Emprendimiento: apoyo calificado. De la investigación científica al fomento de la producción
Integrantes del Grupo de Estudios sobre Ecología Regional hablan sobre la experiencia de trabajar con pequeños productores; logros y asignaturas pendientes
"Durante la búsqueda de respuestas a problemas ecológicos de la región chaqueña vimos que esos problemas tenían consecuencias directas sobre la vida de la gente, por eso comenzamos a trabajar junto con los campesinos", cuenta a LA NACION Elizabeth Astrada, bióloga y presidenta del Grupo de Estudios sobre Ecología Regional (Geser), en referencia al momento en que pasaron de la investigación científica pura al trabajo aplicado en el monte, con las comunidades que los habitan, actividad que se concretó a partir de 1998.
La historia del Geser, sin embargo, comienza en 1989, en el seno de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Allí, investigadores, docentes y estudiantes del área de Ecología formaron esta ONG, que si bien se originó con un objetivo más teórico que práctico lentamente fue mutando hacia una realidad comprometida con la producción sustentable y con el desarrollo social.
"La construcción de confianza fue uno de los pasos más importantes que hemos dado entre los campesinos", asegura Marcela Caratozzolo, ingeniera agrónoma que está a punto de terminar su especialización en Desarrollo Rural. Agrega que en muchas ocasiones debieron remontar malas experiencias de gente que no trabajó bien en la zona, personas que quisieron insistir en una lógica más orientada hacia los grandes productores que hacia los pequeños.
Carlos Blanco, biólogo que está a cargo de la coordinación general de la logística y el seguimiento de las acciones en el campo, recuerda que cuando iniciaron el contacto con los campesinos y plantearon la posibilidad de implantar pasturas debajo de los vinales o hacer harina de algarroba los miraron como si fueran extraterrestres. "Nosotros llevamos cosas novedosas para ellos, pero que sabíamos que podían funcionar aplicadas en esas zonas." Añade que con los primeros resultados las miradas comenzaban a cambiar y, así, se fueron sumando más familias al trabajo.
Actividades
Hoy ya son cerca de 50 familias campesinas las que trabajan con el Geser en las distintas actividades que se realizan en la zona. Esas actividades son: siembra de pasturas bajo vinales; producción de harina de algarroba; apicultura; hierbas aromáticas; trabajos de carpintería con las maderas que se obtienen de los peores árboles que sacan de monte (confeccionan cajones para apicultura que luego se reparten entre quienes aportaron la madera y las horas de trabajo), y la fabricación artesanal de bombas de soga para la extracción de agua, uno de los principales factores limitantes en la región, sobre todo durante el invierno, cuando prácticamente no llueve.
Para poder desarrollar cada una de las iniciativas en el campo son necesarias herramientas e insumos y para ello es indispensable contar con un financiamiento que haga viable la actividad. Al respecto, Blanco explica: "Cuando definimos la temática de trabajo elaboramos un proyecto acorde con esa necesidad y lo presentamos ante entidades nacionales e internacionales que apoyan económicamente prácticas de éstas características". Así se obtuvieron aportes de la Fundación Avina; de la Comunidad de Madrid, y del Programa Social de Bosques, de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
Caratozzolo reconoce que muchas veces es necesario redireccionar presupuestos para no generar baches en ningún proyecto y que todos los productores puedan seguir adelante.
Para Astrada, la idea es que con las herramientas, las capacitaciones permanentes y las materias primas que cada campesino tiene en su campo respondan a los objetivos planteados. "No se trata de llevar algo ya listo, sino de que se valore lo que se obtienen con trabajo", dice.
Comercialización
Geser también colabora con los productores en la comercialización de sus productos en Buenos Aires. "Estamos poniendo especial énfasis en vincularlos con emprendimientos que tienen que ver con el Comercio Justo y con el circuito de la economía social. Nos interesa empezar a generar un vínculo entre todos estos actores que tienen como factor común haber caído del sistema. La idea es trabajar sobre la comercialización como una herramienta de inclusión y no como un mero cambio de bienes", asegura Caratozzolo.
Pero llegar con los productos desde Formosa hasta la Capital Federal no es sencillo. Los entrevistados advierten que hay dos trabas importantes: una es la cuestión tributaria, donde al campesino se le exige lo mismo que a una gran empresa; y la otra es el flete. "Para un campesino ingresar en el sistema debería ser un derecho no una traba", reclama la investigadora. Asimismo destaca que mientras para las tareas productivas es posible obtener financiamiento, para la faz comercial no existe ese fomento. "Ningún potencial financiador quiere colaborar en esa instancia del proyecto", explica.
Consultados sobre las razones por las que desarrollan este tipo de actividades, los especialistas del Geser destacaron su formación en la escuela y la universidad pública. "Es necesario que el conocimiento adquirido le sirva a alguien y que se pueda aplicar a realidades concretas, en beneficio de personas reales", coinciden.
Los puntos de venta de los productos campesinos son: El Rincón Orgánico, Gurruchaga 1001; Titrayju de la Cooperativa Paraná, Bulnes 14; El Galpón, de la Mutual Sentimiento, Av. Federico Lacroze 4181 y Puente del Sur, puente_delsur@yahoo.com.ar. Los interesados en comunicarse con los integrantes del Geser pueden hacerlo a: geserargentina@yahoo.com.ar.