A partir de 1860, los arquetipos de las pampas argentinas aparecen retratados en los billetes locales
La numismática es, indudablemente, una fuente insoslayable en el estudio de la economía y de la historia de un país. Resulta interesante, en este sentido, descubrir cómo la imagen de una Argentina agropecuaria también se fortaleció a través de su dinero.
Como el devenir del siglo XIX argentino no fue precisamente lineal, la historia de sus billetes y metales tampoco.
Durante casi toda esta centuria, las soluciones previstas para el circulante estuvieron signadas por marchas y contramarchas y las iniciativas para acuñar moneda e imprimir billetes derivaron en éxitos parciales y fracasos.
Así, la Argentina dependió del exterior durante décadas para contar con monedas y papeles propios. De hecho, entre 1860 y 1881 se careció de monedas nacionales y las que circulaban eran bolivianas.
La elección de motivos argentinos comenzó durante el gobierno de Rosas, según cuenta Arnaldo Cunietti-Ferrando, director del Museo del Banco de la Nación Argentina.
"Pero en la década de 1860 se incorporan de manera notable imágenes de vacunos, caballares y ovinos. Cierto es que a veces no eran de razas reconocibles como nuestras, pero eso sucedía porque los modelos provenían de las casas impresoras británicas o estadounidenses encargadas de confeccionar nuestro papel moneda; por ello también algunas de esas imágenes se encuentran en billetes contemporáneos de Uruguay, Brasil, Chile y Paraguay."
A decir verdad, la elección no era siempre acertada. Así, en un billete de 1856 del Banco de la Provincia de Bueno Aires se ve... ¡un canguro!
Un gaucho con plata
La aparición de arquetipos del campo argentino también se da durante la década de 1860. Un billete de 50 pesos de la provincia de Buenos Aires, en emisión de 1867, muestra a un gaucho montado y al galope, que hace girar el lazo.
En 1869 circulan dos billetes que muestran la imagen conocida como "La pisadora de maíz", correspondiente al óleo del pintor carioca-francés Juan León Palliére, que vivió en la Argentina entre 1855 y 1866 y pintó innumerables imágenes rurales. Sin embargo, estas reproducciones son diferentes en su línea y en lo que muestran: ambas tienen a la mujer que pisa maíz y por detrás de ella un gaucho con su caballo, en actitud de galanteo, pero en una hay, además, un perro, una gallina y pollitos. La primera corresponde al Banco Oxandaburu y Garbino, de Entre Ríos, entidad privada autorizada a emitir; la segunda, al Banco de la Provincia de Buenos Aires.
También en ese año este banco provincial emite un billete de 200 pesos corrientes que tiene a la izquierda del anverso a un esquilador.
La aparición de gauchos en la numismática argentina de esos años parece contradecir la generalizada idea de que la reivindicación oficial del arquetipo nacional se produce a fines de siglo XIX, luego del definitivo reconocimiento de "Martín Fierro", de José Hernández.
"La normalización de la emisión en nuestro país comienza a ser realidad en la década de 1880 -explica Cunietti-Ferrando-. En 1881 aparecen la primeras monedas emitidas aquí, aunque son resultado de cuños franceses, y en 1888 se promulga la ley de Bancos Garantidos, que obliga a que se retiren los billetes de bancos provinciales y privados y éstos adhieran a una emisión única."
De esta manera comienzan a salir de circulación billetes de las más variadas procedencias, desde un banco privado cordobés al municipio de Jujuy.
A las frecuentes imágenes ganaderas se deben agregar las relacionadas con la agricultura. La Argentina de las mieses tuvo su primera representación en el papel moneda en 1867, en un billete bonaerense donde aparecía una mujer segadora de trigo. En 1935, además, se acuñó una moneda con un hombre que empujaba un arado, que nunca se emitió.
Sin embargo, la agricultura logró su presencia más recordada en el circulante a partir de 1942 y hasta 1950, con una serie de monedas de 5, 10 y 20 centavos que mostraban una espiga de trigo y una cabeza de vacuno.
El resero
La imagen del hombre de campo ganó nuevamente un lugar destacado en 1962, gracias a una moneda de 10 pesos realizada en acero enchapado, que reproducía la estatua "El resero", del escultor Emilio J. Sarniguet. Esta obra se encuentra en la vieja entrada al Mercado de Liniers, en las avenidas De los Corrales y Lisandro de la Torre, y todos los domingos custodia la concurrida Feria de Mataderos.
En 1984 el gobierno de Raúl Alfonsín promulgó una ley que cambiaba la denominación pesos por la de australes. Un año después se emitían tres monedas bajo ese nombre, con imágenes de un hornero, un ñandú y un puma, respectivamente.
La decisión de colocar fauna autóctona en el dinero argentino respondió a la acentuada preocupación por la conservación de la naturaleza, en un país donde muchas especies silvestres corren peligro de extinguirse.
¿Y en la actualidad? La presencia rural no está manifestada, a menos que consideráramos la reproducción en el billete de 100 pesos, que muestra al general Julio A. Roca y su estado mayor, todos a caballo, durante la Campaña al Desierto.
¡Pero para muchos estos billetes son tan difíciles de conseguir como los del canguro!