Confesionario técnico. La clave, compartir los objetivos

Fernando Battistella / Asesor

9 de mayo de 2009

Pensé que sería un buen aporte contar una experiencia de la que me quedó claro que los planteos técnicos y las estrategias de trabajo son importantes, pero es sólo una parte; siempre habrá personas que tendrán que implementarlos, y éstas deben estar involucradas. Esto ocurrió en los inicios de mi carrera como encargado de la Finca Los Guayacanes, en Las Lajitas, Salta. Técnicamente llegue con toda la confianza de mis dos trabajos anteriores y muchas ideas para implementar, pero el manejo de un campo involucra muchas otras cosas; quizás una de las más importantes sea armar un equipo de trabajo. Al llegar, me concentré en la distribución de tareas. Entre algunos cambios tuve que organizar los trabajos a doble turno con el personal, expliqué la estrategia por seguir y las razones que las motivaban, pero no tuve en cuenta aspectos tales como que yo recién llegaba y que no se había usado esta modalidad antes, y el resultado fue la negativa a mi plan. La situación fue complicándose, se iban generando planteos de todo tipo y sobre los ritmos de trabajo. Evidentemente no había logrado comunicarme con la gente, por lo que tuve que tomarme tiempo para hablar con claridad y explicar el porqué de mis decisiones. Sólo una vez que logramos establecer puntos de acuerdo surgió un diálogo constructivo, pudimos avanzar y quedó de manifiesto que teníamos los mismos objetivos. Tanto el personal como yo habíamos considerado la situación desde un solo punto de vista y la falta de confianza y claridad en el diálogo desencadenó un efecto contrario al buscado. Aprendí luego de esto que antes de tomar decisiones, siempre hay que evaluar todas las variables que se verán afectadas y es muy importante conocer la idiosincrasia de la gente y trabajar para entablar una relación de confianza que permita la formación de un equipo con objetivos comunes. Un año después, en Los Guayacanes las personas eran las mismas, pero se trabajaba con convencimiento y cada uno sabía que aportaba algo para lograr que la empresa funcionara. Como me dijo un día un contratista de cosecha: "La pieza más importante de la máquina es la que va atrás del volante". Creo que resume muy bien lo que quise expresar con esta anécdota.

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