Inversiones: las tierras destinadas a cultivo continuarán siendo la vedette. Los campos, con precios estabilizados
Los valores de los establecimientos destinados a la agricultura llegaron a un precio histórico después de bruscas bajas y alzas; la demanda decayó a partir de mayo, pero persiste el optimismo entre los operadores
Desde 2002 hasta la fecha, la venta y los precios de los campos tuvieron su pequeña gran historia. En tan sólo dos años y medio los precios y la demanda pasaron de un extremo a otro y terminaron con signos sumamente positivos. Hoy se observa que el mercado encontró una estabilización que los analistas entienden que es favorable para el desarrollo del sector.
¿Que fue lo que pasó en este tiempo? Mariano Maurette, encargado de la sección campos de la firma Alzaga Unzué y Cía SA, hizo un análisis de lo ocurrido.
A comienzos de 2002, con la salida de la convertibilidad, la pesificación de la economía y el default en que ingresó el país, hubo una inmediata repercusión, a la baja, en los valores de todo lo que se cotizaba en dólares. Los campos y las propiedades fueron un claro ejemplo de ello.
Esa baja se cuantificó al principio, en forma muy estimada, entre un 20 a un 35% y se acrecentó hacia mitad de año; en junio se hablaba ya de un 40 a un 50%. Pero a partir de julio y principalmente en agosto, la situación comenzó a revertirse, porque se empezó a notar que el agro se fortalecía después de la pesificación y el aumento internacional de los precios de los granos.
Así, de una manera media rápida y dinámica los precios se recuperaron, a tal punto, que a fines de 2000 ya se hablaba prácticamente de los mismos valores previos a la debacle económica. En tan sólo un año el sector se repuso y Maurette destacó como atípica la velocidad en que se dieron las cosas, porque la dinámica de los precios de los campos suele ser históricamente lenta.
Hubo, entonces, una abrupta baja y una abrupta recuperación para llegar a 2003 muy bien posicionado el sector con cada vez menos campos en venta (la cancelación de deudas por la pesificación y la devaluación fue significativa y, entonces, el productor no se vio obligado a vender). Además, el campo volvía a ser un buen negocio. Arrancó 2003 con un ascenso constante de precios, no importantísimo, pero si sostenido a lo largo de todo el año y con una oferta muy reducida en la que mucho tuvo que ver los altos precios de la soja.
Se llega a 2004 y hasta mayo y por inercia hubo una suba del orden del 10% ; después empieza otro momento particular. Maurette considera que desde mitad de mayo el mercado comenzó a tranquilizarse bastante y la lectura que hace pasa, en parte, por la baja de la soja.
No obstante, también le da mucha importancia a los roces políticos dentro del partido gobernante, a la crisis energética y a la renegociación de la deuda. Todos, temas vitales. El país ingresa en una etapa de definiciones y eso frena, muchas veces, la decisión final de grandes inversiones.
De cualquier manera y más aun después de la crisis bancaria, al argentino le gusta invertir en campos. Hay conciencia de que el que ingresa ahora lo hace con valores altos, sin embargo, muchos continúan pensando en ello ¿Por qué? porque se considera que los precios de los granos seguirán siendo altos en el futuro; porque el campo continúa y continuará siendo negocio y porque la curva de siembra es ascendente. "La tierra invita a entrar, los valores pueden llegar a bajar un poco, pero a tasas internacionales el inversor va a estar cubierto y estamos hablando fuera de un contexto de cortoplacismo", agregó Maurette.
Estimaciones
¿Que valores se manejan en estos momentos? El especialista estima que en la zona núcleo sojera- maicera (norte de Buenos Aires, sur de santa Fe), con criterio conservador se puede hablar de US$ 5000 la hectárea más-menos un 10%. Se llegó a operar en US$ 6000 la hectárea, pero hoy Maurette cree que la cifra se puede estirar a US$ 5500 la hectárea. Son buenos valores y superiores a los que se pagaban en 1996-1997 (años de boom de precios agrícolas); por lo tanto se los considera históricos y se destaca el firme impulso de la agricultura.
Respecto de la ganadería, un campo en la cuenca del Salado se ubica en torno de los US$ 700 la hectárea. Los hay de 1000 y también de 500-600.
Al oeste de Buenos Aires, zona de invernada (Pehuajó, América, Trenque Lauquen), se puede hablar de US$ 2000 , 2200 y hasta 2500 la hectárea.
Además, por el desplazamiento de la ganadería, el gran productor (aquél que cuenta con 1000 a 2000 vientres para arriba), está mirando zonas marginales o no convencionales, y lo hace dirigiéndose casi siempre al Norte (Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Salta y Corrientes). Se están descubriendo campos muy interesantes en los que el nuevo "colonizador" instrumenta una tecnología que antes no se aplicaba (por ejemplo, siembran gatton panic, incrementan la receptividad, etcétera). Por estos campos se están pagando, según las zonas, entre US$ 100 a 150 dólares la hectárea y a ese importe le agregan otra cifra similar en mejoras, de manera que quedan campos semidesmontados y muy pastosos (el gatton panic ha demostrado ser una pastura subtropical muy buena). "Son zonas riesgosas para la agricultura que están dando muy buenos resultados en ganadería", agregó Maurette.
