Investigación: en el INTA de Santa Cruz. Buscan comercializar las flores patagónicas
Un grupo de investigadores experimenta el cultivo de variedades típicas para su venta; la oreja de cordero, una de las especies más avanzadas en los estudios, ya tuvo buena aceptación en pruebas comerciales
RIO GALLEGOS.- Desafiando la monocromía de la estepa patagónica, los vientos huracanados y los 20 grados bajo cero, las flores pelean un espacio en el paisaje santacruceño. Con tanto ahínco, que hace una década se convirtieron en material de estudio de los investigadores de la Estación Experimental del INTA de Santa Cruz, y con la información recabada desarrollan el cultivo de flores nativas, para transferirlas a viveristas con fines comerciales.
"Buscamos alternativas de diversificación en los recursos genéticos de la Patagonia. Creemos que estas plantas nativas podrían ser un recurso interesante, por eso investigamos cuales se podrían adaptar a la producción. Hay que tener en cuenta que se trata de plantas silvestres que no siempre se adaptan al invernáculo", explicó a LA NACION Gabriel Oliva, director de la investigación.
Bajo el nombre del proyecto "Domesticación de flores nativas de la Patagonia Austral", el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) y el Consejo Agrario Provincial (CAP), los investigadores Rosa Kofalt, Ariel Mazzoni, Mercedes Mascó, Gervasio Humano, Romina Lasagno y Cintia Franchini, buscaron la forma de transferir la tecnología y el material desarrollado, para comercializar un producto novedoso en el mercado de las plantas ornamentales.
El proyecto de investigación se inició en 1996 y en esa primera etapa se coleccionaron 36 especies florales que se cultivaron en invernáculo. Una parte de la semilla coleccionada se conservó en un banco de germoplasma, con 200 accesiones de flores nativas y más de 200 gramíneas.
"A partir de 2000 se concentró la domesticación en cuatro especies, que se adaptaron a la propagación vegetativa y por semillas en condiciones de invernáculo, y se comenzaron ensayos de propagación in vitro, en el laboratorio del Cadic de Ushuaia", explicó Ariel Mazzoni, del proyecto.
Las actuales flores en las que se concentran los esfuerzos son: Senecio candidans (Oreja de cordero), Perezia recurvata (Perezia azul), Sisyrinchium arenarium (Lirio de campo) y Calceolaria uniflora (Zapatito de la Virgen). Según explicaron los investigadores, estas colecciones iniciales, enriquecidas con material genético de nuevas poblaciones, fueron multiplicadas y se han cultivado pese a la escasa infraestructura.
"La selección fue realizada en función del potencial ornamental para los jardines, combinado con la facilidad para el cultivo en invernáculo", explicó Mazzoni.
La mayoría de las especies domesticadas se coleccionaron en la Estepa Magallánica de la Patagonia Austral que, "desde el punto de vista florístico, es una zona interesante, dado que tiene varias especies endémicas como el Senecio candidans, que sólo se encuentra en Cabo Vírgenes, el Estrecho de Magallanes y las costas de Tierra del Fuego y Malvinas", explicó la agrónoma Rosa Kofalt.
Luego de años de trabajar con escaso apoyo y con mínimas condiciones, la investigación recibió ahora un impulso con un aporte de 63.000 pesos de la Secretaría de Ciencia, Técnica e Innovación Productiva (Sectip), para desarrollar la producción.
La transferencia
Los fondos llegan a través de los Proyectos Federales de Innovación Productiva (PFIP), creados para solventar actividades que propician la utilización de la ciencia y la tecnología en la búsqueda de soluciones a problemas de cada comunidad.
"Las plantas fueron coleccionadas en el campo y se llevaron a macetas en invernáculo o cajoneras frías. Sobre este material, se registraron datos de crecimiento, floración y producción de semillas. Se ensayaron distintos tipos de propagación, para determinar la forma más adecuada de multiplicación para cada especie", detalló Kofalt.
A las semillas se les realizan tratamientos entre los que se incluye simular las bajas temperaturas invernales. "La germinación requiere en algunas especies de estratificación en material inerte, en refrigeradores", explicó Kofalt.
Con los fondos, el grupo de investigación de la EEA Santa Cruz que trabaja en la domesticación de material genético nativo, adquirirá equipamiento técnico que facilite la multiplicación y el desarrollo de un gran volumen de plantas de calidad comercial.
"En el invernadero se ajustan las condiciones ambientales para determinar el manejo óptimo del cultivo de cada especie, y cómo transferirlas al productor", explicó Mazzoni.
La "oreja de cordero", una de las especies más avanzadas en los estudios, ya tuvo pruebas comerciales y contó con buena aceptación de viveros y potenciales consumidores.
La idea del INTA es establecer un jardín de plantas madres, como fuente de material para la futura producción por parte de viveristas, de modo tal que no tengan que recurrir a las extracción de poblaciones naturales.
Como parte de la transferencia, el proyecto también contempla la capacitación de viveristas en técnicas de cultivo de plantas ornamentales, manejo de invernáculos, fertilización, sanidad y riego. Y en este marco se adquirirá también un equipo de germinación y cultivo para el laboratorio del Cadic, el Centro Austral de Investigaciones Científicas que se encuentra en Ushuaia y depende del Conicet.
"Nuestra idea es que seamos los exploradores que identifican y suministran la variabilidad genética de las poblaciones de flores locales, pero cuidando que este material genético no sea sustraído del país, para volver en forma de variedades sobre las cuales se pagan regalías, cuando en realidad los genes son propios", explicó Oliva.
El profesional comentó que, junto a sus colegas, se encuentra trabajando también junto con autoridades en una legislación sobre la propiedad de los recursos genéticos. Esta legislación garantizaría que toda exportación de material se realice mediante un convenio, que estipule beneficios compartidos para la región.
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