El jueves pasado, Okandu SA, una empresa dedicada a la generación y difusión de conocimientos y tecnologías en el agro, realizó una jornada a campo en Inriville que contó con la participación de más de 100 profesionales. Trigo, su manejo nutricional y sanitario; cultivos de servicio de gramíneas y leguminosas, y el manejo de malezas en cultivos de maíz y soja fueron los temas abordados en estaciones.
Enfermedades en trigo
En el sudeste de Córdoba, la problemática de enfermedades en trigo es muy cambiante entre años. Esto se explica por las cambiantes condiciones ambientales de fin de invierno e inicio de primavera, a los cambios de comportamiento de las royas que rápidamente rompen resistencias y está muy relacionado a la alta concentración de superficie sembrada de alguna variedad susceptible a determinadas enfermedades, según explicó Martín Sánchez, de Okandu.
En la campaña 2015/16, una de las enfermedades que más preocupaban era mancha amarilla, en la 2016/17 fue roya de la hoja y roya del tallo ocasionaron importantes daños y en la 2017/18 lo mismo ocurrió con roya amarilla.
"Especialmente en las últimas últimas campañas se observaron muy altas respuestas en rinde por un manejo adecuado. Incluso fue muy importante el impacto de una segunda aplicación de fungicidas. En ensayos llevados a cabo en la zona pudimos observar en materiales susceptibles respuestas de 800 kg/ha hasta 1600 kg/ha por hacer dos aplicaciones oportunas vs una única aplicación", precisó.
Según precisó, la gestión de la sanidad requiere una correcta planificación y manejo:
- Elección de variedades: diseñar planes de siembra que contemplen diversidad de variedades. Desde el punto de vista de rendimiento y calidad se pueden elegir en diferente proporción materiales de alto potencial de rinde y otros que aporten calidad. Teniendo en cuenta el perfil sanitario y ante la falta de oferta de variedades de buen comportamiento a enfermedades es recomendable tener en el plan un cierto porcentaje de área con variedades de buen comportamiento a roya amarilla, otro tanto de buen comportamiento a roya naranja y otro tanto a roya negra, evitando concentrar alta susceptibilidad a una sola enfermedad.
- Monitoreo: las mayores respuestas se dan con intervenciones tempranas impidiendo que los hongos se instalen en el cultivo. Esto exige un exhaustivo monitoreo (entre 1 y 2 relevamientos por semana), que permita relevar el nivel de avance de las distintas enfermedades.
- Aplicación de fungicidas: las mejores respuestas se encontraron con tratamientos oportunos de mezclas a dosis completa, y siempre con buenas condiciones de aplicación.
"Para la campaña en curso, la presión de patógenos es muy baja debido a que no hubo condiciones ambientales (muy bajas lluvias en el ciclo del cultivo) propicias para el desarrollo de enfermedades. Por tal motivo no se observan diferencias entre los diferentes tratamientos ensayados en el campo experimental, al igual que lo que sucede en la mayoría de lotes de producción de la zona. Aún así, es importante remarcar que quedan 15-20 días para que el trigo inicie su etapa final de llenado, por lo cual se recomienda continuar monitoreando enfermedades (royas) y plagas (oruga desgranadora y oruga militar) para detectar a tiempo cualquier amenaza al rinde, que por oferta ambiental deficiente será bastante más bajo que el de los últimos dos años", señaló.
Cultivos de servicio, el caso de las gramíneas
Santiago Lorenzatti, de Okandu, subrayó que los cultivos de servicio (CS) son cultivos que se siembran en una ventana de tiempo y espacio, normalmente no ocupado por otro cultivo de cosecha. "El CS no se realiza con el objetivo de obtener granos; por el contrario, su inclusión apunta a obtener otros beneficios como aporte de materia orgánica, fijación y ciclado de nitrógeno, consumo de agua y regulación de la profundidad de la napa, mejora en las propiedades físicas de los suelos, y en muchos casos para mejorar en el control de malezas", dijo.
"Respecto al tema hídrico, por mucho tiempo se sostuvo que para almacenar agua era importante tener largos períodos de barbechos limpios (sin malezas). Bajo este razonamiento durante este período sin cultivos el suelo se iba recargando con las lluvias, llegando con el perfil bien provisto de agua al momento de la siembra del siguiente cultivo. Lo que no se tenía en cuenta en este razonamiento era la eficiencia de ese barbecho; o dicho de otra manera, cuánta agua se perdía por evaporación directa durante el barbecho. Varias experiencias en la región nos muestran que la eficiencia del barbecho químico es baja y que buena parte del agua almacenada se pierde por evaporación directa, aún en siembra directa. En consecuencia, una alternativa consiste en transformar esos milímetros improductivos en biomasa, incluyendo CS en ventanas de tiempo normalmente desocupadas. Como ventaja adicional, al cortar el ciclo del CS se mejora la captación e ingreso al suelo del agua de lluvia; y por otro lado, al haber alta cobertura se baja la evaporación", precisó.
