El año 2019 pinta mejor que 2018 para los ganaderos argentinos si se consideran las siguientes tendencias: los pronósticos climáticos son favorables y permitirán asegurar una muy buena oferta forrajera; la gran producción de maíz que se espera el próximo otoño-invierno mantendría a raya los precios y permitiría emplearlo en mayor proporción en los planteos ganaderos que en 2018.
Además, la exportación muestra un comportamiento claramente expansivo y seguirá creciendo partir de los nuevos protocolos y habilitaciones que se han concretado recientemente. Estos factores permitirán una recuperación de los precios ganaderos en términos reales a lo largo de 2019.
No obstante, en el horizonte del ganadero también hay algunos factores negativos: el principal es la caída del poder adquisitivo del consumidor doméstico, una condición que se mantendría durante el año próximo. También se observa un incremento de la faena de hembras y un desplazamiento de un porcentaje de la superficie ganadera hacia la agricultura, por su mayor rentabilidad.
Los conceptos anteriores fueron expuestos en el Outlook Ganadero organizado esta semana por los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) en su sede capitalina.
"La temperatura del océano Pacífico se encuentra por encima de los valores normales en la superficie y en profundidad, lo que asegura el desarrollo de un fenómeno El Niño en los próximos meses", adelantó en la reunión María de los Milagros Skansi, jefa del departamento de Climatología del Servicio Meteorológico Nacional.
No obstante, aclaró que "El Niño que se manifiesta es el más tardío de toda la serie; recién en septiembre-octubre se midieron valores anormales de temperatura del agua y recién en diciembre hubo señales de acoplamiento entre el agua y la atmósfera, representadas por alta humedad ambiente, nubosidad y lluvias frecuentes".
A partir de esta realidad, y de pronósticos de servicios meteorológicos de distintos países que otorgan altas chances de ocurrencia de El Niño, Skansi espera precipitaciones superiores a lo normal en el centro y sur del Litoral, Córdoba, este de La Pampa y noreste de Río Negro. También se verán beneficiadas con lluvias normales o superiores a lo normal las provincias de Cuyo y Neuquén, mientras que el NOA recibirá aportes normales o inferiores a lo normal.
Las temperaturas estivales pueden ser normales a inferiores a lo normal en casi todo el territorio nacional excepto en el NOA, donde se esperan registros por encima de lo normal.
La actividad ganadera tendrá como marco macroeconómico una inflación que disminuirá lentamente en 2019, con 28,6% anual, y tasas que también bajarán lentamente para evitar la suba del dólar.
Según informó Santiago Giraud, técnico del área de Economía de CREA, 2018 terminará con un déficit fiscal de 1,2% del PBI, significativamente menor a la meta proyectada inicialmente de 2,7%, lo que refleja un paulatino ordenamiento de la economía.
Maíz más accesible
El maíz es un insumo clave para la alimentación de la hacienda, que pudo usarse poco en 2018 por su alto precio relativo vs el valor del novillo. Esta realidad puede mejorar del año que viene porque se espera un abundante producción interna.
Según apuntó Santiago Tiscornia, otro técnico de la entidad, los productores que lo incluyan en sus sistemas de producción en 2019 deberían aprovechar la estacionalidad de precios: a partir del mes de junio tiende a bajar por el ingreso del maíz tardío argentino y del grano producido por la safrinha brasileña. También deberían considerar el desarrollo de la siembra en Estados Unidos.
Quienes quieran asegurarse la provisión del cereal para el año próximo, tienen la posibilidad de realizar coberturas con los mercados a término de granos y en el Rofex, algo a lo que no están acostumbrados los ganaderos. Con esas herramientas "pueden asegurarse un precio de un 6090$/t para enero; de 6500$/t para abril; de 6800 para julio y 7140 para septiembre", calculó Tiscornia.