Arrendamientos
Contrariamente a lo que muchos piensan, Roberto Frenkel Santillan, de Bullrich Campos S.A. no cree que en el futuro todos los propietarios que ahora arriendan pasen a ser sólo "dueños de tierras". Considera que cuando haya "un modelo", automáticamente la gran mayoría de la gente que tenga escala va a volver a producir, a hacer su propia agricultura y les va a ir bien, pero tendrán que tener escala y, además, deberán contar con un modelo estable, sin baches y en el que no encuentren problemas financieros o económicos.
Además, esa "reconversión" tendrá como base una renta estable como la que ya se está dando en estos últimos dos años.
Frenkel Santillán sostiene que hoy prácticamente el campo no tiene deudas y que en el contexto "macro" ya sólo ve inversiones.
Para el especialista los precios subieron, pero ahora están estables. No cree ver una tendencia a la baja, sino que, por el contrario considera que se mantendrán estabilizados en los valores actuales.
Entiende que los precios están tomando todo lo que son las "relaciones". La estampida hace que no se manejen relaciones entre un campo u otro o entre una zona u otra. A medida que se empiezan a estabilizar se comienzan a guardar las relaciones de productividad, de renta o de valor inmobiliario.
"Que el mercado se estabilice es muy bueno porque aquél que pide de más no vende. La gente ya sabe de qué se trata y si alguien pide 6500 dólares por hectárea en Venado Tuerto, no va a vender. Es así de fácil y, además, se está transparentando el mercado, en el que se facilitan las transacciones y el propietario sabe qué es lo que tiene y con que plata puede contar", expresó Frenkel Santillán.
En cuanto a la meseta en que se ubica la demanda, el especialista considera que no es por la baja del precio de la soja. Coincide con Maurette, en cambio, que son los "ruidos" económicos y políticos los que afectan las inversiones.
"Yo creo que es un tema que pasa estrictamente por la inestabilidad. El inversor no es argentino ni extranjero. Es uno. No importa dónde haya nacido. Hablar de inversor extranjero es un error conceptual, porque el inversor es inversor, sea argentino o extranjero, y el mensaje debe ser el mismo. Se reclaman señales claras (que va a pasar con las retenciones, con la deuda externa, con las internas políticas, etcétera), que hoy no se observan", dijo el especialista.
Agregó que se requiere un plan estratégico de largo plazo , "el inversor es lo más cobarde que hay y si observa ruidos e inestabilidades espera hasta que aclare. Esto no es nuevo. Es algo absolutamente histórico".
En esa línea, desechó que la meseta se debiera a que hoy la soja vale 587 pesos la tonelada, contra 700 pesos de unos poquitos días. "Yo digo, siguiendo las estadísticas, que 587 pesos es buena plata, acá y siempre. Si a los productores se les dice me firman por 587 pesos a 2 o 3 años, seguramente firman todos".
¿De dónde viene la plata? Es muy dificil decirlo, hay gente que está repatriando capitales y hay otros que compran en función de que el campo es un buen negocio. Hay otra cosa muy cierta que aún no se ha dicho mucho. En la Argentina, como se sabe, pasó de todo en materia de economía y de ruptura de contratos, "pero el valor jurídico de la propiedad se mantuvo siempre preservado".
Tema valioso
Ese es un tema valioso y a eso se le suma que el campo es un inmueble que siempre ha competido contra la tasa internacional y hoy la rentabilidad del campo mejora por lejos esa tasa. Y tiene otra ventaja, es un activo palpable y no un activo líquido o un papel que un día desaparece por acciones de otras variables que el propietario de esos papeles no puede dominar.
"El campo es un refugio de capital y además si se mira la renta como tenedor está en el orden del 3% teniendo en cuenta la inflación norteamericana, y hoy a eso hay que sumarle la rentabilidad real, la del día a día, la operativa, la de la soja, con lo que si se suma todo se alcanza una muy buena renta. Es cierto que estamos en niveles altos, pero aunque algunos digan que hoy no es momento para comprar campos, yo pregunto ¿qué otro producto ofrece una seguridad y una renta (del orden del 7% anual) que además sufre el 20% de retenciones", enfatizó Frenkel Santillán. Agregó que hoy lo que es histórico es la rentabilidad que se está manteniendo durante varios años a muy buenos niveles y un valor de la tierra que se esta estabilizando en niveles altos.
"Hoy la estrella es la agricultura y va a ser rentable por muy largo tiempo. La Argentina tecnológicamente está muy bien posicionada. Los niveles de rentabilidad y de producción del país son comparables con los de los mejores productores del mundo. Hay campos muy bien trabajados, hay empuje y hay conciencia. El productor no es un suicida, hoy no puede gambetear estos precios de la soja, pero estoy seguro que tiene un plan B para cuándo sea necesario aplicarlo. La sustentabilidad no está en riesgo, es un cuento para intentar intervenir en las decisiones del propietario, lo que es un verdadero disparate", finalizó Frenkel Santillán.
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