El impacto se siente en los pedidos de cosechadoras y sembradoras; aumentaron sensiblemente las ventas
FIRMAT, Santa Fe.- Oficinas en movimiento. Empleados de aquí para allá que hablan de facturación, entrega diferida, proveedores, cuentas, etcétera. Teléfonos que no paran de sonar. Puertas que se abren y se cierran.
Talleres febriles con ruidos metálicos y destellos enceguecedores de soldaduras. Operarios concentrados en sus labores.
Así se muestran por estos días las fabricantes de cosechadoras y sembradoras, los rubros de la maquinaria agrícola que son los que mejor han capitalizado la recuperación del negocio agrícola.
Se espera una cosecha voluminosa justo en momentos de buenos precios agrícolas. Asimismo, la devaluación parece favorecer la relación de precios entre granos y maquinaria agrícola y, al mismo tiempo, mejora la competitividad de la industria nacional respecto de la importada.
Además, el productor suma su característico afán de invertir al temor de quedar acorralado en los bancos y aprovecha la modalidad del canje por granos (fundamentalmente soja) para concretar sus operaciones.
Así, en los últimos meses la demanda comenzó a desbordar las existencias. No hay disponibilidad inmediata y sólo se habla de entregas de unidades para los primeros meses del año próximo.
Las fábricas proyectan ampliar la capacidad instalada; algunas ya la han encarado, aunque nadie quiere dar un paso en falso. También se reactiva la mano de obra y se recupera la prescindida no hace mucho como consecuencia de la crisis.
El golpe de la recesión
Pese al entusiasmo, nadie olvida que todavía se está por debajo de los niveles históricos de ventas. Fue muy duro el golpe que provocó la recesión, que además envejeció el parque de la maquinaria agrícola.
A pocas cuadras del centro de la ciudad se levanta la fábrica de cosechadoras Vassalli Fabril SA. Allí, los asesores José Luis Dibidino y Raúl Díaz y el gerente industrial Umberto Zan explicaron la situación del sector.
"Para la empresa va a ser un buen año de ventas", definió Dibidino, que explicó que a las fábricas nacionales la demanda las tomó "un poco mal paradas" y agregó que las operaciones que se pueden hacer hoy son con entrega en los primeros meses del año próximo.
Según Zan, el precio del cereal con el de la maquinaria agrícola está en una relación excelente. "Hoy está en el orden del 10 al 15 por ciento por de- bajo de la cantidad de granos que se necesitaba en otro momento para adquirir un equipo."
Díaz, por su parte, vaticinó que puede haber un ciclo ascendente en el mercado de las cosechadoras que puede perdurar bastante en el tiempo. "Indudablemente, la cantidad de máquinas que está requiriendo y que pueda requerir el mercado es mucho más importante que lo que estaba en condiciones de producirse durante este año."
El asesor vislumbra que 2003 va a ser bueno para el campo. "Creo que la industria se va a acomodar de otra manera, y en el caso particular de esta empresa va a estar trabajando con pleno empleo de su capacidad operativa y estamos estudiando medidas que en ese sentido vayan ganando progresivamente, pero con prudencia porque ya conocemos la historia de este mercado." En ese contexto, Díaz explicó que hasta el momento las inversiones de la empresa alcanzan los 700.000 pesos, pero se proyecta llegar a los dos millones de pesos en una primera etapa que incluye ampliación de planta, extensión de todas las naves, la importación de una plegadora de última generación y la conformación de una nueva línea de pintura de partes sueltas.
Al no existir financiación, toda esta inversión es sobre la base de generación de capital propio.
Del 96 al 98, Vassalli Fabril producía unas 200 cosechadoras anuales, pero luego cayó por debajo de las 100. "En marzo pasado comenzamos a recuperar niveles de producción importantes hasta fabricar una cosechadora por día. Este año vamos a estar cerca de las 200 a 250 unidades, para lo cual tuvimos que incrementar el personal en un 20 por ciento (ahora son cerca de 200 personas) y liberamos las horas extras hasta cuatro por día", explicó Zan.
En épocas de recesión recordó que la empresa había achicado el plantel de 170 a 150 personas y redujo el horario de trabajo a cinco horas díarias.
Momento brillante
Muy cerca de allí está División Agrícola Agropecuaria Sociedad Anónima (DASA), fabricantes de silos, mixer, tolvas autodescargables y, desde hace dos semanas, de sembradoras. Su vicepresidente, Osvaldo R. Di Prinzio, estima que la comercialización de cualquiera de los rubros de la maquinaria agrícola "está pasando uno de los momentos más brillantes de los últimos tiempos".
Según el industrial, "el chacarero ha invertido toda la vida: en campos, cosechadoras, sembradoras, camionetas..."
En sembradoras, la empresa comenzó este año, pero proyecta para 2003 fabricar entre 30 y 40 unidades. Si bien las tolvas son un segmento que DASA lo tomó como un complemento de su producción -su fuerte son los silos y ahora, la sembradora-, "en estos momentos hay un mercado muy interesante. "Los 40 equipos que fabricamos los vendimos todos, el 25% en canje por cereal", señaló Di Prinzio.
