La concentración de la tierra ocasiona abandono y éxodo
"En cada montecito que uno ve, antes había una casa donde vivía una familia que trabajaba en el campo. Hoy se tuvieron que ir porque se fundieron y lo que quedan son taperas", dijo Luis José Leonetti, vicepresidente de la Sociedad Rural de Bolívar.
Como parte de una recorrida por localidades del interior La Nación recogió testimonios que marcaron, de alguna manera, el ánimo y la sensación de abandono que viven muchos de sus habitantes.
"El Estado debería instrumentar políticas para que alienten el regreso de la gente al campo, como se hace en otras partes del mundo", agregó.
El éxodo implica también que las escuelas rurales se queden sin alumnos, se cierren y se abandonen. "Y las que funcionan, están en una situación muy desfavorable. Las maestras van cuando pueden llegar", agregó Leonetti. El productor Luis Artola, de la misma localidad, mostró, a cinco kilómetros de la ciudad cabecera, lo que quedaba de una vivienda deshabitada, en un campo que años atrás él mismo había alquilado para trabajar. "Aquí nos estamos privando de toda mejora. La inversión es nula. Los puesteros nos piden esquineros, postes y alambres para reponer, pero no los podemos comprar", agregó.
La raíz del problema hay que encontrarla en la convertibilidad, dijo Nicolás Héctor Piccirillo, productor y dirigente local de la Federación Agraria Argentina. "Nos dejó precios internacionales, pero a costos nacionales."