Soy asesor técnico en Agroestudio Viento Sur SRL (socio de la Regional Necochea de Aapresid y de Aappce), desde donde venimos trabajando hace 13 años para lograr un mejor manejo de cultivos. El objetivo es claro, lograr un mayor rinde y una mayor calidad de cultivo, cuidando el recurso suelo y el ambiente en general, minimizando los costos y optimizando los márgenes. Para esto uno de los pilares es el monitoreo, tan nombrado pero pocas veces interpretado y realizado como corresponde.
¿De qué hablamos cuando hablamos de monitoreo? La definición de manual dice que el monitoreo es la labor destinada a estimar y registrar la abundancia y la distribución de las plagas y de sus enemigos naturales a través de muestreos periódicos. Y en la práctica, ¿cómo llevamos adelante un monitoreo? El primer paso se llama conocimiento y es tener una base de información sobre el cultivo que vamos a visitar, saber qué malezas, plagas y enfermedades pueden afectarlo; si hay información de la biología de estas adversidades; de la relación planta-plaga para ver en qué momentos es más susceptible, y si hay umbrales de acción desarrollados. Además, tener la información de producción, del ambiente y del manejo previo del cultivo y conocer los insectos benéficos que nos pueden ayudar a defendernos.
Con todo esto avanzamos hacia el diagnóstico y podemos planificar la visita al lote con un protocolo de qué deberíamos estar buscando y de cómo medirlo, si tenemos que cuantificar incidencia, severidad, daño, número de individuos por planta o por metro, qué herramientas debemos utilizar (por ejemplo el paño vertical en soja), cuántas repeticiones (mediciones) debemos hacer, en qué zonas del lote y cómo podemos interpretar luego todo esto.
Un detalle importante a resaltar es que además de cumplir el plan de la visita debemos tener los ojos y la cabeza abiertos para descubrir situaciones inesperadas y encontrar soluciones innovadoras. Una vez que avanzamos con todo esto tenemos que registrar lo medido, en papel, con una app (nosotros estamos utilizando la app desarrollada por Aappce y Auravant) o como sea, pero lo importante de registrar es que nos vaya quedando la historia clínica de los lotes para tomar mejores decisiones y para entender qué pasó.
Este tema de registrar es muy importante, ya que en el caso de que una plaga se esté acercando al umbral de acción no es lo mismo si esa población está estable y el daño no ha aumentado, que si la población se ha duplicado en los últimos días o si el daño ha aumentado de forma importante, lo que llamamos "ver la película y no solamente la foto".
Una vez que tenemos el diagnóstico basado en información de calidad debemos conocer de qué tipo de productos disponemos para realizar el control. Esto es muy importante porque hay productos que son más preventivos, otros más curativos; químicos de síntesis o biológicos; con mayor o menor residualidad; con distinto grado de afectación a humanos, insectos benéficos y al ambiente (siempre eligiendo los más inocuos). En función de esto resolvemos si tenemos que realizar un control químico. Acá hay un punto a resaltar y es que más del 75% de las veces que visitamos un lote se toma la decisión de no realizar un control químico. Para cerrar el círculo y sobre la base de todo lo anterior se planifica la próxima visita.
En la actualidad, en el sudeste de Buenos Aires estamos evaluando los niveles de enfermedades e isoca medidora en girasol, roya en maíz y enfermedades, isoca medidora y bolillera en soja. Por ahora solo se ha tomado la decisión de realizar un control químico en el 1% de los lotes por isoca medidora o bolillera en soja. Las malezas ya están controladas y se está realizando algún "rescate" puntual por nabolza o yuyo colorado.
Recordemos que lo importante es ir a los lotes para poder sostener la decisión de no realizar controles químicos a menos que sea necesario, ya que, como nos dicen nuestros hijos, somos los "doctores de las plantas" y, por eso, debemos aplicar más agronomía por hectárea.