Sin imágenes de celebración ni discursos conmemorativos, durante el presente mes se cumple el primer aniversario de la guerra comercial entre Estados Unidos y China que, además de implicar un fuerte impacto para ambas economías, modificó los usos y las costumbres en el mercado mundial de la soja.
Y más allá de los acercamientos de los últimos días entre los negociadores de ambos países, con promesas de compras y con la postergación de mayores aranceles, las continuas idas y venidas prolongan la incertidumbre que, a su vez, se refleja sobre las pizarras de la Bolsa de Chicago, donde el valor de la soja oscila de 330 a 340 dólares por tonelada, lejos de los US$390 vigentes un año atrás, pero también a distancia de los US$299 registrados en el peor momento del conflicto, en julio último, cuando el gobierno chino impuso el aún vigente arancel del 25% al grano estadounidense.
"El conflicto generó un fuerte cambio en el patrón de comercio internacional de soja. El principal perjudicado fue Estados Unidos, dado que China era su principal comprador. De septiembre a febrero EE.UU. suma exportaciones totales por 23,7 millones de toneladas de soja, 13,5 millones menos que en igual segmento de la campaña anterior. Si bien una parte de los envíos estadounidenses se desviaron hacia otros países, gran parte está quedando sin ser vendido, elevando drásticamente los stocks finales. Por otro lado, China se volcó masivamente a comprar grano de Brasil y de la Argentina", explicó a LA NACION Federico Di Yenno, economista y analista de mercados de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Añadió que en 2018 las exportaciones brasileñas sumaron 83 millones de toneladas, contra los 68 millones de 2017.
En efecto, fue Brasil el principal ganador de la guerra comercial. En ese sentido, Ana Luiza Lodi, analista de la filial brasileña de la firma estadounidense INTL FCStone, contó que el conflicto elevó los precios relativos de la soja brasileña y tornó "muy atractivas las exportaciones, al punto de alcanzar un volumen de ventas récord, con el consecuente beneficio para los productores de la oleaginosa".
Para Adrián Seltzer, operador de la corredora Granar SA, la guerra comercial modificó los valores relativos. "La soja de EE.UU., que era la que marcaba el rumbo de los precios internacionales, pasó a ser un producto ofrecido y con escasa demanda. En ese momento Brasil se encontró con un interés inusitado sobre su soja y con una cosecha récord, algo así como cantar bingo con un pozo acumulado récord", dijo el especialista.
Agregó que en el nivel local, el Gobierno tomó medidas que favorecieron la exportación de poroto de soja, en detrimento de su industrialización. "Así fue como se dieron embarques de soja en una época del año (desde septiembre) en la que históricamente es poco habitual. Como contrapartida, la industria aceitera argentina se transformó en el mayor destino de las exportaciones estadounidenses, algo también inusitado", explicó.
En China, la guerra comercial no solo implicó menores compras de soja a EE.UU., sino que impulsó cambios en las formas de engordar sus rodeos. "Si bien los farmers estadounidenses están al tope de la lista entre los perjudicados, considero que el mercado en general se verá perjudicado, ya que esta situación llevó a los chinos a replantearse el uso de la harina de soja y hoy ya comenzaron un cambio en la ración que les dan a los cerdos y a las aves de corral, para procurar disminuir la dependencia sobre la soja. Este es el inicio de un proceso que podría afectar la tasa de crecimiento de la demanda en el mediano y en el largo plazo", dijo Seltzer.
Otra de las secuelas que la guerra comercial está dejando es un nivel récord en las existencias estadounidenses de soja, que rondarían los 25 millones de toneladas al cierre del ciclo 2018/2019, contra los 11,92 millones de la campaña anterior. En este sentido, Di Yenno explicó que la mayor oferta estadounidense sin vender es probable que "termine estimulando la producción de aceite y de harina de soja, y que la exportación de esos subproductos impacte sobre la industria aceitera de la Argentina".
