En los últimos dos años, la Argentina ha recuperado posiciones en el comercio mundial de alimentos. Las políticas impulsadas por el Gobierno permitieron que productores de diversos complejos vuelvan a confiar. Muestra de ello es el crecimiento del campo en su conjunto en 2016 y en lo que va de 2017. Hoy el país está en condiciones de aumentar de manera significativa la producción de alimentos.
¿Cómo hacemos para que la Argentina se transforme verdaderamente en el "supermercado del mundo"?
Los sectores productores de alimentos y bebidas están a la expectativa de una reforma fiscal, laboral y de infraestructura que permita poner al país en pie y en igualdad de condiciones respecto de nuestros competidores. Producir alimentos es cada vez más una cuestión de carácter estratégico. El aumento de la población mundial y la disminución de las áreas agrícolas por la expansión urbana nos ponen ante un desafío sin precedente. Tenemos que estar a la altura de las circunstancias.
El resultado electoral del pasado 22 de octubre indudablemente abre una oportunidad para avanzar en esta serie de reformas necesarias para encontrar un sendero de crecimiento sostenido en el tiempo. Los cambios se irán dando de manera gradual.
Contrariamente a lo que ocurre en el resto del mundo, en la Argentina contamos con grandes extensiones y ventajas agroecológicas que nos permiten producir una oferta de alimentos de lo más variada. Actualmente producimos alimentos para 400 millones de personas y las proyecciones indican que para el año 2025 estaríamos en condiciones de alimentar a 650 millones, duplicando así las exportaciones de productos primarios con valor agregado.
Hoy la Argentina ocupa el sexto puesto como productor y el onceavo como exportador mundial de alimentos. Nuestra producción se destina en un 60% al mercado interno y el 40% restante, al comercio internacional. La industria de alimentos y bebidas emplea a más de 400.000 personas de manera directa y representa alrededor de 25.000 millones de dólares al año en el país.
El mundo tomó nota y nos está abriendo las puertas. En los últimos días viajé junto a un grupo de empresarios y funcionarios argentinos a San Pablo para participar del Congreso Internacional de la Industria del Trigo 2017 (Abitrigo). Nuestros colegas brasileños nos manifestaron que su producción triguera caerá entre 10 y 20%. Es decir, es una oportunidad para colocar más trigo y harina de calidad en ese mercado, que es nuestro principal comprador.
Estamos frente a una oportunidad inmejorable para posicionar a la Argentina como proveedor por excelencia de alimentos de calidad y lograr que el esfuerzo de los productores se vea reflejado en las góndolas de los supermercados de todos los países. Los compradores más importantes nos están esperando. Es hora de mostrar nuestros alimentos al mundo.
El autor es presidente de la Federación de la Industria Molinera (FAIM)
Diego Cifarelli
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