Confesionario técnico. El alimento bovino
Esteban Artica / asesor CREA
Los establecimientos ganaderos de la región sudeste de Buenos Aires vienen registrando déficits hídricos desde 2003. Pero la grave sequía que viene de arrastre desde 2008 no tiene comparación con ninguna de las pasadas. En las anteriores, concentramos la invernada y dejamos el resto del campo a la cría, pero esta vez la sequía fue tan severa que haciendo eso ni siquiera alcanzaba. Entonces decidimos tomar dos medidas. La primera fue destetar el 15 de febrero con pesos de 160 kilos por cabeza y engordar con anticipación a la vaca vacía. Destetar un mes antes permite contar con las raciones de febrero, marzo, abril y mayo para la alimentación invernal. La pregunta era cómo hacer, mientras tanto, para aprovechar mejor el escaso forraje disponible.
La solución se encontró al encerrar a las vacas durante 20 horas en un piquete, para evitar que se movieran y malgastaran energía, y liberarlas a pastorear sólo durante cuatro horas en parcelas pequeñas. Marcelo Lambías, miembro CREA, viene instrumentando esta técnica desde hace años y las vacas lograban mantenerse, parir y preñarse muy bien. Frente a la falta de pasto, la metodología fue implementada este año por los restantes integrantes del grupo. Algunos pensaron que no iba a funcionar y que la vaca, ante semejantes restricciones, iba a perder mucho estado. Pero lo cierto es que el sistema anduvo muy bien. La eficiencia energética del pastoreo por horas es muy elevada porque la vaca no gasta energía caminando mientras se alimenta. Todos los recursos duraron el doble de tiempo del estimado, lo cual nos dio más días para llegar a la parición sin tocar el área reservada. La idea a futuro es emplear esta herramienta para aumentar la carga en el rodeo de cría, pero sin llegar al extremo de este año, forzados por las restricciones generadas por la sequía.
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