Respecto del efecto que la persistencia del conflicto entre EE.UU. y China podría tener sobre la nueva cosecha argentina de soja, a solo dos meses de su entrada en el mercado, Di Yenno sostuvo que las compras chinas seguirán focalizadas sobre Sudamérica, con ventas de poroto previstas desde la Argentina por la BCR en 14 millones de toneladas.
"Se corre el riesgo de que la industria local vuelva a trabajar con capacidad ociosa y márgenes ajustados o negativos. Solo las empresas más nuevas, grandes y competitivas pueden sobrevivir a este tipo de escenarios totalmente anormales y adversos, más si se tiene en cuenta la pérdida del diferencial arancelario que resguardaba a la industria luego del cambio en los derechos de exportación que tributa el sector, en septiembre último", recordó.
En el mismo sentido, Seltzer señaló que el cambio arancelario local seguirá influyendo sobre el volumen de grano exportado sin procesar, independientemente de lo que suceda con la guerra comercial. "En cambio, una eventual resolución del conflicto entre EE.UU. y China puede afectar la posibilidad de seguir trayendo volúmenes importantes de soja estadounidense como materia prima para nuestra industria aceitera, dado que sus precios tenderían al alza en Chicago y tornarían esa práctica inviable", advirtió el especialista, para quien hoy es "casi imposible predecir precios, en un mercado que tiene como factor fundamental la política y que depende de los caprichos de un puñado de personas".
En tanto, Brasil levanta su cosecha y ya embarca granos hacia China. "Las exportaciones de poroto de soja comenzaron bastante calientes. Se embarcaron 6,6 millones de toneladas entre el 1º de enero y el 22 de febrero, contra los 4,4 millones despachados en el primer bimestre de 2018", contó Lodi. Añadió, sin embargo, que las ventas de Brasil en 2019 deberán ser menores a las del año anterior, dado que "la producción será inferior y que comenzamos el ciclo casi sin stock". Hasta el cierre de esta edición, INTL FCStone estimó la cosecha brasileña en 112,20 millones de toneladas, frente a los 119,30 millones de la campaña 2017/2018.
Estados Unidos necesita a china para intentar reducir sus stocks
"Cuando los mercados libres no pueden trabajar, entonces son los gobiernos los que pasan a escoger ganadores y perdedores en esos mercados". Así definió Dan Anderson, operador de la firma ED&F MAN Capital Markets Ltd, con sede en Chicago, la situación que la guerra comercial viene prolongando durante los últimos doce meses.
En ese escenario, que más allá de acuerdos parciales sigue restringiendo el comercio de soja estadounidense a China, LA NACION le consultó al especialista qué opciones tiene EE.UU. para achicar el nivel récord de sus existencias. "No hay muchas opciones. Las compras de China siguen siendo la mejor opción, dado que Europa no puede compensar la ausencia de la demanda china. Sin embargo, Brasil tiene una nueva cosecha y el agricultor ya la está vendiendo. En el escenario actual, la siguiente mejor opción es incrementar la molienda. Y, en definitiva, los precios marcarán las decisiones de los productores para el ciclo 2019/2020, si ven que pueden ganar más dinero sembrando maíz u otro cultivo le restarán hectáreas a la soja. Sin duda", aseguró.
Acerca de la incertidumbre que generan las sucesivas idas y vueltas de los negociadores, Anderson dijo que si bien siempre habrá reacciones a los titulares, "últimamente hemos visto como las respuestas de las pizarras se han vuelto más cautelosas. La incertidumbre frena la actividad en los mercados, ya que los participantes nunca están seguros de en qué creer. Solo un acuerdo sólido permitirá retomar estrategias comerciales basadas en los fundamentos propios del mercado".
En ese sentido, destacó los dichos de Robert Lighthizer (representante comercial estadounidense y uno de los principales negociadores) el miércoles en el Congreso estadounidense. "De manera clara, este funcionario advirtió que las negociaciones son un proceso y que no serán rápidas. Y les dijo a los legisladores que aún queda mucho por hacer para alcanzar un acuerdo comercial con China. Sin embargo, Trump y los mercados están buscando una solución más inmediata", señaló Anderson.