La mayoría de los productores actúa comercialmente pensando que lo sucedido en el ciclo anterior, 2020, se va a repetir en la próxima campaña, en este caso, 2021. La experiencia de haber visto lo sucedido en los mercados durante muchos años -ultimas tres décadas- demuestra que no siempre los mercados actúan como el productor piensa o desea.
Veamos algunos ejemplos concretos de la actual campaña 2021 en relación con lo sucedido en 2020. En el ciclo comercial 2019/2020 el productor tomó la decisión de vender trigo y maíz en forma anticipada mucho tiempo antes de la cosecha. En el mismo momento la estrategia fue vender lo mínimo posible de soja en forma anticipada.
En septiembre de 2020 el productor ya había vendido anticipado 3,5 millones de toneladas de trigo para las entregas en la nueva cosecha -diciembre 20 y enero 21- y otros 4,6 millones de toneladas de maíz para las descargas entre marzo y abril del presente año.
Al momento de vender el trigo, la posición enero en el Matba Rofex se cotizaba a 189 dólares por tonelada, mientras que al momento de la cosecha, en diciembre último, el disponible llegó a cotizarse a 225 dólares por tonelada.
Con el diario de ayer podemos decir que no ha sido acertado vender tanto volumen anticipado de trigo, pues el precio del mercado disponible llegó en cosecha a cotizarse 36 dólares por tonelada por arriba del precio de venta original.
En el caso del maíz, la posición abril 2021 se cotizaba a US$150 por tonelada al momento en que el productor vendió en forma anticipada. Ahora, en pleno febrero, el cereal disponible se está cotizando a US$206. Aquí también tenemos un mercado que se ha valorizado en US$56 por tonelada respecto del precio de venta anticipado.
En cambio, las ventas anticipadas de soja, en septiembre de 2020, apenas llegaban a las 350.000 toneladas y en ese momento la posición futura mayo 2021 se cotizaba a US$246 por tonelada, mientras que hoy el grano disponible ya se cotiza a US$330 por tonelada y para mayo, a US$325. En este caso la decisión de no vender tanto volumen anticipado ha sido acertada por parte del productor.
Podemos preguntarnos si esta estrategia ha sido consecuencia de un análisis racional o si obedece a algún otro factor extra mercado, más cultural que racional, que amerita que lo analicemos en detalle.
Pensamos que el productor vendió más trigo anticipado porque la idea era garantizar precio y la posibilidad de entregar la mercadería en cosecha, directo del campo al puerto. En el caso del maíz sucede algo muy parecido, con el detalle no menor de que los rindes del cereal superan en 4 veces los rindes de la soja y del trigo. En este sentido, el productor vendió mayor cantidad de maíz anticipado más por una cuestión logística que por pensar que el mercado podría bajar.
En el caso de la soja, el productor la toma como una moneda de cambio y de reaseguro ante eventuales picos de devaluación, con demanda muy firme y constante durante todo el año. Pero la posible devaluación afecta a todos los productos por igual. Entonces, consideramos que el productor toma en cuenta la segunda opción para retener más soja, siempre hay demanda, con compradores activos durante todos los días del año.
El autor es fundador de GuruMarket
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