valioso a la hora de impulsar negociaciones con mercados de alta exigencia sanitaria y de calidad.
Y, fundamentalmente, un logro de estas características es un reconocimiento a miles de productores anónimos, a las fundaciones de lucha contra la fiebre aftosa, a las provincias, a las entidades del campo, a la industria y a sus trabajadores, y a los técnicos y el personal del Senasa, que ante una instancia decisiva para el país decidieron privilegiar el bien común sobre todo tipo de dificultades y obstáculos.
Una política de Estado
La lucha contra la fiebre aftosa iniciada en abril de 2001, que ya permitió restituir el status de libre sin vacunación a la zona de la Patagonia al sur del paralelo 42°, tiene aún desafíos pendientes, pero ya ha logrado la dimensión de una política de Estado, basada en un modelo transparente, pluralista y participativo.
El tiempo por venir será testigo de nuestra capacidad de hacer sustentables los emprendimientos que benefician a la producción y al trabajo argentinos; aquellos que nos permiten mirarnos en un espejo que refleje infinita esperanza en nuestro destino común.
El autor es presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).