En la zona núcleo existen experiencias de uso de este cultivo en el período invernal. Los objetivos buscados con su inclusión consisten en realizar un consumo de agua que se encuentra en exceso en el perfil de suelo, lograr una competencia con malezas invernales y disminuir la germinación de malezas difíciles en primavera, mejorar la porosidad superficial del suelo, y aportar cobertura y materia orgánica. Adicionalmente en zonas bajas, donde podrían ocurrir encharcamientos, su implantación permite consumir el agua en exceso y principalmente evita la evaporación directa del agua con la posterior salinización de la superficie del suelo.
"Cuanto más temprano se pueda implantar el centeno, mayores serán los beneficios. De ahí que la siembra aérea de centeno sobre lotes de maíz o soja en precosecha es una herramienta de gran difusión. La modalidad de siembra aérea permite ganar entre 15 y 30 días respecto a una siembra tradicional que se realizaría luego de la cosecha del cultivo estival. A su vez, al adelantarse el ciclo fenológico del CS da mayor flexibilidad a la hora de definir el momento de secado del mismo", detalló.
Cultivos de servicio, vicia villosa
Dentro de este contexto de manejo de la rotación de cultivos con inclusión de cultivos de servicio, está recobrando importancia la fijación biológica de nitrógeno vía cultivo de servicio de leguminosas, como la vicia villosa.
"La incorporación de la vicia villosa tiene el objetivo no solo de crear biomasa, favoreciendo el aporte de carbono y la cobertura del suelo, sino, principalmente, el de fijar nitrógeno atmosférico e incorporarlo al suelo vía descomposición de residuos aéreos y subterráneos. En tal sentido, el cultivo de vicia es una alternativa que apunta a consolidarse como antecesor de cultivos estivales (principalmente maíz, sorgo o soja). Experiencias realizadas en zona núcleo muestra valores de producción de materia seca de entre 4000 a 6000 kg/ha de MS, con una concentración de nitrógeno entre 3 y 5%", señaló Walter Tanducci, también de Okandu.
Para evaluar el impacto de la vicia como antecesor del cultivo de maíz, se realizaron ensayos a campo durante 3 campañas en el sudeste de Córdoba. Los tratamientos evaluados contemplaron la comparación entre barbecho químico versus vicia como cultivo de cobertura (VC). A ambos bloques se le cruzaron tratamientos de fertilización nitrogenada que incluían dosis de 0, 60, 120 y 180 kg de N/ha.
"Para analizar los resultados resulta interesante considerar que la oferta hídrica fue muy dispar entre campañas. En una de ellas las precipitaciones fueron de 1103 mm anuales, a lo que se suma la influencia de napa en el lote. En la segunda campaña las precipitaciones acumularon 741 mm, con déficit hídrico acentuado durante el período crítico del maíz. En tanto que en la tercera campaña evaluada las precipitaciones fueron escasas (586 mm) con la diferencia que hubo una lluvia oportuna en durante el período crítico del maíz", dijo.
Para el experto, lo interesante de la experiencia es que se pudieron analizar ambientes contrastantes en cuento a disponibilidad hídrica ofrecida (precipitación anual acumulada) y la oportunidad de ocurrencia (lluvia en el período crítico del cultivo). Y a la fecha la experiencia acumulada arroja las siguientes conclusiones:
- La inclusión de vicia como cultivo de cobertura previo al maíz realiza un aporte de materia seca entre 4000 a 6000 kgMS/ha, con concentraciones de nitrógeno en torno a 4% (entre 3 y 5%).
- El cultivo posterior de maíz pueden rendir más o menos, comparado con el antecesor barbecho químico dependiendo de la cantidad y oportunidad de las lluvias, del momento de secado de la Vicia y de la fecha de siembra del maíz posterior
- En años con buenas precipitaciones el antecesor vicia permitió un rendimiento mayor del maíz para todas las dosis de N evaluadas.
