Productores e industriales deberán hacerse cargo del cambio
La industria de las carnes bovinas recibió un brutal zarpazo en 2001, que trascenderá como uno de los peores años de la historia del sector.
"El cierre de prácticamente todos los mercados para las carnes frescas por el reingreso de la aftosa" fue el estigma del ejercicio negativo que culmina, según un informe elaborado por el presidente de la Asociación de Industrias Argentinas de la Carne (AIAC), Héctor Salamanco.
Las aristas de este hecho consistieron en "la caída de un 30% de los precios del ganado, la desvalorización de los activos ganaderos por más de 3500 millones de pesos, la pérdida de exportaciones por US$ 50 millones mensuales y de unos 5000 empleos en la industria exportadora", reconoció.
Ante "nuestros exitosos competidores", la agroindustria bovina nacional, en cambio, fue perdiendo posicionamiento, sin una "estrategia para el largo plazo ni políticas públicas estables", señaló Salamanco.
Por lo tanto, el balance de 2001 "es la cosecha de lo que no hicimos en su debido tiempo -y durante muchos años- para evitar una situación a todas luces previsible", indicó el titular de la AIAC.
Por otra parte, la incertidumbre es la carta de presentación con que se aproxima el año 2002.
"Es difícil predecir el impacto que tendrá sobre los mercados de las carnes el enfriamiento de la economía mundial" y las consecuencias de la "sustitución en la Unión Europea de las carnes argentinas por carnes provenientes de Uruguay y Brasil", agregó Salamanco.
Futuro incierto
El nuevo año se inicia con "un Mercosur cargado de conflictos" para constituirse como efectivo mercado regional, y con los resabios de "un manejo arbitrario de los problemas sanitarios por parte de Brasil, Chile, Colombia y Rusia, entre otros".
En cuanto al ámbito local, se potenciaron "la falta de previsibilidad y de seguridad jurídica para las inversiones, y los problemas específicos del sector que están destruyendo la rentabilidad y la competitividad internacional de nuestras carnes", dijo.
Tras destacar la necesidad de una acción conjunta entre el sector privado y el Gobierno para lograr "la reapertura de los mercados", el especialista subrayó que son las "organizaciones de productores e industriales las herramientas para el cambio".
Echando una ojeada al éxito de la competencia, Salamanco explicó que mientras "las organizaciones de productores e industriales definen sus estrategias, objetivos y acciones a partir de los mercados, el Estado es receptivo para interpretar y ejecutar las propuestas formuladas por las instituciones del sector".
"La traducción de metas en resultados -agregó- fortaleció las relaciones en la cadena y permitió ajustes progresivos de nuevas estrategias realimentando el círculo virtuoso."
Al respecto, sostuvo que "la consigna es comenzar el 2002 con una férrea voluntad de fortalecer las organizaciones del sector", porque la planificación estratégica y el ordenamiento de políticas "no pueden ser llevados a cabo por las empresas" y, frente a la grave situación que enfrenta el país, "es muy poco lo que podemos esperar desde elGobierno".
Urge entonces la necesidad de plantear "un nuevo modelo para cambiar la historia de las carnes argentinas a partir de un intenso trabajo de las organizaciones del sector".
"La eliminación de la aftosa y la reapertura de los mercados serán entonces las pruebas que determinarán el éxito del esfuerzo conjunto de productores, industriales y del Estado", concluyó el presidente de la AIAC.
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