En el sector agropecuario. El paro que no es paro
El campo no va al paro... pero va al paro.
Es un contrasentido, pero es la única conclusión que se puede obtener de lo que resolvió esta semana la cúpula de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) luego de la serie de marchas y asambleas realizadas en seis provincias en rechazo de la veda a las exportaciones de carne dispuesta por el Gobierno. En rigor, la decisión de CRA se asemejó a una fórmula de compromiso conseguida ante la imposibilidad de que prevaleciera una de las dos tendencias en disputa: la que proponía seguir negociando con el Gobierno y la que concluía en que debía hacerse un paro, con una fecha concreta.
Finalmente, se resolvió continuar el diálogo con el Gobierno, pero declarar un paro si no hay un principio de solución a los problemas pendientes.
La presión de muchas sociedades rurales y grupos de productores obligó a la entidad nacional a mostrarse más crítica de lo que algunos directivos hubiesen preferido. La intervención de Néstor Kirchner indujo a quienes apuestan al diálogo a pensar que se abrió una oportunidad para encontrarle una solución al conflicto. La reapertura parcial de las exportaciones y la promesa del Presidente de que debía tratarse el plan ganadero contribuyeron a pensar que había un cambio de actitud de las autoridades políticas y económicas. Pero quienes están más molestos y reclaman poner en marcha un plan de lucha creen que son los productores quienes más han sido perjudicados por la veda exportadora. El dato más contundente es la brusca caída del precio de la hacienda y la falta de certezas de que en los próximos meses los valores puedan recomponerse.
Hay algo evidente: no resulta sencillo para la dirigencia rural plantarse frente a un gobierno que no tiene reparos para recurrir a diferentes formas de presión con tal de lograr su objetivo político. Es el mismo gobierno que, además, hace gala de un desorden institucional: no es lo mismo hablar con el secretario de Coordinación Técnica, Guillermo Moreno, y con el subsecretario de Agricultura y Ganadería, Javier de Urquiza, que ser recibidos por la ministra de Economía, Felisa Miceli, y el secretario de Agricultura, Miguel Campos. Nadie resuelve nada si no recibe la aprobación del Presidente.
En un debate más profundo de la dirigencia se podría encontrar algún camino de acción.
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