Solares tradicionales: Estancia San Cristóbal. Corte inglés en el campo santafecino
Este establecimiento es fiel exponente de las inversiones británicas que llegaron al país a fines del siglo XIX y propiciaron el despertar económico con su característica de empresa autosuficiente
En 1939, cuando el Banco de la Nación puso en venta esta enorme propiedad fraccionada en varias subdivisiones, Rogelio Barbosa adquirió en remate público el sector que contenía el casco y conservaba el nombre San Cristóbal.
Barbosa era un constructor vial y un hombre de negocios al que posiblemente no le interesó mucho el "sitio histórico" que compraba. Sin embargo, éste resume en sí mismo, la crónica poblacional y económica de toda la región del centro-norte santafecino.
En 1872 , el gobierno de la provincia de Santa Fe había contratado un empréstito con la firma Cristóbal Murrieta y Cía., un banco londinense muy antiguo y prestigioso.
Como la cancelación de ese crédito tuvo dificultades y no pudo ser cubierto como estaba previsto, se saldó la deuda con tierra pública y así fue como Cristóbal Murrieta se encontró en 1881 en posesión de 668 leguas cuadradas de llanura santafecina libre de toda señal de civilización.
No hay datos que indiquen fehacientemente que el banquero Murrieta llegara algún día a conocer esta enorme posesión, pero su nombre fue predestinado en la nomenclatura de la región, pues se convirtió en la referencia obligada al ponerle el nombre San Cristóbal a la estancia que formó y a la localidad que se constituyó poco a poco a su costado.
Aquel era el tiempo del despertar agrícola de la provincia, se fundaban colonias con sembradores europeos, se invitaba a los capitales extranjeros a invertir en los campos marginales y a explotar sus recursos naturales, así como se extendían vías para que los trenes movieran gente y producción.
Considerando las grandes ventajas que se ofrecían a las empresas extranjeras con intereses en el país, Murrieta y otros socios fundaron en 1884 la Compañía Tierras de Santa Fe, para destinar las miles de hectáreas de tierras vírgenes a su disposición a la explotación ganadera, agrícola y forestal. Este fue el momento en que se construyó el casco de esta estancia, frente a la estación ferroviaria recién instalada.
En adelante, y por varias décadas, una y otra tuvieron un gran desarrollo paralelo, tanto en grandes instalaciones y en economía, como en influencia comarcana, ya que atrajeron a una gran cantidad de habitantes de ciudades vecinas que se sumaron al trabajo en el ferrocarril y a la producción en el establecimiento.
Como en tantos otros rincones marginales del país de entonces, las compañías de capitales ingleses fundaron estancias y prosperaron en la Patagonia, Corrientes, San Luis, Formosa y aquí, en el centro santafecino, donde provocaron el despertar económico de esas regiones todavía ignoradas por la "gran civilización" de la época.
Como marca de origen, San Cristóbal era una estancia de corte inglés, donde el personal jerarquizado era inglés, se hablaba en inglés, se pensaba en inglés y todas las mañanas se izaba la bandera inglesa. Los galpones y las demás construcciones de trabajo del casco de este establecimiento expresan el caudal productivo de la gran explotación y de las diversas actividades que se desarrollaban en una empresa autosuficiente como ésta.
La casa principal (o "mayoría", como se le llamaba en las estancias de las compañías extranjeras), no es la vivienda del patrón sino del mayordomo y del personal jerarquizado enviado de Londres.
Estilo campestre
Tiene una arquitectura de estilo campestre, que aquí se reconoce como inglesa o normanda (muy del norte europeo). La estructura es de madera de quebracho, lo mismo que pisos, revestimientos y todas las aberturas, es decir que la casa es un exponente indiano que amalgama materiales autóctonos y mano de obra local con una línea exótica que recrea el estilo de vida del personal que la habitaba.
Contiene quince dormitorios con mobiliario inglés y muchos baños muy bien instalados, además de grandes espacios comunes de esparcimientos, como un living enorme, un gran comedor y una sala de juego muy completa, que son el fiel reflejo de la influencia masculina que se vivía en este ambiente.
En la década de 1920 empezaron a declinar las grandes compañías extranjeras que actuaban en el país y la "estancia de los ingleses", como se la conocía en la zona, no fue ajena a ese proceso.
Después de atravesar diversas etapas y cambios que reflejan la inestabilidad económica del país de entonces, la estancia San Cristóbal con mucha menos superficie, pasó de la quiebra a la propiedad del Banco de la Nación. Este es un destino recurrente que abrió y cerró una etapa de desarrollo muy importante en la región santafecina influenciada por la ciudad ferrocarrilera de San Cristóbal.