Anteayer, en el contexto de un encuentro internacional, se aprobó por unanimidad un estándar de producción responsable de la oleaginosa
El último jueves, en la ciudad brasileña de Campinas, a 100 kilómetros de San Pablo, productores de soja, representantes de la industria, el comercio, las finanzas y distintas asociaciones civiles vinculadas con la agricultura y el medio ambiente aprobaron por unanimidad los principios y criterios que asegurarían una producción responsable de soja. También le dieron el visto bueno a un código de conducta que comprometería a todos los actores de la cadena de producción de la oleaginosa.
Este consenso se logró en el marco de la Cuarta Reunión de la Asociación Internacional de Soja Responsable (RTRS, por sus siglas en inglés), una institución que se creó en Suiza, hace tres años, con el interés de constituir un acuerdo para promover las buenas prácticas agrícolas en la producción de la oleaginosa. Hoy, la RTRS tiene 108 miembros, de 17 países; la Argentina es uno de ellos.
Entre los principios aprobados anteayer está la obligación de proteger las áreas de alto valor de conservación (como reservas ecológicas, bosques y selvas) y el cumplimiento de las normas laborales que establece la Organización Internacional del Trabajo (OIT); esto incluiría, básicamente, un rechazo al trabajo esclavo, infantil y en negro. También se deberán resguardar los marcos jurídicos de cada país, el mantenimiento de una relación responsable con la comunidad y el respeto a las buenas prácticas agrícolas, como el uso apropiado del agua o de agroquímicos.
A propósito del consenso, el presidente de la RTRS, Christopher Wells, dijo: "Estamos muy contentos con los resultados porque tanto la declaración de principios como el código de conducta fueron aprobados por el ciento por ciento de los miembros de la asociación".
"Nuevo paradigma"
Según Miguel Hernández, el secretario general de la RTRS, "hay un nuevo paradigma en la producción de soja", ya que el estándar aprobado el jueves abarca todos los sistemas de producción y comercialización de la oleaginosa, por la "neutralidad" con la que se encaró.
Ahora los principios definidos de producción responsable de soja se someterán a un año de prueba. Al finalizar ese período habrá una nueva reunión para evaluar los resultados. Luego, los productores podrán obtener la certificación de la RTRS, que indica que dentro de un área productiva se cumplen las obligaciones establecidas por la asociación. A su vez, los representantes de la industria y el comercio deberán comprometerse a no comprar a aquellos productores que no cumplan con los principios de producción responsable. Los representantes de la Sociedad Civil que participan de la RTRS serán los garantes de este acuerdo.
Otro actor importante dentro de esta alianza es la banca internacional. A partir de este consenso los bancos asociados se comprometerían a brindar líneas de créditos a tasa más baja para los productores que contemplen el estándar de la RTRS.
El único disertante argentino fue Guillermo Prone, protesorero de Acsoja, que dijo que en el país la mayor parte de la producción estaría preparada para recibir la certificación. Por ejemplo, el 90% de la soja está sembrada en áreas donde antes había pastizales y no bosques o selvas.
Con respecto al uso de agroquímicos, no hay ninguna prohibición de la RTRS; sólo están vedados los productos que no tienen aval internacional. Según Prone, "con los agroquímicos ocurre lo mismo que con los medicamentos: si se aplican en la justa medida son beneficiosos, si no, se tornan perjudiciales".
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