Correo de lectores
Preocupación
Preocupan las decisiones del Gobierno nacional en materia agropecuaria.
Faltan rumbos en las cuestiones de fondo y los continuos desaciertos en el manejo de la coyuntura han hecho reaparecer nubarrones sobre el presente y el futuro del campo argentino.
Los últimos acontecimientos ponen de manifiesto, una vez más, que el país no tiene política agropecuaria. Marcha a remolque de hechos que no controla y el Gobierno improvisa, en medio de una gran desorientación estratégica donde prima el cortoplacismo y objetivos encontrados con los que necesitan la producción y el país.
Antes fue la leche; ahora, las carnes y el trigo, por citar productos identificatorios del agro nacional. Si el problema es el déficit de producción, no se debería castigar a quien la obtiene.
Si la cuestión pasa por una mayor demanda internacional, no se deberían frenar las exportaciones con el fin de controlar, según se dice, los precios internos para el consumo. Crisis gravísimas, como la provocada por el Gobierno en la cadena de ganados y carnes, dejarán secuelas muy negativas durante largo tiempo. Nuestras autoridades deberían meditar e ilustrarse mucho más, antes de actuar como lo han hecho respecto al sector en los últimos meses.
Si la producción de trigo es insuficiente para abastecer la demanda, nos preguntamos cuál es la propuesta y/o política del Gobierno para aumentar la superficie por sembrar, ahora que es el momento de implantar el cultivo.
La depresión artificial de los precios a los productores no es, seguramente, el camino.
La mejoría en la situación de los productores de granos y otros rubros obedece a un circunstancial cambio de precios relativos, consecuencia de la explosión de la convertibilidad y mejores precios internacionales.
No hay reformas estructurales; cambios de fondo; políticas activas que puedan poner al país en la senda del crecimiento sostenido. En este sentido, poco ha cambiado respecto al pasado.
No existen, por tanto, elementos objetivos que permitan presumir que la situación del presente tenga perdurabilidad en el tiempo.
El futuro es una gran incógnita. Se ha acrecentado la vulnerabilidad del sector, y en ello mucho han tenido que ver las decisiones del Gobierno.
La sensación es de inseguridad, lo que aumenta las precauciones económicas, con repercusión negativa en todo el proceso productivo.
Que ello ocurra nos parece lamentable. Las oportunidades deberían aprovecharse, máxime teniendo en cuenta la situación del país. Si la historia se repite es porque la gente que debiera conocerla pretende ignorarla.
Humberto Volando
René Bonetto
Ex presidentes de la Federación Agraria Argentina
Productores pampeanos
Tras provocar una profunda crisis en la cadena de ganados y carnes vacunas, al prohibir las exportaciones, el Gobierno nacional ha decidido atenuar en parte los efectos de dicha medida. No obstante, cabe señalar que a la fecha:
- Se perdió capital de trabajo, al bajar un 30% el valor de la hacienda en pie, y esto no logró que el precio de la carne en el mostrador disminuyera.
- Se deterioró la relación con nuestros compradores internacionales, al incumplirse varios contratos; no pueden evaluarse totalmente aún las consecuencias de este hecho.
- Resultó perjudicada la actividad de la agroindustria y el comercio de los pueblos del interior, con el consecuente daño a las economías regionales. Los más perjudicados fueron los trabajadores de la industria frigorífica, que han pasado a ser desocupados y a quienes debemos mantener a través del Estado.
- Cientos de familias perdieron su trabajo y su capital, al regalar sus vacas, especialmente en aquellas zonas adonde la ganadería es el único recurso. Las pérdidas ya superaron los 200 millones de dólares y nos preguntamos quién se hace cargo de estos daños.
- Se ha generado una gran desconfianza en el sector, lo que hace imposible cualquier emprendimiento, al ser el Gobierno quien maneja el Registro de Operaciones de Exportación (ROE), que puede abrirlas o cerrarlas según convenga a sus intereses. En cualquier país democrático, una medida como ésta significaría la destitución y el enjuiciamiento de los funcionarios responsables.
- La intervención reguladora oficial provoca una honda preocupación en el sector y hace inviable un proyecto sostenido de producción en dicho marco.
Por esto último, se impone avanzar decididamente hacia una liberación de las exportaciones total, juntamente con la eliminación de las retenciones y la aplicación de un programa de expansión productiva para poder abastecer el consumo interno y la exportación.
Jorge Arocena, Juan Gándara y otros
Productores Autoconvocados de la Zona Central Pampeana
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