Confesionario técnico. Estabilizar los rindes de soja
Andrés Bernal / Ing. agrónomo
Desde 1997 trabajo en el sur de Córdoba, alrededor de Río Cuarto, como asesor y administrador de empresas agrícolas y soy miembro de la Regional Aapresid Río Cuarto. En esa zona estamos evaluando cómo superar los déficit hídricos de los meses de verano. El cultivo principal es la soja; la mayoría de los productores elige sembrar entre mediados de octubre y mediados de noviembre, buscando maximizar la altura y desarrollo de las plantas. Los grupos de madurez más usados son 4 largo, 4 corto y 3, que son los de mayor potencial genético de rendimiento. La combinación de estos dos factores produce por un lado altas expectativas de rendimiento, pero por otro un elevado riesgo, dado que sembrando toda nuestra área de esa manera se produce una concentración de los períodos críticos en un espacio muy corto de tiempo. Un estrés hídrico de 15 días (común en nuestra zona) que coincida con el período crítico de nuestros cultivos puede malograr las cosechas.
Hace años venimos usando con éxito estrategias de siembra que apuntan a dividir los períodos críticos en un mayor espacio de tiempo, y el resultado es una mayor estabilidad en los rendimientos. Para eso destinamos un porcentaje de nuestra área a fechas de siembra más tempranas y más tardías que lo habitual. Alrededor de un 15/20% del área la sembramos los primeros días de octubre en los mejores lotes. Así logramos situar un porcentaje de los períodos críticos entre fines de diciembre principios de enero, etapa en la cual en nuestra zona llueve muy bien. También usamos dentro de las fechas de siembra centrales, incluso corriéndonos hasta principios de diciembre, variedades de grupo 6 (un 10-15% del total de la superficie) para ubicar períodos críticos a finales de febrero sin resignar desarrollo.
Estrategias un poco más "defensivas" nos ayudan a estabilizar los rendimientos a través de los años.
lanacionar