Poco optimismo con el debate en la OMC
De atenerse exclusivamente a los hechos, más que a las intenciones y los discursos en apoyo a un comercio agrícola sin trabas, es difícil ser optimista sobre el futuro.
En este sentido es contundente la reciente aprobación de la ley agrícola por parte de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos en la que se aumenta el apoyo al agro norteamericano comprometiendo 73.490 millones de dólares para los próximos diez años.
Pero esto no es todo, todavía hay más plata de "carpinteros y plomeros", por quienes se interesa el secretario del Tesoro, Paul O´Neill, disponible para sostener el sistema de protección agrícola como los programas de emergencia que también se han incrementado en estos últimos años.
De este tipo de programas el más notorio para los argentinos por sus implicancias es el Low Deficiency Payment, que básicamente asegura un precio mínimo y que en el caso del cultivo de la soja ya superó los 3500 millones de dólares cuando hace unos años no superaba los 150 millones. Estos programas promueven en definitiva aumentos no sustentables de la producción que distorsionan el comercio mundial.
No sorprende entonces que los representantes estadounidenses se rehúsen a discutir el programa de subsidios domésticos en la próxima reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio durante los primeros días de noviembre en Qatar. En opinión de los especialistas los negociadores no deberían esperar ninguna concesión de los Estados Unidos.
En este tema la posición que defiende la mayor potencia mundial es la de no ceder en los subsidios hasta que los europeos no cedan.
La consecuencia de esta situación es enfrentar un callejón sin salida con la pérdida de los posibles espacios negociadores. Lo cierto es que los 24 países más desarrollados nucleados en la OCDE vienen incrementando los subsidios al punto de gastar en el último año alrededor de 360.000 millones de dólares.
Ante este escenario, la Argentina enfrenta las trabas al comercio agrícola desde el Mercosur y el Grupo Cairns. Mientras con este último plantea cuestiones más principistas focalizadas en la desaparición de los subsidios, con el Mercosur pelea en forma más pragmática la apertura de los mercados.