Recomiendan trabajar con los mercados de futuros
Los mercados granarios internacionales continúan fuertemente influenciados por factores externos, y la debilidad del dólar es la causa de mayor responsabilidad en la singular firmeza de las cotizaciones durante los últimos dos meses.
En el caso de la soja, también pesa el balance semestral global de oferta y demanda, toda vez que EE.UU. comenzó el ciclo 2009/2010 con muy bajos stocks. Además, la probabilidad de que la cosecha sudamericana alivie la responsabilidad oferente de los estadounidenses sigue siendo, por ahora, una promesa. Mientras tanto, la demanda china no deja de sorprender por lo agresiva, aunque plantea el interrogante de una conducta anticipatoria ante eventuales complicaciones productivas por estos pagos.
En este contexto, el consejo más apropiado para el productor sojero local en el nivel de precios actual pareciera ser cubrir con ventas futuras entre el 40 y el 50% de la cosecha esperada y completar la estrategia de cobertura con la compra de puts por al menos otro 30 a 40% de aquélla. De tal manera, se aseguran valores mínimos que permiten capturar rentabilidad para el 70/90% de la producción, sin que ello signifique renunciar a la posibilidad de beneficiarse ante eventuales alzas de precios para el 50/60% de aquélla.
Mientras tanto, la plaza triguera local continúa evolucionando de error en error. Nuestra ventaja comparativa siempre fue y sigue siendo Brasil, pero se cierran las exportaciones cuando rige la ventaja arancelaria del Mercosur (de marzo a septiembre) y se otorgan permisos (ROE Verdes) cuando Brasil no está en mercado (noviembre/febrero). ¿Negligencia, desconocimiento del mercado u otras razones? Las necesidades de caja del Gobierno podrían explicar que se hayan otorgado licencias de exportación con tanta celeridad últimamente, al punto de que el volumen autorizado ya casi se iguale con el saldo exportable.
Así como fue un error vaticinar falta de trigo para fin de año (generando el cierre del Registro cuando convenía exportar), es un error clamar por la apertura de las exportaciones en estos momentos (cuando conviene esperar). En octubre habría que haber negociado con Brasil el aprovisionamiento en tiempo y forma de sus necesidades para la nueva campaña y que el Banco Nación (como lo dice su Carta Orgánica) dispusiera fondos para warrantear trigo en plena cosecha.
Vamos camino al quinto año consecutivo de mercado triguero desvirtuado por el inexplicable e increíble accionar del Gobierno. En semejante contexto, es probable que al productor que disponga de trigo de calidad industrial le convenga esperar la pulseada con la molinería una vez que se avance en el calendario. En los casos en que el cereal no sea apto para molinería, las cotizaciones de los mercados de futuros locales para las posiciones enero o marzo y los valores forward ofrecidos por la exportación por encima de los 140 dólares no son para despreciar, dadas las circunstancias.
El autor es vicepresidente de Nóvitas SA
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