CORDOBA.- Tras la fuerte caída de 2020 en los niveles de actividad, sigue la incertidumbre de cara a este año. Las economías regionales, según un informe privado, tienen oportunidades para una recuperación, pero la política económica que se adopte define si habrán de ser aprovechadas. La amenaza inflacionaria, dice el documento, puede derivar en más controles, o en una política cambiaria y/o comercial que termine desalentando las exportaciones. Un rebrote en Covid también jugaría en contra.
Iniciada la cuarentena el año pasado, cayó la actividad en todas las regiones, con una posterior recuperación primero rápida y luego más lenta. En promedio, a fines de 2020 la actividad quedó 7% debajo al nivel pre-pandemia. Buenos Aires sufrió mayor caída inicial, vinculada a las restricciones. Más fuerte disminuyó la actividad en la Patagonia, en parte explicada por los bajos precios petroleros. El Noreste es la que presenta mejor desempeño e indicadores de actividad.
Un informe realizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), el Monitor de Exportaciones de Economías Regionales muestra que el sector tienen potencial para duplicar a mediano y largo plazo el valor de sus exportaciones al mundo, pasando de los actuales US$ 7200 millones por año a US$14.000 millones de dólares.
En 2020 siete de cada 10 dólares que ingresaron al país provinieron de la cadena agroindustrial. El sector representó el 74% del valor del total de las exportaciones del país (la relación más alta de los últimos cinco años).
El economista Jorge Day del Ieral es el autor del documento y analiza que la mayoría de los commodities sufrieron una baja de precios internacionales en 2020, en parte por el fortalecimiento del dólar -ante una crisis, los inversores se refugiaron en esa moneda o en bonos de Estados Unidos- y, en parte, por la menor demanda mundial de productos. Ambos factores jugaron fuerte en el primer semestre y, después, hubo un cambio de tendencia y en los últimos se registró una recuperación de precios de granos y petróleo.
"El mundo no jugó a favor, al menos en la primera parte del año, con menores compras y precios internacionales –describe Day-. En cambio, para este año, se espera un mundo mejor. Aunque todavía se mantiene la amenaza del rebrote más extenso del Covid, está la esperanza de las vacunas. En ese contexto, los pronósticos apuntan a un importante repunte en la mayoría de las economías desarrolladas, traduciéndose en una mayor recuperación del comercio internacional".
Retenciones
El Gobierno determinó cambios en el esquema de retenciones que alcanzó a productos agroindustriales de economías regionales que quedan con un 0% de derechos tras tener alícuotas del 5 al 7% o 3 pesos por dólar exportado. La medida incluyó a las cadenas y productos ovinos, caprinos, huevos, acuicultura, apícola, productos hortícolas (tomate, pimientos, cebolla, ajos, espárrago, etc), hongos, olivícola, maíz pisingallo, legumbres, papa y mandioca, frutos secos, frutas tropicales, cítricos dulces, cítricos, uva en fresco y pasas de uva, frutas de carozo, frutas finas, peras y manzanas, té, yerba mate, semillas, quínoa, alfalfa, jugos de frutas, aceites y esencias de cítricos, entre otros.
Para Day la decisión ayudará a varias economías regionales exportadoras, en especial al Alto Valle con sus frutas y "algo" en el norte: "Favorece a varias actividades agrícolas que son intensivas en empleo, justo en este momento en que hay un problema de desempleo; ayuda al sector agrícola en algunas provincias. Como sus exportaciones son bajas en comparación a sus producto bruto, el impacto positivo estará acotado", dijo a LA NACION.
Came plantea que no se entiende, por ejemplo, una eliminación de la alícuota en el caso del jugo de manzana y, al mismo tiempo, una suba al 4,5% para el jugo de pera. "No entendemos el criterio que se adoptó para bajar las retenciones en unos productos y subirlas en otros", advirtió Pablo Vernengo, director ejecutivo de la entidad. Lo mismo se puede decir de la baja de los derechos de exportación a la semilla del arroz y el mantener las retenciones al arroz elaborado.
"Los productores necesitan rentabilidad para poder dar un salto cualitativo y transformar materias primas en productos finales. Para esto es imprescindible reducir la carga impositiva y eliminar los costos de intermediación que encarecen los precios de los alimentos tanto en el mercado doméstico como el externo", agregó. Remarcó que las economías regionales necesitan un enfoque integral adaptado a la realidad de cada complejo. "Hay producciones que deben afrontar mayores costos (logísticos, salariales, producción y protocolos COVID-19) y las retenciones sólo sirven para quitarle incentivos a los productores", afirmó.
Day, por su parte, insiste en que la mayor incertidumbre está en las herramientas a las que el Gobierno apelará para el control inflacionario. Una posible acción sería moderar los aumentos en el dólar oficial, rezagándose con respecto a la inflación, "imponiendo controles aún más severos sobre las importaciones y la cuenta capital del balance de pagos. Este tipo de política desalentaría las exportaciones".
También jugaría en contra la brecha cambiaria; apunta que un exportador percibe un dólar que lo debe cambiar a un valor oficial de alrededor de $80 pero si debe adquirir otra vez dólares los paga a casi el doble. Otro factor es el menor financiamiento para exportaciones ya que la caída en los depósitos en dólares obliga a los bancos a prestar menos en moneda extranjera.
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