La pregunta del millón que flotó a lo largo del Outlook fue cuál será el precio del ganado a lo largo de 2019. De acuerdo con un modelo utilizado por CREA, que considera principalmente la faena prevista, fluctuaría de 41 a 50$/kg para el novillito, en moneda de hoy. No obstante, José Lizzi, líder de Ganadería de la institución, condicionó esos valores a la evolución del tipo de cambio, al poder adquisitivo de la población y a las expectativas del negocio, entre otros factores.
"El poder de compra del consumidor interno está afectado, pero también está atrasado el valor de la carne", consideró Lizzi. "Con una faena similar a la de 2018, una exportación pujante y un tipo de cambio alto, los precios del novillito y del novillo deberían recuperarse respecto de la inflación", vaticinó.
Para justificar su pronóstico dijo que "los precios del novillito, en moneda constante, estuvieron cerca de su mínimo histórico en noviembre de este año". Los precios de las vacas especiales y buenas, en cambio, se ubicaron por encima de los valores históricos gracias a la demanda china.
Más allá de las estimaciones de precios, el técnico adelantó que es previsible una disminución de los encierres con grano en la recría y un aumento en los de terminación. También espera un incremento del peso de salida de los animales por la gran disponibilidad de pasto actual, que continuaría el año próximo, y por la tracción de la exportación. El consumo interno podría demandar 53,6 kilos por habitante y por año.
Un mundo ávido de carne
"Las exportaciones de carnes se duplicaron en el mundo desde 2000 la actualidad", aseveró Matías Bodini, técnico del área de Ganadería de CREA al trazar un panorama del mercado internacional del producto.
Los principales países importadores son Estados Unidos, Canadá, México, China, Corea del sur, Japón, Rusia, Unión Europea y Egipto. Estos países explican el 77% de las importaciones de carne vacuna.
Para la Argentina, China es la vedette. "Es el segundo importador del mundo, con ocho millones de toneladas y un consumo promedio de cinco kilos por habitante y por año", aseveró Bodini. El gigante asiático compra principalmente en Brasil, Uruguay y la Argentina, aunque también importa desde Australia. El 98% del producto demandado es carne congelada para olla y albóndigas, pero se prevé que se agregarán cortes de mayor calidad próximamente, demandados por familias con mayores ingresos anuales.
Recientemente se abrió el mercado de Estados Unidos, el mayor consumidor de carne del mundo, con altísimas exigencias para ingresar. El 80% del consumo de carne es para hamburguesas; por esa razón importa trimmings y recortes del cuarto delantero, que son abastecidos principalmente por Australia y México. La apertura de este exigente mercado permitirá negociar el ingreso de la Argentina a otros de similares requisitos.
Cómo será el panorama ganadero de 2019
Reverdecer
Luego de muchos años de retroceso, la Argentina está volviendo ser protagonista en el comercio mundial de carne, un lugar que nunca debió haber perdido en manos de países con menor tradición pecuaria. Las trabas al comercio externo le hicieron retroceder posiciones al país.
Nuevos acuerdos
Para seguir creciendo en exportación de carnes, más allá de la situación puntual del tipo de cambio, el desafío pasa por generar acuerdos comerciales "gana-gana" con los países importadores, como los que tienen actualmente otros países exportadores.
Diversificación
Nuevos acuerdos comerciales permitirían alejarse de la dependencia que supone operar principalmente con un país muy poderoso, como China en la actualidad, que puede decidir unilateralmente cesar las importaciones, como procedió con la soja norteamericana.
Consumo
La Argentina tiene que producir carne vacuna a precios competitivos. En el pasado, el consumo interno superaba los 80 kilos por habitante y por año, frente a demandas poco relevantes de pollo y cerdo, de menor costo. Hoy el primero descendió al intervalo 50-60 kilos por habitante.
Precisión
La ganadería es una actividad de largo plazo. Hay que hacer bien los cálculos de ingresos y costos de cada planteo y producir eficientemente, aun cuando mejoren los precios en 2019, sin distraerse de más con los "ruidos" externos de la macroeconomía y de la política.