De buena fuente. Lenta negociación en el mercado de alquileres agrícolas
"¿Cuándo vamos a hablar de la renovación del alquiler?", le preguntó el propietario de un campo de Rojas al arrendatario con quien trabaja desde hace varios años. La pregunta fue respondida con un "en cuanto termine la cosecha; tengo que hacer bien las cuentas", de manera evasiva.
Sucede que el mercado de alquileres está muy tranquilo todavía. "Otros años, para esta fecha, había más negocios concertados", afirma Cristian Beláustegui, de Compañía Argentina de Tierras.
En 2010 las decisiones se van demorando como consecuencia de varios factores, entre los que sobresale la incertidumbre política y económica. También influye que gran parte de la cosecha de soja aún esté sometida a los avatares del clima, por más que los pronósticos sean más alentadores que los de unas semanas atrás.
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Pero hay otros factores que explican la tranquilidad del mercado: por el lado de la demanda, hay algunos arrendatarios que cosecharon 5 quintales de soja por hectárea el año pasado y deben pagar el 70-80% del alquiler de la campaña 2008/09 que no pudieron cancelar por la sequía y el 100% de la 2009/10. "Tendrán que concretar fuertes pagos en los próximos días y están muy prudentes hasta ponerse al día. Otros casos de cautela empresaria se dan en los campos inundados del sur de Córdoba y Santa Fe, con pérdida total o parcial de la cosecha", apuntó un asesor de Rufino.
Otra razón de la lentitud de los negocios se vincula con la excesiva presión fiscal que soportan los agricultores argentinos, que determinó que quienes alcanzan cierta escala se vuelquen a países vecinos sin retenciones ni intervención en los mercados.
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Por el lado de la oferta, algunos propietarios de campos de mediana calidad vuelven a ofrecerlos para ganadería, en kilos de carne por hectárea, luego de tres años de fracasos agrícolas. "La nueva renta ganadera, si se desarrollan planteos intensificados, puede competir con la agrícola en campos flojos", apuntó el técnico.
Simultáneamente, "algunos campos ganaderos arrendados por inversores se están desocupando", afirmó Beláustegui. Es el caso de capitalistas que entraron en el negocio en años anteriores, engordaron sus animales y capturaron la suba del precio de la hacienda de 2010. "Como es poco probable que ocurran aumentos importantes de precios a partir de los valores actuales, toman ganancias y salen del negocio buscando otros rubros", concluyó.