En el sector agropecuario. Los granos, signados por los precios
Por Héctor Müller
Los granos parecen escapar a las generales de la ley en cuanto a exportación de productos se refiere.
Como consecuencia de la crisis financiera internacional, los envíos al exterior por todo concepto disminuyeron en julio último un 2 por ciento comparado con el mismo mes de 1997. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), por efecto de las devaluaciones, las ventas al sudeste asiático se redujeron en este año un 46 por ciento, a China 15 por ciento y a Corea 60 por ciento.
Sin embargo, los granos, con excepción del trigo, se diferencian del resto de los commodities, mantienen un buen ritmo de embarques y no se prevén inconvenientes en la colocación de los saldos exportables. Eso sí, como se sabe, el talón de Aquiles continúa pasando por los precios.
"La principal influencia de la crisis asiática en los mercados de commodities recae sobre los precios, pero no sobre el volumen comercializado. La crisis es financiera y, por lo tanto, produce una caída en el poder adquisitivo de los principales países importadores, pero no provoca una disminución general de la demanda", dijo Adrián Seltzer, analista de Agri-PAC Consultores.
Y los hechos lo demuestran. En maíz se esperan exportaciones récords e incluso superiores a las del año pasado, porque la Argentina ganó mercados que cedieron los Estados Unidos por una mala calidad de su producto. En harina de soja se anotará 1 millón de toneladas más que el año último y en aceites se enviarán al exterior 150.000 toneladas más.
El trigo, "muy politizado" según los analistas, dejará, por primera vez en su historia, entre 800.000 y 1.000.000 de toneladas de stock para el año próximo que, se descuenta, se ubicará sin inconvenientes debido a que se espera una menor producción a nivel mundial del 2,1 por ciento, mientras que el consumo se proyecta con un crecimiento cercano al 3 por ciento.
Pero, ahora, con las buenas cosechas en los Estados Unidos y en Europa nos encontramos ante una oferta mundial que creció y una demanda en baja que, se reitera, deteriora los precios.
Ante esta situación, y con la mira en la actual campaña, las decisiones ya se han tomado. La siembra de trigo disminuirá en el país cerca del 16 por ciento. La de maíz lo hará entre un 5 a un 6 por ciento y la de soja entre un 1 y un 3 por ciento.
Se considera que el área con girasol aumentará entre un 10 y un 15 por ciento. Recientemente, un analista de los Estados Unidos estimó que la siembra de girasol era la que representaba el mejor retorno para los productores argentinos, seguido por la soja y luego por el maíz. Se calcula que la superficie dedicada a girasol crecerá a 4 millones de hectáreas con una producción probable de 6,5 millones de toneladas.
Dentro de este panorama de siembras, la preocupación sigue acompañando a los analistas cuando dirigen sus miradas hacia el año que se aproxima. La crisis mundial no cede y las consecuencias más directas ya se observan: abrupta y fuerte suba de las tasas de interés, cancelación de créditos y paralización de proyectos de inversión.
Las empresas no se endeudan. La consigna del momento es la prudencia y la cautela. La planificación y los presupuestos cobran mayor vigencia que nunca. Históricamente hablando, los precios son iguales a los de 10 años atrás. Se estima que difícilmente bajen más; sin embargo, como dijo un muy experimentado operador, no hay que olvidar en ningún momento que los mercados no tienen techo, pero tampoco tienen piso.
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