Cuando hablamos del campo no debemos olvidar que a fines del siglo XIX una parte de la producción llegaba desde la misma ciudad de Buenos Aires o de lo que hoy llamamos conurbano. Las chacras que rodeaban la capital, algunas pertenecientes a familias desde tiempo inmemorial, como lo estudió nuestro amigo recientemente fallecido Arnaldo Cunietti Ferrando, si bien en algunos casos fueron loteadas para dar orígenes a muchos barrios porteños, conservaron en poder de la familia el casco, donde los tambos y las majadas de ovejas, más alguna quesería, producían insumos para atender, en parte, las necesidades de la ciudad.
Personajes característicos continuaban recorriendo las calles, como el lechero de a caballo, cuya estampa pasó a la posteridad en las famosas acuarelas de Emeric Essex Vidal de 1819. Sin embargo, también hacia fines del siglo XIX, se destacaba la presencia de, en muchos casos, inmigrantes vascos, cuyas imágenes se conservan como documento en las fotografías.
Se cumplieron el 31 de agosto último los 130 años de la llegada a Buenos Aires de Samuel Paul Rimathé, según declaró "suizo, soltero, de 25 años, de religión protestante y de profesión artiste photographe". De inmediato pasó a la legación de su país y se vinculó a la Sociedad Filantrópica Suiza y abrió un local en la calle Sarmiento al 800 bajo el nombre de Fotografía Rimathé.
En un aviso del local describe su variada actividad: "Estudio de retratos, cuadros al lápiz, acuarela, óleo, pastel. Copias de planos, en azul y líneas negras, fotografías arquitectónicas de fábricas, etc. Cualquier trabajo de aficionado se mejora y concluye con esmero y arte. Aumentos platinos. Por liquidación. Gran surtido de vistas del país, a precios reducidos".
En la Sala Guillermo Moores del Museo Mitre, en la calle San Martín 336, ciudad de Buenos Aires, se inauguró recientemente una exposición de obras del artista que retratan a vendedores ambulantes, changarines, obreros, paisanos criollos, habitantes de conventillos porteños y pobladores de las afueras de Buenos Aires.
Una de ellas muestra al lechero montado en un caballo tordillo, a los costados tres grandes tarros y la medida; el jinete sobre un cojinillo, sus piernas van por delante de los tarros, viste pantalón sujetado por una faja y calza alpargatas, camisa, pañuelo al cuello y boina de vasco color oscuro. Otro personaje de boina blanca, distintivo del partido radical, lo tiene quieto para la foto, sujetándolo de una de las riendas.
Otra imagen permite ver el Mercado de Lanas de Constitución, donde cantidades de cueros se apilan, algunos en bolsas, mientras un grupo de personajes, consignatarios y clientes posan para Rimathé.
Esta exposición que configura, además, un homenaje a la figura casi desconocida de Rimathé, permitirá encontrarnos con personajes muy cercanos a las actividades del campo. Vale la pena visitar la muestra a lo largo de estos meses de verano, de lunes a viernes, de 13 a 17.30.
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