- En años con precipitaciones por debajo de la media zonal, el comportamiento fue más errático. Cuando las lluvias fueron escasas durante la estación de crecimiento del maíz (incluido durante el período crítico), el antecesor vicia deprimió el rendimiento de maíz comparado con el BQ.
- En años con precipitaciones por debajo de la media zonal, pero con lluvias oportunas (durante el período crítico) el antecesor vicia mostró sus beneficios al permitir mayores rendimientos de maíz comparado con el barbecho químico.
- Todas las campañas evaluadas se evidenciaron respuestas en rendimiento de maíz a dosis crecientes de N aportadas durante el cultivo, tanto para el antecesor barbecho químico como VC (vicia villosa).
Nutrición
En tanto, respecto de la nutrición en trigo, Agustin Bianchini, que integra la misma empresa que organizó el evento, destacó que la definición de la estrategia para armar un plan nutricional parte del diagnóstico. Para conocer la oferta de nutrientes de un lote, se realiza el análisis de suelos, que comienza con la etapa más crítica que es el muestreo de suelos.
"En lotes de siembra directa, el muestreo debe ser realizado tomando muestras compuestas por 10-12 sub-muestras, ya que las aplicaciones de nutrientes de baja movilidad como P, en años anteriores pueden generar errores significativos. La demanda de nutrientes se estima a partir de la definición del rendimiento objetivo. Con la oferta y demanda se puede hacer una estimación de nutrientes y dosis a aplicar. La segunda etapa del plan consiste en la definición del manejo de la fertilización, que consiste en decidir la fuente de nutriente a utilizar (tipo de fertilizante), la forma de aplicación (al voleo, incorporado) y el momento (pre-siembra, a la siembra, durante el ciclo del cultivo)", señaló.
Según remarcó, la definición de la dosis, fuente, momento y forma corresponde a los 4 requisitos del manejo responsable de nutrientes (4Rs) desarrollados por el Instituto Internacional de Nutrición de Plantas (IPNI). Estos requisitos también están relacionados con el manejo sustentable de nutrientes que hace foco en el impacto ambiental, social y ambiental.
Explicó que Okandú viene trabajando desde hace varias campañas en nutrición en el cultivo de trigo, evaluando herramientas de diagnóstico como el análisis de suelos a la siembra para nutrientes como N y P y el uso de sensores y drones para el manejo del N.
En la campaña 2016/17, se realizó un ensayo de fertilización con N en trigo en el que se registraron condiciones muy favorables para el desarrollo del cultivo que produjeron altos rendimientos. Además, se observó una respuesta lineal a la aplicación de N y en la que no se alcanzó la meseta de rendimiento hasta llegar a 8000 kg/ha.
"Esto genera el interrogante de que hubiera pasado si aplicaba más N. Si bien el productor apunta a lograr altos rendimientos en trigo, cuando se alcanzan estos niveles, por un efecto de dilución del N, bajan los niveles de proteína y en numerosas ocasiones los productores sufren descuentos significativos en el valor de su producto, porque no se llega a la base exigida", afirmó.
A partir de esta experiencia, en 2018/19 la firma está haciendo evaluaciones con cinco variedades de trigo (3 de ciclo largo y 2 de ciclo corto), dosis de N (N75, N150, N225 y N 300) y momento de aplicación (siembra, siembra + macollaje, antesis) con el objetivo de aumentar el rendimiento y mejorar la calidad del grano.
En este contexto, Federico Pagnan, de INTA Justiniano Posse, compartió su experiencia en nutrición en trigo. Para ajustar la dosis de N a la siembra, el técnico recomendó usar 30 kg/ha de N por cada tonelada de grano producido con antecesor soja y 35 kg/ha cuando el antecesor es maíz. Con respecto al momento de aplicación, en general, cuando existen precipitaciones entre siembra y final de macollaje, las aplicaciones divididas (siembra + macollaje) presentan los mejores resultados. La forma de aplicación (incorporado vs. voleo en superficie) mostró diferencias de 300 a 500 kg/ha a favor de la incorporación, porque generalmente las precipitaciones en los meses de invierno son bajas.
Para mejorar la calidad de grano y los niveles de proteína se evaluaron altas dosis de N a la siembra y aplicaciones de N foliar (20 kg N/ha) en antesis, pero las mayores eficiencias se lograron con esta última estrategia. La aplicación de N foliar permitió incrementar el nivel de proteína entre 0.5 y 1.5 puntos porcentuales.
Estos resultados muestran que es factible lograr altos rendimiento en trigo, manteniendo la calidad del producto, se remarcó en la jornada.
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