Luego de las lluvias de fines de noviembre y de diciembre, los cultivos de maíz de la región pampeana muestran un abanico de situaciones, que van desde rindes normales hasta media cosecha. Así, por ejemplo, los potreros sembrados al este de la ruta 33 tienen perspectivas de rindes de tendencia, mientras que los ubicados al Oeste prometen 6000 o 7000 kilos por hectárea. En Córdoba se da una situación similar: en Villa Rossi llovieron 300 milímetros, pero en Río Cuarto la disponibilidad de humedad es ajustada, y en Punilla necesitan nuevas precipitaciones en forma urgente.
En términos más generales, hay muchos cultivos tempranos con la flor masculina emergiendo y una incipiente mazorca, pero muy dependientes de los chaparrones de las próximas semanas. "La situación hídrica se acomodó bastante; veníamos en descubierto, y ahora la cuenta quedó con un leve saldo positivo, pero no hay una napa cerca que nos deje tranquilos", graficó un asesor de Rufino.
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"La agricultura se va haciendo con lo que llueve cada día. En un campo que atiendo llovieron 300 milímetros, pero en el perfil hay poca humedad acumulada, porque el maíz la usó; en esta época, los requerimientos de un cultivo de alta producción pueden ser de 10 milímetros por día, con lo cual un metro de agua en profundidad alcanza para el consumo de una semana", calculó el técnico. En síntesis, muchos maíces mantienen un potencial de alta producción, pero para que se concrete se necesitan por lo menos 100 milímetros en los próximos días.
Mientras tanto, luego de un ataque inicial de chinche de los cuernitos, que perforó las hojas del maíz, no se observan otras adversidades importantes. "Se detectaron algunos síntomas leves de roya y hay muchas polillas en los potreros, pero no se advierten ataques de medidora ni de bolillera", agregó el técnico.
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Los productores que siembran maíz para silo enfrentan nuevas tarifas para el picado. Los contratistas dueños de estas máquinas están pidiendo $ 600 por hectárea más $ 20 por tonelada. Con un rinde de 40 t/h, la cuenta final asciende a $ 1400 por hectárea, muy por encima de los $ 1000/1100 del año pasado. Semejante aumento determina que los ganaderos de carne y los tamberos se muestren reacios a picar una superficie similar a la del ciclo previo y que negocien arduamente la tarifa y las condiciones de pago.
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