Por Héctor Müller De la Redacción de LA NACION
La Argentina está luchando denodadamente para abrir nuevos mercados para las carnes vacunas. Es bien conocido que el aumento de la exportación es posible, pero también se reconoce que no es para nada fácil.
Se espera una larga lucha al respecto. A factores internos que hay que mejorar y a una competencia creciente, se suma la existencia de un mundo que, en su mayoría, sólo hace referencia a la necesidad de lograr un libre comercio "de la boca para afuera", sin la más mínima convicción interna.
De cualquier manera, la posibilidad existe. Según información suministrada por la dirección de Mercados Ganaderos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Sagpya), el comercio mundial de carne vacuna se pronostica que llegará a 6,5 millones de toneladas en el próximo año, con un aumento cercano al 5% sobre la presente temporada.
El mercado
La situación de la Argentina en este contexto fue muy bien desarrollada por el licenciado Gustavo Idígoras, director nacional de Mercados Agroalimentarios de la Sagpya, durante el reciente Seminario "El presente y futuro del negocio de la carne", llevado a efecto por Inforcampo Exposiciones.
En opinión del especialista, hoy la Argentina sólo tiene posibilidades de acceder a un 30% del mercado internacional. Esto significa que si esa plaza representa un volumen de 5.200.000 toneladas por año de importaciones, la Argentina sólo puede enviar 1.560.000 toneladas, ya que el 70% restante es demandado por países del circuito no aftósico, con tolerancia cero respecto de la aftosa y a los que la Argentina no puede llegar en la actualidad.
Con relación a los abastecedores en general, se observa que Australia, los Estados Unidos y Brasil aumentaron permanentemente sus exportaciones y este último está mostrando un papel de liderazgo. La Argentina está peleando el séptimo u octavo lugar junto con India y con Uruguay y su participación ha caído significativamente desde por lo menos 1998.
Por otra parte, hay una generalización mundial hacia un aumento en el nivel de producción, que es de aproximadamente del 0,5% mensual. Eso se ha dado como una tendencia en los últimos cinco años.
Brasil, uno de nuestros principales competidores, aumentó un 16% su producción en los últimos años y sus exportaciones crecieron mucho más en los últimos cinco años.
Dato muy significativo que muestra porque Brasil hoy está en el tercero o cuarto lugar en el ranking de exportadores a nivel mundial. Esto lo logró por distintas razones. Entre algunas de ellas se pueden citar las siguientes: una política pública muy activa, un subsidio directo para impedir la faena de animales jóvenes y una política internacional sumamente importante. También Australia y los Estados Unidos han aumentado sus volúmenes de producción y de exportación.
Para Idígoras y con relación a nuestros envíos al exterior, se nota claramente por medio de los números cómo la Argentina fluctúa su participación en el mercado internacional. Hoy, un importador que busca un exportador confiable a largo plazo para establecer un contacto comercial no cuenta, en general, con la Argentina. Entre otras muchas razones, esto se debe principalmente al lamentable episodio aftósico que impidió a la Argentina establecer una política de comercialización externa, durable y consistente a largo plazo.
Ahora bien, si nuestro país demuestra que está en el camino correcto y que no sólo puede mantener una política sanitaria estable a largo plazo, sino también algunas cuestiones impositivas, fiscales, aduaneras,contractuales,etcétera,podría ser una potencia exportadora.
De cualquier manera, hay condicionantes externos de mucho peso. En primer lugar, las prácticas desleales (subsidios); el sector de la carne vacuna está altamente subsidiado en el orden mundial, no sólo en la exportación, sino también a nivel de productor. En segundo término están las cuestiones sanitarias, respecto de las cuales la Argentina está luchando denodadamente para lograr nuevos mercados. Y en tercer lugar, entre otras más, una nueva barrera, el registro de productores, de importadores y de exportadores.
Resumen
En resumen, hay que negociar, negociar y continuar negociando.
El Grupo Cairns -que no subsidian su producción y al que la Argentina pertenece- pide que los aranceles no superen el 25% cuando finalice la Ronda multilateral de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Reclama, además, la eliminación en tres años de los subsidios a la importación. Y respecto del punto más importante, las subvenciones a la producción ( apoyos internos), el grupo Cairns espera que desaparezcan en un ciento por ciento.
La situación se presenta complicada, las tratativas van a continuar dentro de la OMC y 2003 va a ser sin duda un año de fuertes negociaciones, porque hay que lograr en septiembre de ese año un acuerdo agrícola escrito en el que deberá quedar en claro cuál va a ser el futuro del comercio agrícola en los próximos 15 años.
De lo expuesto, se deduce claramente que la política exterior argentina, tanto oficial como privada, debe ser más agresiva que nunca y con el claro objetivo de llegar al circuito no aftósico. Este representa, nada más ni nada menos, el 70% del consumo anual mundial.
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