Ganadería: en Mercedes, Corrientes. De la cría tradicional a la producción con ciclo completo
Sobre la base de una fuerte incorporación de pasturas subtropicales en su planteo, la firma Pilagá aumentó la producción de carne de 85 a 242 kilos por hectárea
MERCEDES, Corrientes.- Cuentan por estas tierras que el libro de visitas de la estancia Itá Caabó, que en lengua guaraní significa árbol que crece entre las piedras, atesora celosamente la firma de cientos de personalidades ilustres, entre las cuales se encuentra la del príncipe de Gales, Eduardo de Windsor, quien en 1925 llegó a la Argentina, y la del heredero del trono de Holanda, Guillermo, hoy esposo de la argentina Máxima Zorreguieta.
Un poco por ser el refugio de un fragmento de la historia del lugar y otro tanto por el cambio productivo que ahora se observa sobre gran parte de las más de 26.000 hectáreas que esta estancia integra junto a otra denominada Rincón de Yeguas, aquí se habla de un modelo que ha tenido mucho que ver en el rumbo ganadero del Norte y dentro del mismo Grupo Pilagá, dueño de estos campos que adquirió en 1977 a la empresa inglesa Liebig´s.
En pocas palabras, las tierras que antes sólo se utilizaban para la cría bovina y de ovejas sobre campos naturales hoy sirven para el desarrollo de un ciclo ganadero completo, a partir de la incorporación de pasturas subtropicales más verdeos y maíz. De los 85 kilos de carne por hectárea del tradicional campo de cría, la producción saltó a los 242 kilos por ha, en suelos provenientes del cultivo de arroz.
Como consecuencia directa del despegue pecuario, enseguida esta unidad productiva, que se completa con otras 22.000 hectáreas administradas en la zona, se convirtió en una especie de nave insignia para Pilagá, por los distintos resultados obtenidos. En este sentido, en unos diez años pasó de producir 1.700.000 kilos de carne a algo más de 3 millones de kilos.
Por este crecimiento, los números del grupo empresarial cambiaron. "Este campo (Rincón de Yeguas), que antes aportaba el 15% de los kilos totales de carne, ahora ya abastece el 40%, sobre unos 8 millones de kilos", señaló Martín Arriaga, técnico de la firma.
Hoy la ganadería produce unos 11.000 terneros por año. De los 5500 machos que nacen, 2500 son para el engorde, 500 quedan como toritos de recría, en tanto que los restantes 2500 son enviados a otros establecimientos de invernada en la provincia de Buenos Aires.
Mientras un 70% de las tropas gordas sale con unos 440 kilos, el otro 30% lo hace con alrededor de 420 kilos.
Por el lado de las hembras, 3000 quedan para reposición, otras 1000 son recriadas para su venta como vaquillonas preñadas y 1500 más van a un campo de invernada de Entre Ríos, donde una parte se engorda y otra se vende preñada.
En total, la unidad ganadera posee unas 32.000 cabezas de hacienda Braford. Todo el Grupo Pilagá tiene un stock cercano a los 80.000 animales.
Salto productivo
Aparte de mostrar el peso que actualmente tiene esta explotación ganadera dentro de la empresa, aquí exhiben otros datos que reflejan su vuelco productivo. Así, respecto del rodeo entorado, de un nivel histórico de 8500 vientres en servicio se pasó a 13.600 en el ejercicio pasado. "En (una serie de) diez años tenemos un promedio del 91% de preñez", comentó Jorge Bulman, gerente de producción.
En este tema, Bulman le presta especial atención a la fertilidad del rodeo. "Apuntamos a tener siempre una fertilidad alta; la hembra que falla va a engorde. Además, buscamos buenas recrías y a que las vaquillas lleguen a los 280 kilos, como mínimo, en el servicio a los 20 meses", remarcó.
Por otra parte, considerando el total de hectáreas de Itá Caabó, Rincón de Yeguas y las 22.000 administradas, aquí la carga promedio está en 0,65 EV/ha.
Más allá de esto, el salto productivo llegó al ritmo que se introducían las pasturas. Para tener una idea de este impacto, en diez años la siembra de pasturas subtropicales se incrementó de 1000 a 4000 hectáreas, con un fuerte avance de la setaria, especie energética que es la base de la cadena forrajera. Puede alcanzar producciones de materia seca de 10.000 kilos.
De igual modo, en seis años se pasó de ninguna hectárea con verdeos de invierno a más de 1500, con raigrás y avena. Otro empuje más lo dieron los verdeos de verano, ya que en tres años trepó a 700 hectáreas la superficie con sorgo forrajero. Integrado al esquema ganadero también apareció el maíz, donde la apuesta es buscar rendimientos en torno de las 8 toneladas. Una dieta de engorde puede llevar, además de maíz, semillas de algodón y afrecho de arroz.
Por más que hay muchas cosas llamativas en el manejo de la hacienda, un punto para destacar es la suplementación de terneros que comenzaron a realizar para igualar pesos antes del engorde. En este sentido, en uno de los potreros había un corral con machos Braford de 160/170 kilos con grano y acceso permanente al pasto para poder llegar a los 200/210 kilos. "Esto lo hacemos porque tenemos que mantener las ganancias de peso en todo el período de engorde; sí o sí debemos arrancar con pesos parejos para poder terminar igual", afirmó el gerente de producción de la empresa.
En materias de números, aquí el resultado neto de una hectárea de cría ronda los 80 pesos por ha, en tanto que los modelos de engorde llegan a los 150 pesos.
Mientras la ganadería sigue su camino de crecimiento, vale mencionar que en este campo el gran disparador del cambio productivo vino con el manejo del agua en represas para riego, porque permitió hacer más arroz (hoy aquí se siembran unas 2500 hectáreas, mientras que toda la empresa produce 50.000 toneladas) y luego pensar en las pasturas con esos lotes.
Bulman anota un factor más que potenció los resultados. "Nos apoyamos en los recursos humanos; entrenamos profesionales dentro de un sistema donde la capacitación es un estilo de vida", subrayó.
lanacionar