Todas las expectativas están puestas ahora en una reapertura, el próximo 15; sin embargo, persisten muchos interrogantes
Hace no mucho tiempo, Federico Galligo abrigaba grandes esperanzas de sacar algún rédito con la ganadería. Sucede que en la ecuación de este productor de 760 hectáreas en América, provincia de Buenos Aires, la agricultura casi no entra. La inundación sepultó hace tiempo esa ilusión y, en cambio, las vacas -con buenos precios y fuerte demanda hasta marzo último- aparecían como la variable más inteligente. Pero el abrupto cierre de los mercados externos para las carnes argentinas como el de la Unión Europea (el principal, por 460 millones al año), la posterior caída de los precios de la hacienda y la imposibilidad de colocar a un valor razonable su producción lo colocaron al límite del colapso.
El de Galligo es uno de los tantos casos de productores que apostaron a la producción ganadera y fueron perjudicados por el cierre de los mercados externos a las carnes argentinas tras la escandalosa reaparición de la fiebre aftosa.
En tanto, la industria frigorífica lleva perdidos en poco menos de 10 meses más de 400 millones de dólares. Se cerraron fábricas y miles de trabajadores fueron despedidos o suspendidos.
Qué pasó
En este contexto, la reciente postergación de la reapertura del mercado europeo, el 18 último, estuvo coronada por una serie de condimentos políticos y técnicos variopintos. Una carta incendiaria y la falta de apoyo político, las objeciones de la misión técnica y las negociaciones que llevaron adelante sectores privados con Chile.
Hasta los primeros días de la semana pasada, según dijo el ex secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación Marcelo Regúnaga, el plazo quedó fijado para el 15 de enero próximo.
"No hemos recibido ningún indicio de que no se abrirá", dijo Regúnaga a LA NACION, tras haber sostenido una conversación con el jefe del Comité Veterinario de la UE, Cecci Lang. "Me dijo -sostuvo el ex funcionario- que no creía oportuno tratar la situación argentina en forma oral, sin tener el informe escrito porque algún país de la UE podría objetarlo".
Claro, muchos protagonistas de las negociaciones especulaban con un tratamiento rápido similar al de Uruguay. Pero, tras la inspección sanitaria de la misión, quedó sentado que pese a los buenos augurios el trámite iba a ser distinto. ¿Causas? Hay varias incógnitas aunque diferentes analistas consultados concuerdan en las desfavorables condiciones del país luego del ruinoso ocultamiento de la real situación durante el año último y la demora en ciertos aspectos técnicos, como la segunda etapa de vacunación de todo el rodeo nacional.
El presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentario (Senasa) -que al cierre de esta edición no había renunciado- detalló que durante su viaje a Bruselas, la semana pasada, para presentar las garantías adicionales solicitadas, chocó con otra realidad.
"Se entregaron las preguntas a las consultas que se habían pedido, pero entendían que además del caso argentino tenían otras prioridades, como la inclusión en el bloque de los países del Este europeo", explicó Cané al tiempo que agregó: "Nuestro caso está bastante alejado de sus angustias". Entre las principales observaciones de la UE al plan de lucha contra la enfermedad, aparecía la demora en la inoculación del ganado y la falta de pruebas serológicas.
Los europeos también continúan objetando las razones de por qué en la Argentina no se ha vacunado el ganado ovino y porcino -susceptibles al virus-. Por su parte, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Enrique Crotto, alberga ciertas reservas sobre una reanudación de las exportaciones, a partir de febrero próximo. "Descreo de que el 15 de enero próximo sea tratado. Fue una pésima gestión y la estamos pagando nosotros; los bolsillos son nuestros y los viajes de ellos", ironizó parafraseando tangencialmente al poeta y cantor Atahualpa Yupanqui.
Detrás del telón de fondo de toda esta larga negociación y la visita sanitaria de la UE, ocurrieron cosas pequeñas pero decisivas. Por ejemplo, desde la Sociedad Rural de Coronel Suárez, pudo saberse, surgió una carta dirigida a la embajada de Alemania en la cual se detallaron en profundidad los acontecimientos pasados y presentes.
"Creemos que el contacto -dice la carta dirigida a la misión europea- debe realizarse por doble vía, una en el Senasa y otra en las fuentes; en este caso en las Sociedades Rurales del interior y sus fundaciones, donde encontrarán sin ocultamiento la realidad de las vacunaciones efectuadas".
En el seno de la cartera de Agricultura y el Senasa, esta curiosa misiva fue tomada como poco menos que una traición. Pero, según el titular de Confederaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Dardo Chiesa, era nada menos que una impresión bastante acertada de la realidad.
Como si fuera poco, según fuentes calificadas, el viaje de Cané a Bruselas para participar, entre otras cosas, de un congreso sobre fiebre aftosa no habría logrado el esperado apoyo político del embajador ante la Unión Europea y la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Lavagna.
"La presión política hubiese agregado elementos para que el tema fuese tratado de manera oral, pero al parecer el embajador tenía otra agenda prioritaria", dijo una alta fuente del Senasa.