Crecimiento
En la localidad de Monte Maíz, en el sur de la provincia de Córdoba, está la fábrica de sembradoras Agrometal. "Con la venta de unas 930 máquinas, para nosotros el mercado de sembradoras ha crecido entre un 40 y un 45 por ciento respecto del año anterior que, a su vez ya había sido bueno respecto de 2000, con un aumento del 20 por ciento", dijo Oscar Lattanzi, gerente comercial. Inclusive, la empresa ya tiene vendidas unas cien unidades para el año próximo.
Rosana Negrini, presidente de la empresa, ejemplificó que normalmente, a fines de noviembre, la fábrica deja de producir y comienza el mantenimiento. "Ahora, en cambio, estamos reteniendo a los operarios contratados y estamos trabajando a full. La empresa prácticamente duplicó su personal: de 38 empleados que tenía hasta marzo, pasó ahora a tener 70", dijo.
"Las perspectivas son muy buenas. A mediados de octubre ya teníamos vendidas máquinas para entregar el 20 de diciembre (por ayer). Ahora ya hay pedidos que sólo se entregarán entre febrero y marzo (para granos finos) y entre abril y junio (para los gruesos)", acotó la empresaria.
Lattanzi agregó que el mercado fundamentalmente evolucionó a partir del precio de los granos, "que se transformó en moneda para que el productor pueda adquirir sus bienes. En la mayoría de los casos las operaciones se realizan mediante el canje con soja, tanto disponible como a futuro".
En Granadero Baigorria, en la salida norte de la ciudad de Rosario, la multinacional John Deere fabrica motores para tractores y cosechadoras, además de partes y repuestos, para una amplia línea de implementos, entre ellas, sembradoras.
"Si uno piensa cómo iniciamos este año, obviamente estamos viviendo una etapa donde se muestra una reactivación razonable que es esperanzadora porque los productores han encontrado, gracias a su habilidad para manejarse en estas circunstancias, la posibilidad de mantener la incorporación de tecnología en sus establecimientos de campo", dijo Héctor García, gerente divisional de ventas.
"El nivel de ventas ha mejorado. Pero no nos olvidemos que veníamos de cuatro años de recesión y este último arrancamos desde muy abajo", apuntó.
"Todavía estamos lejos de los niveles históricos, pero lo importante es que se nota una tendencia a la recuperación", apuntó por su parte Alberto Souto, gerente de promoción y ventas.
Un gran cambio
Del otro lado de la ciudad, Enrique Bertini preside la fábrica de sembradoras que lleva su apellido. "Este año hubo un cambio muy grande: primero, la fractura de los bancos; luego, la devaluación, y por último, una buena cosecha, aunque hay que considerar también que las retenciones jugaron en contra".
Bertini observó también que "el año pasado la gente quizá vendía el cereal, lo transformaba en dólares y lo ponía a plazo fijo a una tasa muy interesante del 10 al 15% anual. Hoy eso no sucede. La gente tiene el cereal guardado en silobolsa y cuando lo vende compra insumos, camionetas o maquinaria agrícola".
El industrial agregó que si bien la situación es favorable, no todas son rosas. "Nosotros también perdimos con la financiación comercial que hicimos 1 a 1 que terminamos cobrando este año".
No obstante, Bertini le ve perspectivas a la maquinaria agrícola. "Vamos a trabajar a full. Podríamos llegar a producir 500 máquinas al año. La fábrica tiene 63 empleados y seguramente vamos a incorporar más personal, con pasantías".
Al referirse a las inversiones, concluyó: "Sólo el año pasado pusimos un millón de dólares".
En Colón, provincia de Buenos Aires, se levanta la planta de Industrias Metalúrgicas Cestari SRL, fabricantes de tolvas autodescargables. "En este momento estamos prácticamente trabajando a pleno. Hace dos meses que venimos con mucho trabajo, tratando de atender la demanda", dijo el presidente de la empresa, Juan Fernando Cestari.
Por su parte, su hijo, Néstor Daniel, del departamento comercial, señaló que están con entrega diferida, con 30 días de demora.
Agregó que la situación del hombre de campo mejoró porque "primero, con la pesificación, lo que debía en dólares, lo pagó en pesos, después, lo que cosecha, también es en dólares. Invirtió una situación que en buena hora le tocó al campo, porque es aquí en donde normalmente el Gobierno echa mano".
Por último, Juan F. Cestari dijo que están pensando en ampliar la fábrica "porque ya nos queda chica, pero como en este país la economía es como un pico serrucho -sube y baja- hay que andar con pie de plomo porque uno se entusiasma y allí es donde uno se puede caer y nos puede quedar capacidad ociosa".
Nuevo rumbo
Mano de obra: la mayor parte de las empresas debió ampliar sus planteles, incluso algunos duplicaron el personal y prorrogaron contratos. Además, extendieron las horas extras.
Canje: este año cobró fuerza el canje, fundamentalmente con soja por maquinaria agrícola, algunos lo hacen en forma total y otros en un porcentaje.
Bancos: la ruptura del circuito financiero fue un factor más de aliento para que el productor agropecuario intensifique sus inversiones en tecnología.
Ampliación: muchos industriales piensan en ampliar la capacidad instalada para poder satisfacer la demanda.
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