A pesar de todo habría cosecha récord
Fue el año de las ilusiones perdidas. Al principio, parecía que todo iba a andar bien. Que los augurios de un feliz y próspero 2001 podían llegar a cumplirse. Por ello, todos se arremangaron para trabajar con entusiasmo. No contaron con que Mandinga ya movía los hilos para el surgimiento de imprevisibles calamidades.
El primer golpe a la esperanza ya había sobrevenido en agosto de 2000, con el supuesto ingreso en la provincia de Formosa de un grupo de 10 animales infectados con aftosa.
De buenas a primeras, la ganadería argentina se encontraba, sin esperarlo, con un enemigo temible y difícil de combatir ya que, suprimida la vacunación obligatoria, se había desmontado todo el aparato de lucha contra un virus que, para peor, se expandía como reguero de pólvora por todo el territorio.
Antonio Berhongaray, ex titular de la cartera de Agricultura, repetía a quienes quisieran oírlo que la Argentina no había perdido un ápice de su condición de país libre de aftosa sin vacunación. En esa negación, lo acompañaba con fervor el entonces titular del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) Víctor Machinea. "No hay aftosa en la Argentina", decían. Olvidaban mencionar que, en esos mismos momentos, el Senasa vacunaba en todas partes en forma clandestina.
Más tarde, el siguiente secretario de Agricultura, Marcelo Regúnaga, admitió que la aftosa "es un problema serio", lo que sirvió para crear nuevos y efectivos controles sanitarios. Lo traumático de todo eso se tornó visible cuando -hecho inusitado en la historia- se dispuso que no hubiera ganado bovino en la exposición anual de Palermo.
Cuando empezaban todos a reponerse del shock aftósico, otra calamidad venía a sacudir el sector. Lluvias incesantes que anegaron distintas áreas de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa, provocando copiosas pérdidas en cultivos, haciendas y tambos. Según precisó el ministro de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Haroldo Lebed, detalló que las pérdidas en el sector agropecuario bonaerense provocadas por las inundaciones y los problemas hídricos llegan a los 700.000.000 de pesos.
En medio de todo, algo positivo:a pesar de lo tardío de la siembra de granos gruesos, podrían cumplirse las estimaciones de un volumen récord para la campaña de 71 millones de toneladas. Claro que estos resultados se hallan supeditados al comportamiento climático.
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