Tras el faltante de lácteos en las góndolas, en especial de leche fluida de segundas marcas y propias de supermercados, los distintos eslabones de la cadena dieron sus argumentos para explicar la escasez de productos, que van desde cuestiones climáticas, de pérdida de rentabilidad de los tamberos hasta de la informalidad en el mercado.
"El contexto macroeconómico no ayuda en nada. La caída de los ingresos y la inflación complica el abastecimiento de alimentos", dijo Joaquín Pérez Martín, asesor técnico de la actividad. "Es cierto que el sector lácteo no viene bien. De todas formas, solo el 10-15% de la producción nacional se destina a la elaboración de leche refrigerada o no refrigerada", agregó.
Para el experto, la estacionalidad de la producción (en febrero pasado hubo una merma del 19% versus enero) y el volumen de las exportaciones son elementos a considerar, pero no explican la falta de algunos productos en las góndolas. Luego de la retracción de la cooperativa SanCor de la comercialización de leche en sachet, quedó en manos de pocos jugadores y no se registra un papel más significativo en el mercado del consumo interno para otras firmas, según señalan en el sector.
"El problema es que el principal canal comercial que tiene el sector lácteo, las cadenas de supermercados, imponen condiciones comerciales a sus proveedores y expulsan a cualquier industria a ofrecer sus productos, sea grande o pyme. En un producto de bajo valor agregado y con una logística complicada, como la leche, esto se acentúa", remarcó Pérez Martín.
La crisis económica del país llevó a los consumidores a cambiar sus hábitos de consumo y las compras de productos lácteos de primeras marcas fueron reemplazados por marcas de menor valor e incluso del programa de Precios Cuidados. En rigor, en cada sachet de leche fluida, la diferencia de precios puede alcanzar a más de $14 por litro.
Qué dicen los tamberos
En este contexto, los tamberos piden a la industria y a los supermercados que no se enfoquen en los problemas del eslabón productivo, sino en sus propias cuestiones.
"Por qué no cuentan cómo pagan a la industria y cómo estos últimos trasladan esos plazos de hasta 90 días al productor; además de la competencia desleal que existe en el mostrador, donde las empresas chicas casi no están a la vista del consumidor", indicó a LA NACION Ignacio Kovarsky, productor tambero y presidente de la Sociedad Rural de Trenque Lauquen.
Agregó: "El problema que tenemos en los tambos nada tiene que ver con cuestiones climáticas, sino con un tema de rentabilidad negativa que se viene arrastrando desde hace ocho meses".
Para Kovarsky, la cuestión vinculada al faltante pasa porque los tamberos se vieron obligados a liquidar vacas y a modificar la dieta del rodeo por falta de utilidad económica del negocio. "Nos convenía vender vacas para faena que sacarle la leche. Ahora tenemos en el plantel vaquillonas con su primer ternero y su lactancia es siempre inferior", enfatizó.
Los tamberos recién están empatando los costos, "pero no hay plata para inversiones ni hay ganancias".
"Hoy pagan entre 9,50 y 11,50 pesos el litro, pero para equiparar el dólar debería estar alrededor de 15 pesos", afirmó el tambero.
Por el lado de las empresas, el Centro de la Industria Lechera (CIL) dio sus razones de "una menor oferta de productos lácteos".
En un comunicado, señaló que uno de los motivos importantes de la falta de leche en la cadena es la conducta que han adoptado empresas poco formales "de acrecentar su política evasora como estrategia de competencia desleal".
La cámara que nuclea las industrias lácteas considera que el desvío de leche hacia estas empresas informales "le resta disponibilidad de materia prima" para ser destinada a los productos frescos a las firmas formales. Precisó que esos volúmenes "se reubican en la elaboración de quesos, que también se vuelcan al circuito informal".