Recientemente fallecido, el escritor y periodista se dedicó a la difusión de las tradiciones gauchescas
Le hubiese sido grato saber que su recuerdo iba a ocupar un espacio en las páginas de este diario que desde la vieja casa fundadora de la calle San Martín hasta el edificio de Bouchard, lo vieran caminar desde 1961 a 1993. Cuando su figura amigable y sonriente no recorría la redacción porque Jorge Emilio se desempeñaba en el exterior, sus escritos, notas y comentarios traían esa fuente desbordante de simpatía y cultura.
Descendía de Bartolomé Mitre y de Angel Gallardo, emparentaba con viejas familias que se habían acriollado y había aprendido en su temprana infancia mucho del campo con las observaciones de su padre, el académico Guillermo Gallardo. De su vasta producción bibliográfica se destaca: El nacimiento del gaucho, publicada en 2000 y comentada en esta misma columna. Elaborada con documentación de los archivos de Indias de Sevilla e Histórico Nacional de Madrid, como lo afirma en el prólogo, y de "librerías, bibliotecas, manuscritos y otras fuentes de consulta de Buenos Aires, Montevideo, Porto Alegre, San Pablo y de Río de Janeiro".
La frecuentación de zonas urbanas, suburbanas y rurales de Brasil y de Uruguay lo aproximaron "a mundos repletos de afinidades criollas y memorias comunes". Las 150 páginas de la obra, con la pluma sencilla y elegante de Gallardo, son un clásico de la bibliografía sobre el novedoso enfoque del tema. En el apéndice sobresalen por su costumbrismo los métodos del gobernador de Montevideo, don Francisco de Paula Sanz, para limpiar la campaña oriental de "vagos, facinerosos, contrabandistas y desertores".
Otros estudios sobre el tema fueron: "El habla del gaucho. Influencias cruzadas del portugués y el español en el habla del gaucho. Su vigencia en una geografía insospechada", "Contextos criollos del Río de la Plata" y "Lo plural en la cultura", dedicado a la memoria del doctor Augusto Raúl Cortázar, donde destaca la erudición en la materia de Berta Vidal de Battini y de Olga Fernández Latour de Botas.
Un esfuerzo magnífico de Jorge Emilio, como lo llamábamos quienes tuvimos el placer de su generosa amistad, fue la revista Idea Viva, que durante casi una década sobresalió semestralmente con artículos sobre nuestras tradiciones criollas, donde escribió sobre el "Troperismo" y brindó espacios a reconocidos autores. Disertante ameno, alguna vez la exposición de Palermo lo contó entre los panelistas del Rincón Gaucho. En el prólogo de El nacimiento del gaucho colocó estos versos de Hernández: Para mí el campo son flores dende que libre me veo. Jorge Emilio sin duda estará disfrutando desde la altura estos campos con esa libertad, esencia de nuestro gaucho.
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